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La cumbre de Copenhague

La Cumbre del Clima de Copenhague, convertida en un acontecimiento planetario, abrió hoy con un anuncio optimista del primer ministro danés, Lars Okke Rasmussen: “El cambio climático no conoce fronteras y nos afecta a todos. Nuestra enorme tarea sólo es comparable a nuestra determinación. Sin excepción, los líderes mundiales apoyan un acuerdo aunque tenemos diferentes perspectivas sobre el marco de ese acuerdo y supongo que nadie duda de la dificultad que afrontamos”.

Rasmussen destacó que hasta el momento “110 jefes de Estado y de Gobierno han anunciado” que acudirán a la cumbre la próxima semana, cuando de verdad se tomarán las decisiones. “Su presencia refleja una movilización política sin precedentes para combatir el cambio climático. Es una oportunidad que no podemos perder. Los líderes no vienen para hablar sino para actuar, para alcanzar un acuerdo”.

Aunque Rasmussen admitió que hay dificultades sobre la forma que tendrá ese acuerdo -está casi descartado que sea un tratado vinculante que sustituya a Kioto- mantuvo la presión: “Necesitamos un fuerte y ambicioso acuerdo en Copenhague. El acuerdo afectará a todos los aspectos de la sociedad, como lo hace el cambio climático”.

Dinamarca ha hecho de la apuesta por las renovables uno de los motores de su economía y mantiene que de su capital debe salir el acuerdo que evite un calentamiento superior a los dos grados centígrados. El primer ministro defendió la necesidad de tener “una prosperidad baja en carbono” y explicó que “dos tercios de la comida en la cumbre es orgánica” y que han tratado de “reducir al máximo la huella ecológica de la cumbre”. Y concluyó con un mensaje que cada vez se escucha más por la ciudad: “Durante las próximas dos semanas Copenhague será Copenhaguen”.

Tras Rasmussen habló el presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el indio Rajendra Pachauri, que en 2007 recibió el Nobel de la Paz junto a Al Gore. “El calentamiento del sistema climático es inequívoco” y “la mayoría de la temperatura observada en la segunda mitad del siglo XX es muy probablemente debida a la emisión de gases de efecto invernadero de origen antropogénico”.

Pachauri trazó un panorama muy duro de lo que ocurrirá con el cambio climático: “Cada tormenta amenaza la propiedad en las pequeñas islas del Pacífico y en Bangladesh por la subida del nivel del mar. Desaparición del hielo, aumento de sequías y olas de calor, reducción de disponibilidad de agua en el Mediterráneo, subida del nivel del mar de hasta siete metros por el deshielo de Groenlandia… El cambio climático exacerbará las tensiones por el agua”. Pachauri citó las experiencias de Dinamarca y Alemania en energía eólica. El indio no mencionó España, donde la eólica produce el 12% de la electricidad y las exportaciones del sector superan las del vino.

“El incidente reciente de CRU [Climatic Research Unit, la institución universitaria de la que fueron robados correos electrónicos en los que un grupo de científicos aparentemente manipulan datos para exagerar el calentamiento climático] demuestra que algunos irán incluso más allá de la ley para dañar al IPCC. Pero el IPCC y sus hallazgos se basan en mediciones de todo el mundo en tierra, océanos y hielos”.

El secretario de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Yvo de Boer, abrió con una cita de un niño de seis años en el que contaba cómo un ciclón le separó de sus padres: “El mundo está aquí para evitar desastres como éste”. “El reloj está a cero después de dos años de negociación”. Yvo de Boer sostuvo que es el momento de llegar a un acuerdo: “El tiempo de las declaraciones ha terminado. El tiempo para reafirmar las posturas se ha acabado”.

Previamente, la presidencia danesa emitió un dramático vídeo en el que una niña, tras ser arrastrada por sequías y vientos huracanados, concluye: “Por favor, ayuden a salvar el mundo”.

R. MÉNDEZ / C. ÁLVAREZ – Copenhague – 07/12/2009

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