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Hamas siempre ha tenido dos caras: la amable, reflejo de estos hombres y mujeres que se confunden fácilmente con los representantes de la alta burguesía occidental y la guerrera, encarnada por los sanguinarios hombres-bomba.
La cara amable o, mejor dicho, la mano derecha, se dedicó a construir hospitales y colegios, a abrir guarderías y centros de capacitación profesional, a socorrer a los más necesitados y ayudar económicamente a las familias de los “mártires” de la Intifada. La mano izquierda se dedicaba a “castigar al infiel”, a perpetuar la lucha armada contra Israel. Con unos métodos violentos que nada tienen que ver con las leyes de la guerra; con unos métodos empleados en su momento por el ERI irlandés, la EAOK chipriota o el propio Irgun hebreo en la Palestina administrada por el imperio británico hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente, los occidentales sólo están familiarizados con las hazañas de la mano izquierda de Hamas.
El Movimiento de Resistencia Nacional se apuntó una estrepitosa victoria en las recientes elecciones celebradas en Palestina. Un éxito inesperado que sacudió los cimientos de las mutantes estructuras políticas de Israel. El establishment de Tel Aviv, acostumbrado a tratar con los tecnócratas de Al Fatah no disimula su inquietud ante el auge del radicalismo islámico en la zona: a la victoria de Hezbollah en el Líbano se han ido sumando el ascenso de los conservadores en Irán, el innegable protagonismo de los Hermanos Musulmanes en Egipto y el triunfo de Hamas. El porvenir de la nueva coalición ideada por el primer ministro Ariel Sharon depende en gran medida del espectacular vuelco registrado durante los comicios palestinos y, ante todo, de la actuación de la mano izquierda de Hamas.
Por su parte, la cara amable sabe que no podrá renunciar públicamente a los objetivos del Movimiento de Resistencia: la “remusulmanización” de la sociedad palestina (laica, en su gran mayoría, y poco propensa a aceptar ucases decretos de los ulemas autoridades religiosas islámicas) y la creación del Estado islámico. En cuanto a la lucha armada se refiere, Hamas ha decidido prolongar la tregua negociada hace un año con la ANP. Esta noticia apenas ha trascendido.
Las condiciones impuestas por “los 25” y los miembros del “Cuarteto de Madrid” para el mantenimiento de la ayuda humanitaria al pueblo palestino equivalen, para Hamas, a una renuncia inmediata, total y definitiva a los demás puntos que figuran en su programa. Ahora bien, no cabe la menor duda de que la mano derecha sabrá acomodarse con el inevitable pragmatismo de las relaciones internacionales. También cabe suponer que, en caso de emergencia, la mano izquierda de Hamas sabrá encontrar “inquietantes” soluciones de recambio, como por ejemplo las arcas de la monarquía saudita o la ayuda solidaria de los ayatolas iraníes.
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Por:: Adrián Mac Liman*
*Escritor y periodista, miembro del Grupo de Estudios Mediterráneos de la Universidad de La Sorbona, París. [email protected]
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