“Otro y otro y otro. Dos tiroteos masivos en menos de 24 horas perpetrados por jóvenes blancos estadunidenses; el saldo de ambos es de por lo menos 29 muertos y decenas de heridos. Esto, después de que hace una semana, otro joven blanco asesinó a tres e hirió a 15 en Gilroy, California. Suman 253 tiroteos masivos (definido como casos en los que cuatro o más personas son heridas o mueren por balas), y 32 matanzas por armas de fuego (definido como tres o más fatalidades en un solo incidente) en los 216 días que van del año”.
David Brooks
Enfocado en su cacería de supuestos terroristas en otros países, el Estado estadounidense ha olvidado enfocar la mira hacia un depredador endémico que ha creado en las últimas décadas. Un grupo de americanos que asesina constantemente ocultándose con la bandera de la espontaneidad.
Las Vegas, Nevada, la capital del llamado estado de la plata –The Silver State– donde llegan jugadores de casino de todas partes del mundo. Ciudad que no cesa día y noche, todos los días del año, con la furia de la diversión y el entretenimiento adulto. Sitio donde el sueño americano se derrumba o se alcanza en tan solo una jugada. Lugar donde ocurrió el pasado primero de octubre de 2017 el tiroteo más mortífero acaecido en los Estados Unidos hasta la fecha.
Alrededor de Las Vegas Boulevard, avenida que atraviesa todo el complejo hotelero conocido como The Strip, se observan vallas en los paraderos que dicen: “See something, say somenthing” (“Si ves algo, di algo”), motivando la denuncia ante acciones sospechosas. Si llamas al 311, canal oficial de la policía, en tres minutos estarán en el lugar donde estés, me dijo una vez Darcy Von Paradise**, cantinera y bailarina de un bar en el centro de la ciudad.
Entonces, ¿por qué el primer equipo del Swat de la Policía Metropolitana de Las Vegas llegó 1 hora 4 minutos tarde al tiroteo del primero de octubre de 2017?, le respondí a Darcy cuando íbamos de regreso al hostal donde nos hospedamos. No puedo hablar de eso, contestó cortante.
Narcisistas por excelencia
Una operación calculada al detalle por un ludópata con más de 25 años de experiencia en las apuestas, detallista, preocupado por no dejar el menor margen de error para su juego final. Como en la partida de dados, donde quien los lanza es llamado el “shooter” –el tirador–, Stephen Craig Paddock habría contemplado cada movimiento para que en la noche del 1 de octubre de 2017 el azar no interfiriera en su contra al disparar sus ráfagas sobre un blanco de 20.000 asistentes al concierto Route 91 Harvest Music Festival. El saldo de su acción, 58 muertos y más de 400 heridos1, indica que no erró.
De 64 años de edad, americano, raza caucásica, 1.85 de altura y 101 kilos de peso, Stephen Paddock, vestido de negro ingresó un 25 de septiembre de 2017 en su carro Mizayu Sushi al parqueadero del Hotel Mandalay Bay, parte del grupo hotelero MGM Resorts, propietario de más de 16 hoteles en la ciudad. Ingresó ese día con cinco maletas negras, pero solicitó hacerlo por el ascensor de empleados y no por el de huéspedes, una petición poco común entre los clientes de alto nivel, como él2.
Un personaje extraño en su vida cotidiana, individualista. No soportaba tener a mujeres perfumadas y con lápiz labial porque le provocaba alergia. Al brindar un saludo con su mano se preocupaba por tener guantes de algodón, para evitar contagios y, los doctores le encontraron un desequilibrio químico según declaró el informe final3. Pero ¿cómo este sujeto sí soportaba los penetrantes olores químicos acumulados en los baños de hoteles o la asfixiante mezcla entre perfumes, colonias, tabaco y humo de cigarrillo electrónico que abunda en los casinos?
¿Semejanza? Adam Lazan, victimario del tiroteo en la escuela Sandy Hook en 2012, era hipersensible a la luz, sufria de alucinaciones olfativas, percibia olores inexistentes, pero no hay evidencia de delirios; mató a 28 personas. Lanzan fue diagnosticado con el trastorno de Asperger, un “trastorno generalizado del desarrollo” (PDD, por sus siglas en inglés) que se encuentra en la misma categoría que incluye al autismo. Aunque los síntomas de Lanzan podrían ser explicados por un PDD, también podrían indicar esquizofrenia. Los últimos años de su vida Lanzan y su madre solo se comunicaron por correo electrónico aunque vivían en la misma casa4.
En 1966 el ex marine Charles Whitman mató a su esposa y madre y después, desde la cima de una torre del campus de la Universidad de Texas, asesinó a otras 16 personas, otras 33 quedaron heridas. Al esculcar sus pertenencias los investigadores encontraron escritos donde pedía una autopsia, con la esperanza de que revelara la fuente de sus pensamientos violentos. Después de que fue baleado por la policía, su cerebro fue analizado revelando una anormalidad del tamaño de un níquel cerca de la amígdala, uno de los principales centros emocionales del cerebro5.
Tanto a Lanzan como a Whitman les comprobaron la relación de sus actos con sus desequilibrios químicos y emocionales, pero en Sthephen Paddock el informe final reveló la inexistencia de motivaciones clínicas que provocaran el tiroteo en el Mandalay Bay. Aquí estamos ante un crimen premeditado y calculado, con uso de la razón y no por “el desconocido arrebato que provoca la locura”. En gran parte de sus años de vida vivió como alguién socialmente adaptado, trabajó en el Servicio de Impuestos Internos (IRS en inglés) una vez cursados sus estudios universitarios y luego trabajó para varias corporaciones, realizando trabajos de contabilidad; tenía una mente matemática, la misma que lo llevaba a apostar solo cuando creía que las probabilidades estaban a su favor6.
Erick Paddock, su hermano, le dijo a los investigadores que creía que Stephen había planeado metódicamente cada parte del ataque. Fue descrito como un narcisista que solo se preocupaba por las personas que podrían beneficiarlo de alguna manera7.
Pesadilla en Las Vegas
Angela Todd8, una de las cantineras del evento donde ocurrió el tiroteo, al reaccionar e identificar como disparos y no juegos artificiales los estruendosos sonidos que comenzaron a las 10:05 pm, pensó: “esto puede ser un ataque terrorista”. Ella recalcó la confusión reinante entre los miles de espectadores, los miembros de la policía y demás logística al momento de intentar reconocer el lugar de donde provenían los disparos. Muchas personas se agacharon pensando que el tirador estaba en la calle del frente, una desafortunada decisión al desconocer que el tirador estaba en una posición alta, favorable para disparar; otras muchas personas corrieron a las salidas de emergencia y así, sin tampoco saberlo, salvaron sus vidas.
Al inquerirla por lo sucedido aquella noche, Angela se pregunta: ¿por qué no se han compartido vídeos de alta resolución de lo que sucedió, cuando los casinos están llenos de cámaras de alta tecnología hasta para detectar si un jugador cuenta cartas en el Black Jack? Y su inquietud está totalmente justificada, ya que las fotografías y capturas de vídeos proporcionadas en el documento final son de una definición baja. Al caminar por los distintos casinos de diferentes categorías, desde el Fremont Street –que es la zona del centro la ciudad, donde la apuesta mínima es de 5 dólares, hasta el The Strip, la zona del complejo hotelero de alta categoría, donde la apuesta mínima asciende a 20 dólares, incrustadas en los techos son evidentes las cámaras.
Además, el informe final resalta que registraron más de 22.000 horas de video, 252.000 imágenes, información que no ha sido compartida en su totalidad a los investigadores de distintas ramas vinculados con este suceso. ¿Qué es lo que quieren ocultar el grupo hotelero MGM Resorts y las agencias gubernamentales encargadas de la investigación?
Un actuar frío y calculador. Poco a poco, desde el 25 de septiembre y hasta el día del atentado, Stephen Craig Paddock ingresó 21 maletas negras a la habitación 32-135, con 24 armas de asalto (de las cuales utilizó solo 14, entre ellas fusiles AR-10 y AR-15), cuatro computadoras portátiles, municiones y pequeñas cámaras de vigilancia9 que colocó afuera de las puertas de su habitación conectadas a una computadora portátil para observar los movimientos del pasillo y así poderle disparar al oficial de seguridad del hotel, Jesús Campos, quien recibió un proyectil en el muslo derecho un minuto después de comenzado el tiroteo, y quien pese a la herida en segundos dio su voz de alarma por la radio boquitoqui, indicando que los disparos provenían de la habitación 32-13510. ¿Por qué nadie notó el ruido de los taladros cuando Paddock instaló las cámaras de vigilancia?
Los disparos no cesan. 18 minutos después, cuando el reloj marca las 10:23 pm, al llegar los primeros oficiales al piso 32, su reporte inicial es que encuentran un oficial de seguridad que recibió un impacto de bala, y que los disparos definitivamente salen de la habitación 32-135, y que el oficial de seguridad está de pie junto al ascensor. Así nos narra los hechos Doug Poppa, periodista independiente, militar del Ejército estadounidense, con más de 20 años de experiencia en seguridad y vigilancia en casinos de Las Vegas11.
Poppa prosigue su relato: los oficiales de la policía metropolitana y los oficiales de seguridad del Hotel Mandalay Bay están en la conversación y de repente, a través de la radio de seguridad, escuchan a Jesús Campos que llama desde el piso 32, mira con cara de asombro y se pregunta ¿por qué el despachador de la policía no sabía dónde estaban los disparos? Los oficiales hubieran podido responder de inmediato a ese piso, pero eso no sucedió ya que “[…] nunca oímos eso en la radio de la policía”. Durante 15 minutos todo el mundo está hablando en la radio de dónde vienen los disparos12.
Lo que sí se sabe es que desde las 10:05 pm y hasta las 10:16 pm en ese lento, prolongado y aterrorizador tiempo, Stephen Paddock disparó sus cientos de descargas desde dos puntos elevados de dos habitaciones interconectadas: la 32-135 y la 34-135, en las que, con anterioridad, había escrito con su mano en una hoja los cálculos de la distancia y caída de balas. Mariluo Danley, su ocasional novia, dijo a los investigadores: “[…] él miraba extrañamente desde las ventanas hacia el terreno donde sería el concierto”.
Ahora, ¿Por qué pudo entrar las maletas –con tal cantidad de armas– y con éstas solicitudes extrañas? Stephen Craig Paddock era un jugador de grandes ligas, o como se conoce en inglés “high roller” y además era un huésped VIP del hotel, es por eso que cuando solicitó que le alquilaran la habitación 32-134 continua e interconectada por otra puerta con la 32-135 no encontró oposición alguna, y no tuvo necesidad de explicar el por qué de su requerimiento.
Al revisar las medidas de seguridad que implementan en esta parte de los Estados Unidos llama la atención que en todos los buses del área metropolitana de Las Vegas existen cámaras de vigilancia. Asimismo, todo el complejo hotelero está compuesto de un modelo de seguridad sofisticado, pero no existen detectores de metales en las entradas de hoteles ni casinos, solo los instalan con motivo de eventos privados; a la entrada de las discotecas el personal de seguridad requisa con detectores de metales portátiles. Además, tanto los huéspedes de otros hoteles, turistas de paso o pobladores de la ciudad, pueden ingresar a cualquier hotel y disfrutar de eventos, restaurantes o jugar en los casinos sin tener que pagar dólar alguno por ingresar al local.
Ni siquiera un año después del atentado efectuado por Paddock, en las entradas del epicentro del atentado, el Hotel Mandalay Bay, existen detectores de metales.
Una versión oficial poco acertada
El tiro de cada día. Los atentados de francotiradores son un lugar común en los Estados Unidos, una realidad que despierta diversidad de inquietudes entre investigadores, periodistas, abogados, víctimas y población en general. La negación de las agencias investigativas oficiales y del grupo hotelero dueño del terreno donde ocurrió el tiroteo, para compartir información, dar entrevistas y dejar entrevistar a las fuentes pertinentes, como en el caso del oficial Jesús Campos quien no da declaraciones, generan sospechas.
Los denominados “rampagekillers” “shooters” o “gunman”, han sido detenidamente estudiados desde la psicología, la biología, las ciencias sociales, la neurociencia, tanto por investigadores independientes como oficiales. Un largo historial de nombres, en su mayoría masculinos, han sido clasificados como “tiradores espontáneos”, pistoleros que en realidad podrían pertenecer a un grupo homogéneo de sujetos con ideología y que bajo la bandera estereotipada del “enloquecido, desconocido e irreversible tirador casual”esconderían su fachada. Estados Unidos no ha querido reconocerlos como terroristas. Actuar eficazmente frente a esta realidad es cada vez más imperioso.
Contradicciones en el reporte oficial y final de este suceso, como también en las políticas de seguridad interna del país americano invitan a analizar, interpretar y contar desde el lugar de los hechos lo que podría ser un fenómeno de ataques selectivos que han querido ocultar con la definición de: “tiroteos casuales”. ¿Por qué le interesaría a un factor de poder en los Estados Unidos propiciar y utilizar este tipo de personajes para cometer éstos crímenes? El miedo, la paranoia y el terror son fundamentales para mantener a la población sumida en el temor, el aislamiento, en pasividad. ¿Será por esto que cuando volví a preguntar a Darcy Von Paradise**, por su opinión sobre lo sucedido el primero de octubre de 2017, respondió de manera esquiva y nerviosa?
La investigación y el reporte sobre este suceso recayó en un total de 14 agencias estatales, federales y locales entre ellas el FBI, Policía Metropolitana de Las Vegas, la Sección de Investigaciones Especiales, la Sección de Inteligencia Criminal y la Sección Contra el Terrorismo (CTS por sus siglas en inglés). Ésta última agencia tiene las definiciones de los distintos ataques terroristas que pueden ocurrir en Estados Unidos y el ataque ejecutado por Stephen Paddock estuvo clasificado como un Tiroteo Causal Masivo (Mass Casualty Shooting en inglés).
La CTS define una acción de estas como un “tiroteo casual masivo”, cuando comprueba actividades sospechosas relacionadas con un individuo que amenaza con participar activamente en matar o intentar matar a personas en una escuela, institución religiosa, instalación gubernamental o un área limitada y poblada. Esto excluye amenazas aisladas a la vida o casos de acoso sobre personas determinadas. Pero la definición de terrorismo doméstico dice: actividades de terrorismo, según lo define el FBI, que ocurren principalmente dentro de la jurisdicción territorial de los EE. UU. y sin ninguna dirección o influencia extranjera13.
desdeabajo tuvo contacto, vía correo electrónico, con la Policía Metropolitana de Las Vegas y recibimos de su parte los enlaces tanto del reporte preliminar como final del tiroteo. Al terminar de leerlo inquerimos al contacto: ¿Cuáles son las características que debe cumplir un ataque como el realizado por Paddock para ser clasificado como Terrorismo Doméstico o como Tiroteo Casual Masivo? ¿Qué excluyó a Stephen Paddock de aquello? La persona con la que se entabló contacto por correo electrónico no volvió a responder.
Evasiones, silencio, respuestas vagas, dilaciones, etcétera, todo ello da pie para sospechar de que las 14 agencias estatales estadounidenses vinculadas a la investigación y el grupo hotelero MGM ocultan algo. Por ejemplo, MGM Resorts generó un aproximado de 10.770 millones de dólares estadounidenses en ingresos en el 201714, ¿dar a conocer la verdad de lo sucedido en el tiroteo generaría una pérdida del turismo en Las Vegas y por consiguiente de ingresos para este gigante grupo hotelero?
Las conclusiones finales del último reporte realizado por las agencias confirman que Paddock actuó solo. Miles de horas de registro digital fueron revisados, y después de que todas las entrevistas fueron conducidas, no produjo evidencia alguna para indicar que Paddock conspiró o actuó en connivencia con alguien más. Pero, ¿por qué clasificar el ataque como Tiroteo Casual Masivo si aún no se ha podido verificar la información encontrada por éstas agencias y sólo rige la versión oficial?
Pese a esta conclusión, algunos no quedan tranquilos. Es el caso de Catherine Lombardo y Alexander Napolin, abogados encargados de los derechos de las víctimas de Paddock, quienes se interrogan: “¿qué y cómo fue lo que pasó en realidad en la habitación de ese hotel? ¿Cómo dejaron que esto sucediera? Y ellos lo saben, pero no han querido contarnos”. Además, MGM Resorts no ha suministrado ningún tipo de información a los abogados así sea por derechos de ley15.
Tampoco encontraron evidencia de radicalización o ideología para apoyar la teoría de que Paddock apoyó o siguió algún grupo de odio o una organización terrorista nacional o extranjera. A pesar de las numerosas entrevistas con sus familiares, conocidos y contactos de juegos de azar, los investigadores no pudieron vincularlo con alguna ideología específica. Pero éstas conclusiones oficiales no se han podido verificar ni contrarrestar por el hecho de que no han dejado entrevistar a las fuentes pertinentes y no han compartido la información en su totalidad.
¿Coincidencias? Llama la atención, el caso de Telemachus Orfanos, ex soldado, sobreviviente del tiroteo producido por Paddock pero quien murió el pasado 8 de noviembre de 2018 en otro tiroteo, en esta ocasión acaecido en Thounsad Oaks, California, producido por el ex marine Ian David Long. ¿Existirán objetivos específicos que están dando de baja y pasan desapercibidas sus muertes bajo la cobija de la “espontaneidad”?16.
La esperanza de las víctimas
Luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 el gobierno de Estados Unidos creó unos modelos de respuesta inmediata y multiconjunta para las víctimas de ataques terroristas, que también han sido utilizados para los llamados “tiroteos casuales masivos”. Es por ello que a los 25 días de ocurrido el tiroteo en el concierto Route 91 Harvest Music Festival en Las Vegas, se creó el Centro de Resiliencia de Las Vegas Strong que primero atendió a la comunidad en carpas, desde el mismo sitio de los sucesos.
Esta institución, que ofrece el servicio de terapias a las víctimas del 1 de octubre sólo en momentos de crisis, centra su acción en servir de engranaje con otras instituciones gubernamentales, como el programa para víctimas del crimen, Departamento de Policía, ayuda mental, financiera y jurídica, para ofrecer una ayuda multipropósito a los afectados directos.
desdeabajo estuvo en entrevista con Terri Keener, coordinadora de salud mental del instituto y al preguntarle: cuando una víctima pide explicación alguna del motivo por el cual Stephen Paddock realizó el tiroteo, ¿qué le responden? En ese caso, nos indica, se remite a esa persona con las Agencias del Orden (Law Enforcement Agencies, en inglés). Dice, además, que es natural que las personas busquen esa respuesta, pero, por desfortuna el Centro de Resiliencia no la tiene.
Una cantidad aproximada de entre 6.500 a 7.000 víctimas del concierto han utilizado los servicios del Centro de Resiliencia de Las Vegas, el mismo que se propone trabajar 4 años más con las víctimas, aunque tiene planes de establecerse como una institución enfocada para éste tipo de ataques, comentó Keener.
Otras inquietudes más. Sthephen Paddock empezó el tiroteo a las 10:05 pm y dejó de disparar a las 10:16 pm pero el equipo Swat llegó al lugar de los hechos a las 11:20 pm, según lo detalla la línea cronológica del informe oficial. Es difícil aceptar que en un ataque de esta intensidad, los servicios militares tácticos americanos hayan tenido una respuesta tan tardía. ¿Por qué llegó el Swat una hora y cuatro minutos tarde? ¿Por qué Paddock decidió suicidarse si tenía las cámaras de vigilancia en el corredor y ahí no había nadie? ¿Qué o quién lo detuvo para que dejara de disparar? ¿Quién es en verdad el agazapo de la mira?
El equipo Swat entró a la habitación encontrándolo muerto, postrado de espaldas con el suelo bajo su cabeza, vestido con pantalones negros, una camisa manga larga marrón, guantes negros y zapatos grises. Se disparó en el paladar con un plateado revólver Smith & Wesson calibre 38 provocándole hemorragias subdurales, subaracnoideas y bilaterales en los tejidos blandos periorbitarios del cerebro17.
Para no olvidar. En el centro de Las Vegas fue erigido un bello memorial para las víctimas que dejó éste atentado. Fotografías, mensajes en piedras, esculturas y objetos de las víctimas pueden observarse en su recorrido. Al conmemorarse un año de aquel tiroteo, se realizaron en la misma ciudad un cumulo de eventos, exposiciones y debates. Se respiró fortaleza y esperanza en toda la ciudad, la que tiene como faro el eslogan Vegas Strong, la que se ve en numerosos graffitis, pancartas y luces de neón por toda la ciudad.
La acción de Paddock marcará para siempre a la ciudad y sus pobladores, los que dificilmente olvidarán lo sucedido. Igual sucede con variedad de investigadores que siguen trabajando por esclarecer lo sucedido, preguntándose por las verdaderas intenciones de estos mal llamados “tiroteos casuales masivos”.
* Fotografías e investigación, corresponsal Las Vegas, Nevada.
** Nombre cambiado a petición de la fuente.
1 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). p. 19 Recuperado de: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
2 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). p. 28. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
3 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). pp. 30, 133 Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
4 Peter Langman, 2015, School Shooters understanding high school, college, and adult perpetrators, London, United Kingdom, Rowman & Littlefield. pp. 140,141, 142, 143.
5 Nova Production, Miles O’brien, 2013, Mind of a rampage killer, U.S.A, Documentary.
6 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). pp. 19, 116, 127. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
7 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). p. 116. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
8 Charlie Minn Film, Charlie Minn, 2018, One October A nightmare in Las Vegas, U.S.A. Documentary.
9 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). pp. 28, 29,30,31,96,97,99,98, 100, 101, 102. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
10 Charlie Minn Film, Charlie Minn, 2018, One October A nightmare in Las Vegas, U.S.A. Documentary.
11 Charlie Minn Film, Charlie Minn, 2018, One October A nightmare in Las Vegas, U.S.A. Documentary.
12 Charlie Minn Film, Charlie Minn, 2018, One October A nightmare in Las Vegas, U.S.A. Documentary.
13 Las Vegas Metropolitan Police Department (2019) Counter Terrorism Section. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/CounterTerrorismSection.aspx
14 Statista. Revenue of MGM Resorts world wide from 2008 to 2017. Recovered from: https://www.statista.com/statistics/257567/mgm-resorts-revenue/
15 Charlie Minn Film, Charlie Minn, 2018, One October A nightmare in Las Vegas, U.S.A. Documentary. Minute: 1:02
16 La Vanguardia (2018) Telemachus Orfanos, el joven que murió en el tiroteo de California tras sobrevivir en la masacre de Las Vegas. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/internacional/20181109/452812513597/telemachus-orfanos-victima-bar-california-sobrevivir-masacre-las-vegas-muertos.html
17 Lvmpd Criminal Investigative Report of the 1 October Mass Casualty Shooting (2018). pp. 34, 37, 89, 98, 114. Recovered from: https://www.lvmpd.com/en-us/Pages/1OctoberFestivalShooting.aspx
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