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Las Américas de Bush a Obama

Las Américas de Bush a Obama

El 27 de junio de 1990 a las 2:48 PM, el presidente George Bush (padre) anunció en la Sala Este de la Casa Blanca el lanzamiento de su “Iniciativa para las Américas”, que marcaría las relaciones entre Estados Unidos y América Latina no sólo de su gobierno sino también de sus sucesores, los presidentes Bill Clinton y George Bush (hijo).

Entre los convocados para escuchar la nueva iniciativa, el presidente Bush (padre) destacó la presencia de varios miembros de su gabinete, el director de la CIA, Bill Webster, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan (“un amigo de siempre”), el presidente del Banco Mundial, Barber Conable, el subdirector gerente del FMI, Richard Erb, y “Ricky (sic) Iglesias”, presidente del BID y “viejo amigo de los Bushes”. Ante este público distinguido, Bush se congratuló del retorno a la democracia de América Latina (“con una sola excepción: Cuba”) y citó al “valiente presidente Virgilio Barco” de Colombia: “El viejo match entre Karl Marx y Adam Smith está llegando a su fin” gracias al “reconocimiento de que las economías abiertas con acceso a los mercados pueden conducir al progreso social”.

Aquella visión de Bush (padre) dio origen a la sucesión de “Cumbres de las Américas”, la primera de las cuales se realizó en Miami en 1994 y lanzó las negociaciones hacia la constitución del ALCA, un área de libre comercio “desde Alaska a Tierra del Fuego” que nunca despegó y fue definitivamente enterrada en 2005 en Mar del Plata.

Este viernes, las presidentas y los presidentes de las Américas (con la excepción de Cuba) vuelven a reunirse, esta vez en el Caribe angloparlante, en Trinidad y Tobago. Casi veinte años después de la caída del muro de Berlín, la caída de la calle del Muro (Wall Street) en setiembre del año pasado enmarca a esta Quinta Cumbre de las Américas en un contexto simétricamente opuesto al de la primera.

De quienes asistieron a la reunión de 1990 en la Casa Blanca, el uruguayo Enrique Iglesias es el único que continúa políticamente activo, al frente de la Secretaría General Iberoamericana, que incluye a Cuba y excluye a Estados Unidos.

Alan Greenspan, el otro invitado calificado como “gran amigo” por Bush (padre) en 1990, seguramente coincidió con éste en su afirmación de que “la necesidad de reformas para liberar los mercados es clara”. Pero frente a la actual crisis, a la que describió como “un tsunami que ocurre cada cien años”, Greenspan debió admitir, el 23 de octubre pasado en testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, que su ideología sobre el funcionamiento virtuoso de los mercados libres y sin regulación era “defectuosa” (flawed).

La propuesta de Bush (padre) para América Latina tenía “tres pilares: comercio, inversiones y deuda”. Hoy, es Estados Unidos quien está endeudado. Brasil se ha convertido en uno de sus acreedores; el tratado de libre comercio con Colombia encuentra serias dificultades para ser ratificado en un Congreso dominado por el partido de Barack Obama y la liberalización del flujo de capitales impulsada por aquella ideología defectuosa hizo que éstos fluyeran desde el Sur hacia el Norte. Tal flujo de abajo hacia arriba contradice las teorías libremercadistas según las cuales el mercado llevaría capitales de donde abundan (en el Norte) a dónde hacen falta (en los países pobres del Sur). La desregulación del mercado de capitales llevó, como es sabido, a la burbuja de los créditos hipotecarios en Estados Unidos, cuyo estallido en setiembre desató la actual crisis financiera y económica global.

En un gesto sin precedentes de acercamiento a México, la jefa de la diplomacia estadounidense Hillary Clinton reconoció a fines de marzo que los terribles problemas que enfrenta el gobierno del presidente Felipe Calderón en la lucha contra los “narcos” se originan en gran medida en la demanda de drogas en Estados Unidos. Durante la cumbre del G-20 realizada el 2 de abril en Londres, Obama vetó toda mención al origen estadounidense de la crisis global. Es que, enmarcado en un documento oficial, este reconocimiento de culpas podría derivar en exigencia de compensaciones.

En Londres, Obama se encontró con sus colegas de Argentina, Brasil y México. Brasil obtuvo en una declaración contraria al proteccionismo comercial como reacción ante la crisis, Argentina -en alianza con Alemania y Francia- obtuvo apoyo al combate a la evasión fiscal y México -afectado simultáneamente por la baja del petróleo, la disminución de las remesas de sus emigrantes y el corte del flujo de inversiones-, la promesa de un fortalecimiento en la capacidad del FMI de acudir a su rescate después de haber gastado la mayor parte de sus renovados cofres en atender las múltiples urgencias de Europa oriental.

Sin embargo, los reclamos comunes de la región sobre una reforma sustancial de las instituciones de Bretton Woods, con más voz y voto para las economías emergentes, no fueron atendidos, tal vez porque con ello Estados Unidos podría perder su poder de veto en el Banco Mundial y el FMI. Ademas, la propuesta de Obama de habilitar a los gobiernos emergentes a que gasten más está en los hechos muy limitada por su sugerencia de que sea el FMI quien habilite estos fondos.

En vez de recurrir al FMI y someterse a sus condicionalidades, Argentina acaba de firmar con China un acuerdo para fortalecer sus reservas por el equivalente a 10.000 millones de dólares, el primero de este tipo entre el gigante asiático y un país latinoamericano. Argentina y Brasil, por su parte, ya hace un tiempo que dejaron de utilizar el dólar en su comercio bilateral y esta tendencia a abandonar la moneda estadounidense como unidad de cuenta y de reservas se está extendiendo a toda América del Sur.

En este clima de creciente distanciamiento entre la región y el vecino del Norte, qué va a ofrecer Obama durante la cumbre que comienza el viernes es todavía un misterio. Las pocas referencias a América Latina hechas durante su campaña electoral estuvieron dirigidas al electorado de origen cubano y mexicano, y no a los gobiernos al sur del Río Grande. Pero a Obama le sobra en capital político y moral lo que le falta en capital financiero y no hay por qué dudar de su palabra cuando dice que concurre a Puerto España a escuchar más que a aconsejar.

Después de todo, el primer presidente de Estados Unidos nacido después de que Fidel Castro bajara de la Sierra Maestra a La Habana ha cumplido su promesa de cerrar la cárcel de Guantánamo y acaba de dar un paso concreto hacia el levantamiento del bloqueo a Cuba. Más importante aún, ha declarado sin ambages que la tortura no es admisible en ningún caso, ni siquiera para perseguir un fin loable como el de la lucha contra terroristas.

No es poca cosa, para comenzar un nuevo diálogo con la región, que Obama marque claramente su distancia con las políticas de Bush. Padre e hijo.

Por, Roberto Bossio

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