Casi la mitad de toda la tierra cultivable que hay en Estados Unidos está en manos del 4% de los propietarios del país. En Guatemala, menos del 8% de los productores agrícolas se reparten el 80% de la tierra. Y la mitad del campo de Brasil está controlado por el 1% de la población.
La desigualdad en el acceso a la tierra, perpetuada por gobiernos y empresas, es uno de los factores que están empujando al abismo al sistema alimentario mundial. Esta especulación, junto con la escalada de los precios de los alimentos y el cambio climático, constituye una “bomba de relojería” que puede echar por tierra “décadas de avance en la lucha contra el hambre, según el estudio Cultivar un futuro mejor, presentado ayer por la ONG Intermón Oxfam.
Sólo un “poderoso y pequeño grupo” de entre 300 y 500 compañías “se benefician de esta situación y hacen presión política para mantener el statu quo”, denuncia la ONG, que añade que estas empresas “amasan recursos a costa de las poblaciones rurales empobrecidas y de consumidores que pagan más por los alimentos”.
Un ejemplo más concreto está en el negocio del grano. Tres compañías norteamericanas (Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill) controlan el 90% del comercio mundial de grano, lo que contribuye a la “volatibilidad de los precios de los alimentos”, reportando beneficios millonarios a estas empresas.
“Los gobiernos han fracasado porque no han invertido en la pequeña producción y porque no han puesto el sistema alimentario bajo control”, afirmó ayer el director del estudio de Intermón Oxfam, Gonzalo Fanjul. Poner al descubierto a estas empresas y a estos gobiernos que están sosteniendo un “sistema alimentario roto” es uno de los objetivos de la campaña Crece, la mayor de toda la historia de Oxfam, ya que abarca 45 países.
Más víctimas
Hoy hay cerca de mil millones de personas en el mundo que pasan hambre, la mitad de ellas en Asia. Esta cifra crecerá brutalmente, según Intermón Oxfam, si las políticas mundiales y los comportamientos de las empresas no cambian. Para comprobar esta hipótesis, basta con echar la vista atrás y ver lo que ha pasado hasta ahora.
El alza en el precio de los alimentos en 2008 empujó a la pobreza a cien millones de personas más y el encarecimiento en lo que llevamos de 2011 en 2010 el incremento fue del 36% sumó otros 44 millones de hambrientos. Intermón Oxfam advierte en su informe de que el precio de los alimentos seguirá creciendo hasta duplicarse en los próximos 20 años.
“La mitad de este aumento se deberá al cambio climático y los más afectados serán las personas más pobres del planeta, que invierten el 80% de sus ingresos en comida”, explicó ayer la directora del departamento de Campañas y Estudios de la ONG, Irene Milleiro.
Si tenemos en cuenta que en el año 2050 la demanda de alimentos crecerá un 70% habrá 9.000 millones de bocas que alimentar y que el rendimiento de las cosechas se reducirá a menos del 1% en la próxima década, la “nueva era de crisis”, como la define Intermón Oxfam, podría arrastrar al hambre y a la pobreza a muchos millones de personas más.
Aunque la ONG no da cifras exactas, aporta un dato del estudio Climate Change and Hunger: Responding to the Challenge, publicado en 2009 por el Programa Mundial de Alimentos: antes de 2050, cerca de un 20% más de personas correrán el riesgo de sufrir hambre por culpa del cambio climático. Además, el 70% de la población de dentro de 20 años (6.300 millones de personas, aproxidamente) “vivirá en países vulnerables, que no controlan su sisema alimentario y dependen de otras economías”, añadió Fanjul.
Propuestas
Ante este negro escenario de futuro, el estudio de Intermón Oxfam hace un llamamiento a las grandes potencias que participan en el G-20 y también al Gobierno español para que regulen mejor los mercados alimentarios e inviertan en un fondo global para corregir los efectos del cambio climático. Fanjul propuso la reforma de los mecanismos de coordinación comerciales para evitar el “pánico” que se produce cuando hay bloqueos en las exportaciones o repuntes del precio de los alimentos, como sucedió en 2008.
La ONG también plantea la creación de bancos de alimentos locales y regionales para apoyar la producción propia. Esta inversión es clave, señaló Fanjul, para “frenar la dependencia alimentaria de países en vías de desarrollo, como los del África subsahariana”.
Las desigualdades de la desnutrición
Mil millones: hambre en el mundo
Cerca de mil millones de personas en el mundo pasan hambre, casi uno de cada siete seres humanos. La mayoría son mujeres y niñas.
80%: entornos rurales
Cerca del 80% de la gente hambrienta vive en áreas rurales, en hogares de
pequeños campesinos.
150 millones: igualdad de género
Si existiera una igualdad de derechos entre mujeres y hombres, se podría alimentar a 150 millones de personas más.
Por ANNA FLOTATS MADRID 01/06/2011 01:00 Actualizado: 01/06/2011 10:20
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