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“Fox traidor a la democracia”. Movilización contra el fraude:

desdeabajo

Una elección -dijo- en la que el presidente Fox, “sin recato alguno y  sin cuidar su investidura”, utilizó las instituciones y los recursos  públicos para favorecer “al candidato de la derecha”, a Felipe Calderón.  En dos ocasiones se refirió al Ejecutivo federal como un “traidor a la  democracia”.

Ante esa multitud que expresó su rechazo al fraude no sólo a gritos,  sino en miles de leyendas en mantas, cartulinas, pancartas y volantes que  exhibieron o se pegaron en la espalda y en el pecho, el tabasqueño dejó
en claro que la lucha por la defensa del voto va más allá de su papel  como dirigente, porque se trata de evitar un retroceso para el país.


“Fox, traidor a la democracia”



“Si les permitimos que se impongan mediante el fraude, va a ser una  regresión. Por eso molesta la actitud de Vicente Fox, que llega a la Presidencia gracias a los avances democráticos y cuando está en el poder se
convierte en un traidor a la democracia”.

El escritor Fernando del Paso, quien habló antes que el candidato perredista, expuso que el “fraude brutal” no se dio sólo el 2 de julio, sino  mucho antes, en una campaña política “de agresividad sin precedentes  para enlodar, difamar y descalificar al adversario”.

López Obrador expuso que además de la campaña de corte “fascista” que  lo presentó como “un peligro para el país”, el Instituto Federal  Electoral (IFE) se convirtió en ariete del PAN y se entregó por entero a la  simulación y al servicio de los grupos de poder, que ahora quieren
imponer en la Presidencia de la República a “un empleado incondicional, a un  pelele que les garantice perpetuar la corrupción, el influyentismo y la  impunidad”.

“¡No al fraude, no al fraude!”, coreó por varios minutos la multitud  que rebasó la Plaza de la Constitución y se extendió, como una gran  mancha amarilla, por las calles que confluyen al Zócalo, desde 20 de  Noviembre hasta Izazaga, y desde 5 de Mayo, avenida Juárez y Tacuba, hasta el Eje Central.

Gente del pueblo; artistas e intelectuales, como Elena Poniatowska;  luchadores sociales, entre ellos Rosario Ibarra; perredistas, pero también  ciudadanos sin partido, que escucharon indignados las grabaciones de  pláticas entre Elba Esther Gordillo y el gobernador priísta de  Tamaulipas, Eugenio Hernández, y entre este último y el secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, de las que se desprenden las maniobras en favor de  Felipe Calderón y para legitimar al IFE.

Más adelante escucharon al tabasqueño informarles que pedirá al  Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que se abran  los paquetes y se cuente voto por voto, porque hay evidencias  contundentes de que le quitaron sufragios para otorgárselos a Calderón.

Informó que este domingo la coalición Por el Bien de Todos presentará  el recurso ante ese tribunal para impugnar los comicios del 2 de julio.  “Vamos a demostrar que se han violado los principios rectores de
certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad establecidos  en el artículo 41 de la Constitución”.

Un grito de júbilo estalló cuando el candidato sostuvo que si se cuenta  voto por voto se puede revertir el resultado del IFE.

En esta concentración, que él llamó asamblea informativa, pero que se  convirtió en un mitin, adelantó que además de los recursos legales ante  el TEPJF, acudirá en su momento a la Suprema Corte de Justicia de la  Nación (SCJN), a la que demandará que ejerza su facultad “para practicar  de oficio la averiguación de los hechos que constituyen la violación  del voto público y la ilegalidad de todo el proceso”.

Se le vio muy emocionado, porque a sólo dos días de la convocatoria a ese encuentro, la respuesta fue una asistencia superior al medio millón de personas, multitud que le expresó su respaldo incondicional por medio de miles de mensajes, la mayoría en cartulinas escritas a mano, como la que portaba una anciana con la leyenda: “¡Estamos listos, señor, usted ordene!”.

Frente al templete, donde lo acompañaron la plana mayor del PRD; artistas, como Ernesto Gómez Cruz, José Alonso e Isela Vega; sus hijos y los dirigentes de los partidos de la coalición Por el Bien de Todos (PRD, PT y Convergencia), se colocó una monumental paloma blanca de cartón (de cuatro y medio metros de alto por cinco de ancho) que tenía escrito en el pecho: todos por la paz y el respeto al voto. En el otro extremo, ungallo, también enorme, de colorido papel celofán.

En ese ambiente, advirtió que el proceso electoral no ha terminado y, por tanto, nadie puede proclamarse vencedor ni llamarse presidente electo.

Un nuevo coro: ¡López Obrador, presidente!”, interrumpió su discurso por unos minutos. Al retomarlo formuló tres llamados: al TEPJF y a la SCJN les pidió valorar detenidamente la trascendencia histórica de su
decisión; al Ejército Mexicano, “institución fundamental y garante de nuestra soberanía”, que no permita ninguna intromisión en las sedes distritales donde se encuentran los paquetes electorales.

A los medios de comunicación, de manera respetuosa les solicitó no cerrar los espacios informativos y no ceder a las presiones, “que tengo entendido están recibiendo del gobierno federal y de nuestros adversarios”.

Convocó luego a las movilizaciones para protestar contra el fraude electoral. La primera, el próximo miércoles, una “marcha nacional por la democracia”, que partirá de los 300 distritos electorales que hay en el país hacia el Distrito Federal. Y la siguiente, para el domingo 16 de
julio, a las 11 horas, que saldrá del Museo Nacional de Antropología e Historia hacia el Zócalo capitalino.

Pidió a PRD, PT y Convergencia, a todos los diputados y senadores perredistas, y a los ciudadanos interesados “en el destino de la democracia”, que participen y ayuden a organizar las movilizaciones. Aclaró que no se afectará el derecho a terceros, que no se van a tomar carreteras ni a caer en la provocación, ya que se trata de un movimiento pacífico.

Asimismo, convocó a la formación de comités de difusión que ayuden a informar a todos los ciudadanos de las acciones que se llevarán a cabo, con miras a contrarrestar la estrategia “que ya han montado nuestros adversarios” para confundir y desalentar la lucha por la defensa del voto.

Sus simpatizantes entendieron muy bien a qué se refería, porque las protestas contra las televisoras se repitieron durante el mitin, y cuando éste concluyó. ¡Fuera Televisa!, se escuchó muchas veces.

Pero no tantas como “¡No al fraude!”, “¡No estás solo!” y “¡López Obrador, presidente!” que los miles de asistentes al Zócalo y sus  inmediaciones repitieron al llegar, y luego, casi durante la hora que tardaron en poder salir del lugar.

Al final, seguían cargando las pancartas que ayer mismo elaboraron: “No somos tontos, ¡fraude!”, la otra con “Abajo Felipe, AMLO, presidente”, y una muy elaborada, distribuida en serie que dice: “No al pinche fraude electoral”. Varias jovencitas caminaron hasta el Eje Central luciendo  camisetas blancas con la leyenda impresa: “Nos nos quitarán el derecho a la esperanza”.

Seguían emocionadas por el agradecimiento que López Obrador dio a los  asistentes al mitin. “Esto es lo que nos respalda, lo que nos permite seguir luchando. Vamos hacia adelante hasta triunfar, gracias de todo
corazón, con todo carino, amorosamente”.
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Fraude y violencia se ciernen sobre el proceso: Fernando del Paso


 


Miles de personas alzaron los brazos cuando el escritor Fernando del Paso advirtió al Instituto Federal Electoral (IFE) que en el país existen millones de manos dispuestas a participar en el recuento voto por voto,
y esos mismos simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador batieron palmas cuando el autor de Noticias del imperio, acusó a Felipe Calderón de haber enlodado, difamado y descalificado al candidato presidencial de
la coalición Por el Bien de Todos.

Del Paso se sumó a la asamblea ciudadana que con más de medio millón de personas brindó su respaldo al candidato presidencial, pero sobre todo inundó el Centro Histórico de la ciudad de México para reclamar a las
autoridades federales, al PAN, a Calderón y al IFE el engaño trasmutado en fraude que vio sus primeros días desde tiempo atrás, y el 2 de julio se concretó.

Una tenue llovizna recreó el escenario justo para manifestar el rechazo a las maniobras que pretenden, vía mentiras, borrar de tajo un movimiento popular que reclama el rescate de los millones de pobres que ha
producido un sistema económico que por naturaleza sólo beneficia a una minoría.

Del Paso llamó la atención de quienes lo han leído o no: “Soy mexicano, soy escritor, como ciudadano mexicano conozco mis derechos, por eso estoy aquí. Como escritor conozco el lenguaje y por eso también estoy aquí. Como ciudadano ejerzo, en un acto de mi muy soberana voluntad, el derecho de acompañar en esta asamblea a mi amigo el licenciado Andrés Manuel López Obrador. Como escritor ejerzo mi derecho a denunciar a aquellos que con toda alevosía y ventaja distorsionan y han distorsionado el lenguaje a su conveniencia para sembrar la confusión, la discordia y sobre todo el miedo”.

El autor elevó el tono, pues se ocupó de dos conceptos, dos sombras, dijo, que se ciernen sobre el proceso electoral: la violencia y el fraude. “La palabra violencia acaba de reaparecer en el vocabulario político mexicano tan sólo a cuatro días de distancia de la votación del 2 de
julio. La pronunciación del señor Felipe Calderón en el siguiente contexto, habló del triunfo de los pacificadores, y vencedores. ¿En qué mundo vive este señor Calderón, que no se da cuenta que con estas palabras califica de violentos a 15 millones de mexicanos que votamos por Andrés Manuel López Obrador en el ejercicio pleno de nuestra libertad?; ¿en qué mundo vive?, ¿en qué México que llaman pacificadores a quienes encendieron el fuego de una campaña política, de una agresividad sin
precedentes en nuestro país?

“¿Es esta clase de pacificadores la que necesita México, pacificadores que enlodan a sus adversarios políticos, que los difaman y los descalifican?; ¿qué es lo que pretende este señor?, ¿dividir a los mexicanos en los buenos y los malos?; ¿buenos los que votaron por él, malos los que apoyamos a López Obrador? En qué mundo, en cuál rincón de la ética respira Felipe Calderón que no se da cuenta que las mentiras degradan más
al que las emplea que a sus víctimas.”

Del Paso logró jalar a los cientos de miles de personas que ya ansiaban escuchar a López Obrador, y consiguió que la muchedumbre lo atendiera, sobre todo en el reclamo al apologista de la violencia electoral:

“En qué México, en qué arrabal en el lenguaje ha crecido Felipe Calderón, que ignora la existencia de la violencia verbal, lo que es más, ignora que si alguien inauguró la violencia verbal en el proceso electoral mexicano fue su propio partido, el PAN. No es, sin duda, el México en
el que viven este señor y sus correligionarios el mismo México en el que quisiéramos vivir; nuestro México no es el México de las mentiras y los denuestos, el México del fraude y del odio, de la infamia”.

Explicó el fraude que se concretó el pasado domingo. “Y no podemos darnos este lujo, este fraude es parte de nuestra historia, y con él la traición a la confianza de los electores por parte de nuestras más caras instituciones. Nos defraudó el presidente Fox, al alabar y participar en
la campaña contra Andrés Manuel López Obrador y en favor de Felipe Calderón. Nos defraudaron nuestras más altas autoridades electorales, porque no supieron distinguir entre la libertad de expresión y la libertad
de ultrajar y vejar a un adversario político y con ello injuriar y denigrar a quienes somos, fuimos y seremos siempre sus partidarios”.

Mientras sostenía que existen millones de manos dispuestas a contar votos -la multitud le respondió con los brazos en alto-, culminó su participación con una sencilla oración: “¡hay muchas manos!”

Andrea Becerril y Roberto Garduño
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Domingo 9 de julio de 2006



Editorial de LA JORNADA


Resultados electorales: sociedad burlada



El artículo 41 de la Constitución Política de nuestro país establece que los principios rectores en la organización de las elecciones federales son: certeza, legalidad, independencia y objetividad. A una semana de su realización, millones de ciudadanos han expresado serias dudas de que estos principios se hayan cumplido a cabalidad en la conducción del proceso electoral del 2 de julio.

El Instituto Federal Electoral (IFE) no ha divulgado información suficiente y veraz sobre los comicios, además de arrogarse funciones que no le competen, como la de calificar la elección y anunciar quién resultó
ganador. A pesar de que la legislación vigente no le otorga al instituto ningún papel sustantivo en la etapa del cómputo electoral, éste se lo adjudicó indebidamente, en desmedro del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y de la credibilidad del proceso
electoral. La evidente extralimitación del IFE en sus funciones ha provocado que surjan dudas fundadas sobre su imparcialidad.

La actitud del instituto, grave en condiciones normales, es doblemente ominosa por acontecer en las elecciones más competidas en la historia reciente de México. Más aún, si se tiene como antecedente una larga cadena de acciones extralegales e ilegales perpetradas por el Ejecutivo en contra de Andrés Manuel López Obrador para evitar su postulación. El intento de inhabilitación política de hace un año, la campaña mediática
presentándolo como un trasgresor de la ley y la difusión de anuncios en televisión en los que se le muestra como un peligro para México son sólo algunos episodios de esta ofensiva en su contra.

La movilización de cientos de miles de ciudadanos el día de ayer en la ciudad de México exigiendo el recuento de la votación es un síntoma inequívoco de que hay grandes dudas de que las cifras ofrecidas sobre los comicios sean ciertas. Es, además, indicador del grado de encono que el conflicto postelectoral comienza a adquirir. Una muy importante parte de la sociedad se siente fuertemente agraviada. Fue convocada a votar, asistió a las urnas, pero percibe que sus sufragios no fueron contados ni respetados. No hay certeza de que la información sobre la votación proporcionada por el instituto corresponda cabalmente a la voluntad ciudadana expresada el 2 de julio. Se le dijo que el IFE era un órgano independiente, pero ha tomado partido por una de las facciones en contienda.

El sentimiento de ofensa de una muy importante parte de la sociedad mexicana crece cuando no encuentra sus opiniones y puntos de vista reflejados en los grandes medios de comunicación electrónicos. En un ambiente
tan cargado como el que vivimos, el vacío informativo que algunos de ellos han comenzado a hacer a las razones y los argumentos de López Obrador tiene como consecuencia aumentar el encono social.

Tanto la movilización ciudadana como la impugnación del proceso electoral ante el TEPJF son acciones inscritas en nuestro marco legal. La descalificación apresurada que algunos comunicadores han hecho de ellas no sólo contraviene el ejercicio de un derecho sino que alimenta en quienes ejercen esos derechos la sensación de injuria.

La única forma de restablecer el principio de confianza del que habla el artículo 41 constitucional es abriendo los paquetes electorales y contando los votos. Es una medida permitida por la legislación que, de hacerse realidad, indudablemente distenderá el crispado clima político.
Más aún: es la única que lo logrará. Si Felipe Calderón no tiene nada que  ocultar, si está seguro del triunfo que prematura e ilegalmente le ha  otorgado el IFE, no debería temer nada. El debiera ser el primer  interesado en abrir los paquetes electorales. Después de todo, nadie puede  gobernar sobre una parte muy importante de la sociedad que se considera burlada.

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