En la cumbre de cambio climático, Al Gore dijo que cada aumento de un metro del nivel del mar traerá estas consecuencias.
“Ves ese río fluyendo suavemente…Notas las hojas murmurando con el viento. Escucha los pájaros, escucha las ramas arbóreas. A la distancia, sientes el pasto. Hay silencio, hay paz y, de repente, cambias de velocidad dentro de ti y es como respirar hondo y pensar: Ah, sí, se me había olvidado lo que era esto”… Luego de ello, se fusionan más imágenes que muestran sequía y contaminación.
Así, inicia el documental del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, titulado “Una verdad incómoda” (2006), con el que busca hacer conciencia en la humanidad sobre las consecuencias del cambio climático y por el que obtuvo el Premio Nobel de la Paz, en octubre de 2007.
Aunque no ha dejado de exponer su filme alrededor del mundo, Al Gore hizo un nuevo llamado, en la Conferencia de Tromsoe (norte de Noruega), sobre los retos del cambio climático en la región, para actuar rápidamente y frenar el derretimiento de los hielos en el Ártico, a pocos meses de la Cumbre de Copenhague (Dinamarca) sobre el clima.
De acuerdo con sus investigaciones, el ex vicepresidente calculó que cada aumento de un metro del nivel del mar provocará 100 millones de refugiados climáticos. De la misma manera, el derretimiento de las nieves del Himalaya, conocido como “el tercer polo”, desencadenará en un primer tiempo inundaciones y después sequía, para el 40% de la población mundial, que depende de esta fuente de agua dulce.
Gore advirtió que el hielo del Ártico y de Groenlandia desaparece a un ritmo aún más rápido que el previsto en los análisis más pesimistas de hace unos años. “Esta conferencia es una alarma para el mundo”.
El carbón y otras partículas son transportadas por el viento hasta el Ártico y depositadas sobre los hielos
En la cumbre se expuso que los bancos de hielo disminuyen casi en todas las regiones del mundo, incluso en el oeste del Antártico, zona que se pensaba que estaba relativamente a salvo del deshielo hace unos años. En el Ártico, la masa de hielo alcanzó un nivel mínimo en septiembre de 2007, con 4,13 millones de km2, y su grosor cada vez más reducido la vuelve más frágil y más susceptible de derretirse. “Las pruebas científicas para que se actúe siguen acumulándose semana tras semana”, precisó.
Para frenar el deshielo, los participantes en la conferencia de Tromsoe propusieron varias acciones rápidas, sobre todo la reducción de algunas sustancias contaminantes como el hollín. El carbón y otras partículas finas son transportadas por el viento hasta el Ártico, y depositadas sobre los hielos, aumentando así su absorción de energía solar y acelerando su deshielo.
Las medidas contra el calentamiento anunciadas hasta ahora solo permiten reducir las emisiones de CO2 de un tercio de lo necesario, afirmó el estadounidense Robert Correll, que presidió la Evaluación del impacto del cambio climático en el Ártico en 2004.
Mientras tanto, representantes de los EE.UU. y la Unión Europea (UE) se mostraron ayer más optimistas sobre la posibilidad de que se alcance un acuerdo global sobre el cambio climático en Copenhague, si bien advirtieron que las negociaciones no serán fáciles.
Los representantes de 18 grandes economías se reunieron durante dos días, en Washington, para preparar el encuentro de la ONU, en diciembre, en Copenhague, que busca alcanzar un pacto para reducir los gases de efecto invernadero.
El enviado especial de EE.UU. para el Cambio Climático, Todd Stern, confesó ayer que está “un poco más optimista” sobre las perspectivas de un pacto que sustituya al Protocolo de Kioto, que expira en 2012.
El foro, que reunió a los países responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, más la ONU, la UE y Dinamarca, pretende servir de instrumento para forjar un consenso de cara a las negociaciones de diciembre
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