Dos días después el pequeño grupo de comerciantes y ganaderos que
dominan la vida del pueblo de Maria Lombardo, Cotzocón, Oaxaca,
propalaba el rumor de ” ya vienen los de la APPO, y van a saquear las
tiendas y a quemar las casas”, creando un gran alboroto como dicen las
gentes del lugar.
Ese mismo tipo de rumores y amenazas circula constantemente en todas
las regiones del Estado; y no sólo en los pueblos pequeños y aislados, sino
también en ciudades tan grandes como Tuxtepec, Marías Romero o
Miahuatlan. En Matías Romero, priistas bien identificados quemaron la
radiodifusora La Consentida y al día siguiente esparcieron el rumor de
que la APPO iba a saquear los locales del Mercado 12 de Octubre;
creando zozobra y temor entre algunos comerciantes incautos.
En el Istmo, los operadores de las radios indígenas, vienen siendo
constantemente hostigados y amenazados de muerte y las amenazas ya se
extienden a sus familiares. Primero se fueron sobre Radio Huave, la
más poderosa radio comunitaria del Istmo, después siguieron en contra del
coordinador de Radio Ayuuk y ahora el Presidente Municipal de San
Dionisio del Mar, amenazó al responsable de Radio Umalalang. Es la
Otra guerra, la que ha alcanzado también a los comunicadores y en particular
a los periodistas del diario Noticias.
Pero no solo son amenazas y rumores que angustian y crean un clima de
linchamiento, es la guerra sucia y abierta que ejecutan porros y
policías vestidos de civil, que secuestran y torturan a universitarios
y a activistas sociales como Pedro García García y Ramiro Aragón. Es la
agresión artera, que amparada en la oscuridad le ha costado ya la vida
a por lo menos 6 oaxaqueños, incluidos Alejandro, un rotulista solidario
asesinado por un militar y un maestro opositor al movimiento, que bien
pudo haber sido asesinado por los mismos promotores de la guerra sucia,
para endosar este crimen a la APPO y desencadenar un enfrentamiento
mayor.
Es la guerra sucia, que hacen grupos de priistas, supuestos padres de
familia, que en realidad son policías vestidos de civil acompañados de
choferes de taxi a quienes les prometen una concesión a cambio de abrir
escuelas a la fuerza.
Las amenazas y agresiones que operan los delegados del Gobierno
Estatal, Presidentes municipales y dirigentes del PRI son parte del plan que se
viene ejecutando desde hace ya más de 3 meses por órdenes del
Gobernador Ulises Ruiz, quien busca desesperadamente sostenerse en el Gobierno,
sin importarle el costo que puedan tener estos enfrentamientos.
Los grandes medios de comunicación han puesto toda su atención en la
otra cara de la Guerra; reseñaron el vuelo de los helicópteros sobre la
ciudad de Oaxaca y el masivo arribo de infantes de marina a Salina Cruz
y Huatulco. Sin embargo la otra guerra, la de todos los días, la que
no se lee, la que camina en lo oscuro, sigue avanzando y nutriendo el
peligro de una gran confrontación en Oaxaca.
En Oaxaca hay dos guerras. Una con cara de invasión militar y la otra
promovida por los caciques y gobernantes locales que están dispuestos a
todo con tal de no perder los privilegios que les ha dejado el gobernar
de manera ininterrumpida durante 77 años. Y mientras el Senado de la
República se resiste a desaparecer los poderes en ese Estado, los
violentos caminan de noche y lo hacen rápido.
Carlos Beas Torres
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