Las escaramuzas de la guerra por la tierra se agudizaron el viernes luego de que los empresarios de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y de la Confeagro suspendieran indefinidamente las negociaciones debido a la intransigencia y “terquedad” del gobierno, que se resiste a modificar su paquete de decretos agrarios. Los dirigentes empresariales vinculados al latifundio anunciaron que se activarán sus comités de defensa frente al anuncio gubernamental de redistribución de tierras fiscales. Según el vicepresidente de la CAO Mauricio Roca, la distribución debería ser por el bien del país “y no simplemente buscando un beneficio político en votos en una elección para constituyente”.
El sábado, el Presidente reunió a miles de indígenas y campesinos en la rotonda de la avenida Grigotá, segundo anillo de la ciudad de Santa Cruz, para anunciar el inicio formal de la titulación de al menos 2,5 millones de tierras fiscales, y advirtió que cuando termine de distribuir estos predios comenzará a revertir al Estado los latifundios improductivos. Morales recalcó que su gobierno protegerá e incentivará a la gran propiedad agraria que cumple un rol económico social, produce, crea fuentes de trabajo y consigue divisas.
En la concentración, el Presidente fue más duro de lo habitual con los sectores de poder de Santa Cruz. Los verdaderos avasalladores de tierras, dijo, son algunos empresarios que se apropiaron de miles de hectáreas al amparo de la prebenda política, tanto en dictadura como en democracia. “Ellos, sus abuelos, han avasallado nuestra tierra por más de 500 años. Y estas tierras tienen que volver a manos de los dueños absolutos de esta noble tierra”, los quechuas, aymaras, mojeños, chiquitanos, chipayas y otros pueblos originarios. “Ahora nos dicen que se están avasallando tierras, sin revisar la historia, los avasalladores de hace 500 años”, reclamó.
Morales reveló que los dirigentes de Cofeagro fueron invitados a visitar las tierras supuestamente avasalladas en la hacienda Claudia de la provincia Guarayos de Santa Cruz, pero se negaron. Morales indicó que según informaciones oficiales del gobierno boliviano, quienes avasallaron las tierras del Estado han sido precisamente quienes ahora se declaran víctimas.
El Presidente fue más allá al identificar por primera vez a un gran latifundista. Dijo que la familia Monasterios, dueña de la red de televisión Unitel, es una de las principales acaparadoras de tierras en el oriente boliviano, que aprovechó sus influencias políticas con el MNR para tomar posesión ilícita de las tierras incautadas al ex ministro de Educación Hedín Céspedes (ADN). Por ello, explicó, ese canal de televisión “cada día, cada noche seguirá hablando contra nosotros”. “Quiero pedirle a esa familia, a través de Unitel, que de buenas devuelvan la tierra, sino lo vamos a quitar la tierra”. Esta expresión desató la algarabía de los miles de bolivianos concentrados en la rotonda de la avenida Grigotá, informa la agencia ABI.
Correlación de fuerzas
Según el Presidente, solo siete federaciones empresariales, portavoces de la derechista alianza opositora Podemos de Jorge Quiroga, y los parlamentarios que trabajan para los terratenientes son los que se oponen a las medidas agrarias del gobierno. El resto de los sectores sociales, e inclusive la Iglesia Católica, concuerdan en la necesidad de reordenar el sistema de tenencia de la tierra.
En una reciente carta pastoral, la Iglesia Católica comenta que la tierra “es un don de Dios y se la debe entender como la madre que debe repartir a todos su riqueza y beneficiar de manera equitativa”. La Iglesia no está de acuerdo con que la tierra esté en poder de unos pocos.
El secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) Isaac Ávalos exhorta a enfrentar a la oligarquía y defender a Evo, un indio que solo busca la equidad.
“Hemos venido chiquitanos, mojeños, indígenas y campesinos a este acto histórico, creo que ha llegado el momento en que se abren los candados que por siglos ha estado cerrado para los indígenas y campesinos”, declaró el líder de la Asamblea del Pueblo Guaraní Wilson Changaray en la concentración cruceña. “Todos los pueblos indígenas del Chaco, de la amazonia creemos que este es un momento histórico, tal vez por primera vez tenemos que demostrarle a esta oligarquía racista que dicen que no hay indígenas. Acá estamos los indígenas de todo el país”, sentenció.
Morales enfatizó que la reforma agraria de 1953 no fue un regalo de nadie, menos del MNR, sino voluntad del pueblo levantado en armas. Esa reforma agraria derivó primero en el minifundio y luego en el surcofundio; en el altiplano y en los valles el campesino que tiene una hectárea es considerado terrateniente. “Eso se acaba”, enfatizó.
El Presidente prepara un gran congreso nacional de tierras y territorio para mejorar su plan agrario, que no es una simple redistribución sino un programa que garantiza mercados para los pequeños y medianos productores, sin descuidar a los grandes agropecuarios. Abrió la posibilidad de trocar con Argentina y Brasil gas por tractores y maquinaria agrícola. Este plan se pondría en marcha en municipios como Yapacaní donde los campesinos alquilan maquinaria para cosechar arroz o soya a 60 dólares la hora. Otro plan es tecnificar la siembra y cosecha de quinua.
Insistió una vez más en que se puede vender soya a Europa y Asia; China demanda más de un millón de toneladas y en África quieren azúcar. La internacional por la quinua y otros productos agrícolas orgánicos tienen el mercado asegurado porque son apreciados en el mercado internacional, particularmente en Europa. Por eso condenó algunas iniciativas para sembrar soya transgénica. Dijo que todas estas iniciativas deben ser subvencionadas por el Estado.
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