La conferencia de la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático que inicia hoy en Cochabamba, Bolivia, responde a los desacuerdos que se evidenciaron en la Cumbre de Copenhague, Dinamarca, el año pasado.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, calificó ese encuentro de “fracaso” porque el objetivo inicial de la cita, que era conseguir un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de CO2 que reemplace al Tratado de Kyoto que fenece en 2012, no se logró.
Morales explicó entonces que el combate al calentamiento global debe guiarse por los principios de defensa de la vida y la humanidad, así como los derechos de la Madre Tierra, que este 22 de abril recuerda su día mundial.
Ante el fracaso consecutivo de las cumbres organizadas por los países industrializados surge una respuesta desde los pueblos en vías de desarrollo.
En ese sentido, Marlon Santi, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), precisó que el principal pedido que lleva esta organización a la cumbre de Cochabamba, es que los países del norte reduzcan la emisión de carbono en menos de 20 años en territorios indígenas, bosques tropicales y sumideros de CO2.
Aseguró que si en Bolivia no llegan a un consenso reiterarán su pedido en la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático que se realizará en Cancún (México) en diciembre de este año.
Si fracasan en México, Santi indicó que mostrarán su desacuerdo “como protestamos en Copenhague. La vía más dable es seguir protestando en los encuentros mundiales y sociales”.
Mientras que Delfín Tenesaca, presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), indicó que como preparativo a la cumbre de Cochabamba trabajaron, en marzo pasado, en nueve mesas donde abordaron temas como las causas del cambio climático.
También discutieron sobre la construcción de un nuevo modelo de desarrollo económico que sustituya al neoliberal; la construcción de una Declaración Universal sobre los derechos de la Pacahamama (Madre Tierra); un Tribunal de Justicia Climático; la lucha compartida para enfrentar la amenaza global, entre otros puntos.
El dirigente indígena descartó el pedido de un fideicomiso y más bien dijo que “vamos a exigir a todos los estados de América Latina y el mundo que respeten los acuerdos internacionales”.
Precisó que el pedido también encierra el cambio de políticas extractivistas a unas de respeto a la naturaleza.
“No estamos pensando solo en el dinero sino pensando en la vida”, resaltó Tenesaca.
Pero la Cumbre en Cochabamba no convence a este sector. Así lo evidenció Tenesaca, quien advirtió que están preocupados porque ha habido “declaración tras declaraciones, documentos tras documentos y así pueden pasar años”.
Refirió que en Ecuador se habla de Constitución y de un Estado plurinacional, pero “siguen habiendo leyes extractivistas. Frente a esto, como pueblos originarios tenemos más bien que declararnos posicionados para movilizarnos en América Latina y el mundo para defender a la madre naturaleza”.
En tanto que Fito Punchir, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía del Ecuador (Confeniae), puntualizó que se ratificarán en los derechos colectivos de los pueblos indígenas.
Indicó que la agrupación está trabajando en cómo van a ejercer los derechos constitucionales, sobre la participación de las nacionalidades en el derecho territorial.
Con respecto a la disconformidad con el Acuerdo de Copenhague, Punchir explicó que países como Estados Unidos, Canadá, Australia y China quieren entender el tema del cambio climático y de proyectos de mitigación como fundamentales de la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD).
“Quieren entenderlo en términos comerciales. Esto no recoge los requerimientos de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas”, fustigó Puchir.
La postura de Manuel Ainaguno, presidente del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), va más allá de los desacuerdos de la última cumbre y del pedido que harán en Cochabamba. Él habló más bien de exclusión racial.
Recriminó que los pueblos indígenas sean excluidos de las agendas (de las cumbres) y que “toda la vida, en los países latinoamericanos, quienes representan a los indígenas son los mismos (representantes) del Gobierno”.
Reveló que de no sentar acuerdos concretos en Bolivia y luego en México, las bases de este movimiento “ya tienen identificado el eje de las acciones futuras”.
Al preguntársele que cuáles son esas acciones precisó que “la dirigencia sabe qué es lo que tiene que hacer”.
Ivón Ramos, responsable de Servicios Ambientales y Plantaciones Forestales de la organización Acción Ecológica, coincidió con Tenesaca en que uno de los puntos neurálgicos que debe tratarse son las actividades extractivistas que generan emisión de carbono a la atmósfera.
Con respecto a las propuestas de Copenhague sobre los sumideros de carbono a través de plantaciones forestales dijo que son “un desastre ecológico y social”.
Adriana Ramos, secretaria ejecutiva adjunta del Instituto Socioambiental de Brasil, explicó que en su país el establecimiento de políticas públicas, que inició en los 80, trabaja en consultas acerca de cualquier política o proyecto que se vaya a desarrollar en territorio indígena.
Silvia Murillo Cerón
Entrevista a Pablo Groux, ex ministro de Culturas de Bolivia y coordinador general de la Conferencia de la Cumbre
¿La Conferencia en Cochabamba es una respuesta a la disconformidad de los pueblos latinoamericanos en la Cumbre de Copenhague?
Es una alternativa. No olvidemos aquella frase que precede a la convocatoria de esta conferencia: Si los gobernantes no son capaces de salvar el mundo, entonces que sean los pueblos y la Conferencia Mundial de los Pueblos quienes respondan a aquella frustración que el planeta ha vivido después de la Conferencia de Conpenhague.
¿Cuál es la propuesta de Bolivia como país anfitrión?
Hay 17 temas planteados que son el eje central de la posición de Bolivia. De ellos el cuarto y quinto, a mi parecer, son los más importantes: la identificación de las causas estructurales de esta crisis climática; la creación de un Tribunal de Justicia Ambiental que atienda todos los requerimientos o todas las demandas de daño ambiental en el mundo; la realización de un referéndum de orden global para definir las políticas estratégicas de los estados, sobre todo para la preservación del medio ambiente; la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza como un principio filosófico, pero también consecuente con la tradición cultural de esos pueblos originarios.
¿Cree que alguna cumbre sirva realmente para salvar al planeta de la contaminación, en vista de que los países industrializados quieren firmar acuerdos en base a sus intereses y estos están muy alejados de la realidad de Latinoamérica?
Creo que estas cumbres y conferencias ante todo persiguen el objetivo de otorgarle un gran escenario de legitimidad a propuestas, que evidentemente van en contra de los intereses de los países industrializados, pero que develan la necesidad urgente de cambiar aquellas estrategias por un principio elemental de sobrevivencia de la humanidad y del planeta. En tiempos en los que la comunicación mediática es global, cualquier manifestación que abarque a la mayor cantidad de participantes y representantes del mundo servirá para otorgar esa legitimidad que en definitiva ejercerá presión sobre los gobiernos de países industrializados, principalmente.
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