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“Lo que sufren los Cinco son los zarpazos. Silvio Rodrìguez

Su respuesta: “pues yo no”, me aclaró en palabras que no solo las
canciones de las que hablaríamos pertenecen a una época que jamás se fue de
su vida. También se había traído para comentarlas al Silvio que nunca
ha dejado de ser, el enemigo implacable de los elogios y las
reverencias. El que la gente ama y teme al mismo tiempo, como se ama y se teme a
la verdad[2] que es, como el pasado y el futuro, la obsesión de sus
textos.

Por suerte, reía al responderme y pude ver con alivio que traía un
pliego de hojas con las respuestas al cuestionario que adelanté a su
oficina pocas horas antes.

Al elaborar las preguntas, me había cuidado de no pedir demasiado.
Estaba lejos de pretender “la entrevista” a Silvio. Aunque respeto y
disfruto las que tantos han hecho ya, hasta ahora me habían bastado sus
canciones (o me refugiaba en esa certeza)[3].

Pero cuando se presentó el disco en el ICAP[4] y Víctor Casaus leyó un
texto inmenso en todos los sentidos[5] donde se alegraba de “…compartir
con él, con ustedes, estos momentos, aquellos sueños y los sueños que
vendrán mañana, cuando también habrá que “escribir textos dignos de los
clásicos, de los rebeldes, de los fundamentales que admirábamos” y
admiramos…”, decidí hablar por los Cinco, que tanto hubieran querido estar
allí y no podían. Sé cuánto significaría para ellos, recibir algo al
menos de la fuerza de las canciones y del  aliento de aquellos años
tremendos (1969-1970) que flotaban en el ambiente de la presentación como
una hermosa señal de confirmación del vaticinio del poeta: “Cuando
escriban la vida los buenos, al final vencedores…”[6]

El resto lo puso este disco de gradaciones diversas, capaz de gustar
primero, sorprender después y fascinar finalmente, cuando se juntan su
hechura material y su espíritu en el sentimiento que escucha y provoca
preguntas y respuestas:

DISCO UNO

P: Como prometiste presentar el disco a los Cinco, comienzo por la
primera: ¿Por que Oda a mi generación[7]? ¿Nadie te ha dicho que suenan
demasiado intemporales sus presupuestos y que puede hacerla suya cualquier
joven generación? Por ejemplo, parece hecha para las de los Cinco (al
menos dos generaciones), pero igual he sido testigo de que lo sienten
muchachos de estos días. ..

R: No me había percatado de que Oda a mi Generación podía ser asumida
por personas de otro tiempo. Pero ahora que lo dices, veo que quienes
son revolucionarios por estar a la altura de sus circunstancias podrían
sentir esta canción como propia. También podría decirse que pueden
suscribir esta canción los que no se amilanan ante contradicciones, los que
quieren ir más allá incluso de sus propias dudas, los que entienden que
lo que está en juego, o sea el destino de este país, los trasciende
como personas.

Pero hay que decir que no todos tenemos el mismo aguante. Dicen que el
umbral del dolor es más sensible para unos que para otros. Por eso,
esta no es una canción que califica. No puede serlo porque está escrita
desde el desgarramiento.

Esta es la canción de alguien con principios y con conciencia, de pie
ante a sí mismo, tratando de responder a cuestiones que no se suelen
formular en voz alta. Es que había cosas que era necesario decir y que no
estaban dichas. Me parecía que pronunciarlas era una necesidad incluso
colectiva, una forma de exorcizarnos de temas que pueden llegar a
parecer colosales en la medida en que pasa el tiempo y no se abordan, que ni
siquiera se pronuncian para empezar a despejarlos.

Tratando de enfrentar uno de esos temas que suelen parecer tabúes, al
final de la canción hice una especie de aviso. Mencioné la posibilidad
de que un día no aguantara más exigencias y reventara. Creo que esa es
la parte que pudiera resultar más incomoda del texto. Siendo, como
somos, habitantes de un país asediado, realidad que nos obliga a superarnos
y a ser resistentes, mencionar la posibilidad de cansarse puede ser
interpretado como un insulto a la conciencia nacional.

Por mi parte siempre me interesaron los antihéroes. Esos que lloran y
se rinden de cansancio, los que claudican -no por ser malos, sino porque
sencillamente no pueden más-, son personajes muy a tomar en cuenta. La
literatura, el cine, el teatro y más que nada la vida misma, está llena
de esos caracteres humanos. ¿Por qué no habrían de tener cabida en la
canción?

Contar todo esto a verdaderos héroes de la resistencia y a sus
familiares puede parecer insensible. Pero quedamos en hacer este programa para
comentar y profundizar en los temas de este disco y creo que esta es
una faceta fundamental de la canción. También hay que decir que no hay
mejor forma de honrar que ser honestos.

O sea, que Oda a mi Generación fue un tema un poco maldito, parte del
mito negativo que me ha perseguido. Pero yo no me resigné a aquel juicio
limitado. Por eso la primera vez que me invitaron a cantar en presencia
de Fidel, lo primero que hice fue contar la leyenda negra y cantarle la
canción al Comandante.

Esto último preferí no mencionarlo en el disco, pero ahora lo cuento
aquí, entre compañeras y compañeros.

P: Menos mal que existen…las canciones (Todo el mundo tiene su
Moncada), que con el titulo se explican solas, pero sin él, pueden
relacionarse con otras historias. Celia, la hija de Haydeé, me la pidió un día en
el programa porque dijo que “era la que mejor le sentaba a los Cinco”.
¿Que te parece?

R: Me parece que Celia tiene una gran conexión con su mamá. No solo
porque Todo el mundo tiene su Moncada haya sido compuesta por petición de
Yeyé, sino porque Yeyé fue moncadista y los Cinco también lo son, a su
tiempo y manera. Ellos están viviendo todavía su propio Moncada, que es
más largo y en algunos aspectos tan o más difícil que el Moncada
original. Hay que decir que parte del sosiego de nuestras vidas, parte de la
paz de que gozamos está abonada por los que murieron en el asalto al
Moncada y también por el sacrificio de los Cinco. Esa es una verdad
incuestionable.

P: No aparezcas mas sin avisar…según la presentación del disco, es un
complemento (¿cantado por fin solo una vez o nunca?) de Ojalá. Pero se
le advierte también cierto parentesco con Tu fantasma, la canción
preferida de Gerardo y Adriana[8]…

R: Como ustedes comprenderán, eso último se debe a una rotunda
casualidad. Pero es una fortuna que así sea. Puede que la haya cantado alguna
vez, pero yo no lo recuerdo.

P: Más de una vez… me hizo reír sola. Me divertía mucho pensar que a
alguien como tú mas de una vez lo echaron a la calle “por callar donde
debo estar hablando, por hablar donde debo estar callado… por fumar
en los palcos del teatro, por hacerle una mueca a mi maestro…” Pero
por la presentación del disco, supe que las concebiste sobre un barco (de
ahí nunca te podían echar) y además aclaras que ahí te pintas como “el
gamberro que no eras”¿Fuiste por fin o no ese que echaron más de una
vez a la calle por desafiar convencionalismos?

R: Cuando dices que te divertía “pensar que alguien como” yo… estas
revelando la gran discrepancia de visión que tenemos de la misma
persona.

Lo primero que debo decir es que esta canción usa lenguaje figurado.
Eso de “darle de mi alcohol a algunos niños” no es posible tomarlo al pie
de la letra. Es otro tipo de alcohol el aludido, es una ironía contra
los que pensaban que yo podía estar envenenando las mentes de otros
jóvenes.  Sin embargo pudiera decir que en la vida real he traspasado
ciertos límites y que entre mis infracciones contables hay algunas que
fueron totalmente involuntarias. Por ejemplo, las quejas que llegaban a la
UJC sobre unos tenis sucios que yo usaba, se debían a que por entonces
yo no tenía otro calzado que ponerme. Sin embargo quien resolvió aquel
grave delito no fue la Juventud sino Haydeé Santamaría, que un día nos
consiguió zapatos.

Por supuesto que cometí transgresiones deliberadas de algunas normas
cívicas, e incluso puede que algún acto descrito como figura penal.
Aunque aclaro que lo único que he robado en mi vida ha sido libros, y muy
pocos. Tampoco he agredido a nadie, al menos físicamente. Mis conductas
antisociales tienen su origen por una parte en la bohemia y por otra en
el sentido de libertad que se ejerce cuando se necesita abarcar el
mundo; también de la curiosidad natural que puede tener cualquiera. Hay un
momento de la vida en la que uno rompe completamente con los cuentos de
camino.

Espero que a nadie le suban los colores con esto, porque sería una
inútil pérdida de colores. Yo no siento la más mínima vergüenza por haber
ejercido la existencia con toda la intensidad que ha estado a mi
alcance. Prefiero despedirme de la vida habiendo pecado más par exceso que por
defecto.

P: Dice Elizabeth[9] que ella escucha El día en que voy a partir,
pensando que bien pudo haberla escrito Ramón…

R: Eso es conmovedor. Por eso pienso que las canciones nunca están
terminadas hasta que llegan a sus destinatarios, que son quienes a fin de
cuentas las completan.

P: Palabras, ¿es una queja o una esperanza?

R: Palabras es la canción de un abrumado por el costo de llegar hasta
un punto y desde allí hace un cálculo de cuánto le pudiera faltar. Es
una canción que maldice ciertas insuficiencias, incluso algunos discursos
que han resultado ser solo palabras. Pero más que nada esta canción es
el deseo de que algún día podamos contarlo todo, sin cortapisas: tanto
las celebraciones por la justicia satisfecha como las quejas por las
esperanzas pendientes. Digamos que es una utópica canción que invoca la
plenitud.

P: Nunca he creído que alguien me odia. Esa canción es psicología sin
academia y es política sin panfleto. Y su explicación en el disco es
impresionante[10]. ¿Te gustaría agregar algo a eso, hablando para gente
que esta presa por enfrentar al odio que mata sin avisar?

Como en Resumen de Noticias y en otras, en esta canción me salí de lo
anecdótico y traté de explicarme las cosas, no desde la perspectiva del
implicado, sino tratando de llegar al fondo, al origen de la situación.
O sea, lo que canté es la explicación que me hice a mí mismo de lo
sucedido. Y es que nunca me han gustado, o más bien nunca me he creído
ciertas simplificaciones extremistas. Eso funcionaba bien con una bruja
mala y una princesa buena. Así es muy fácil describir al mundo, pero
también resulta elemental. Esa caricatura es el mejor caldo de cultivo para
luego sentirnos defraudados y acaso justificar el seguirnos portando
como bárbaros. Así que yo tenía muy claro que no me podía permitir caer
en la superficialidad que pretendía cuestionar.

Ahora bien: no es fácil eso de agregar algo para hombres que están
presos por enfrentar algo tan ciego como el odio. Porque es prácticamente
imposible transpolar aquella menuda incidencia de mi vida a la causa
trascendente de los Cinco.

Ellos son hombres que están resistiendo el embate de siglos de
historia, la presión de injusticias que se han convertido en costumbres, en
leyes, en poder aparentemente inamovible. Ellos son como la anunciación
del mejoramiento, resistiendo en sus celdas el peso de arraigos
ancestrales. No sé si humanamente servirá de consuelo comprender que  lo que
sufren son los zarpazos de una bestia contra una luz insoportable.

P:  La historia de Terezin me dejó muda…es muy cinematográfica. ¿Cómo
pudo salir tanto de un simple libro infantil?

R: Es que no es nada simple ese libro infantil. Los dibujos muestran a
niños detrás de cercas de alambres de púas y por encima de ellos nubes
y pájaros volando. Se ve a la triada familiar, Mamá, Papá y Nené, los
tres con la estrella de Judea que les obligaban a llevar. Algunos de los
poemas son desoladores, hablan de seres queridos desaparecidos. Pero
los más  terribles son los que conservan toda la inocencia y frescura
infantil, los que hablan de animalitos, de personas y de cosas que los
hacen felices. Ese libro es muy amargo, pero no debiera dejarse de editar
jamás. Es el alegato más contundente que conozco sobre los genocidios.

Terezin fue grabada para que fuera parte de Cita con Ángeles, pero
donde quiera que la ubicaba, se me salía de contexto. Gracias a eso tuve la
idea de crear un ambiente donde la canción se acomodara. Y ¿qué mejor
ambiente que entre las canciones de su tiempo? Así se convirtió en la
primera piedra de “Érase que se Era”.

P: ¿Qué fue de Judith[11]? ¿Cuidó sus estrellas? ¿Se puede hacer una
lectura de esta canción y de Una Mujer, mas allá de lo que dices de
ellas?, ¿pueden ser dos modos de decir que es posible el amor en la
diferencia, entre ellos y nosotros[12]?

R: Judith me fue a ver actuar a México, cinco o seis años después de
todo aquello. Fue con su novio, un muchacho inmenso y rubio, de aspecto
bonachón. Me contó que estaba feliz y que estudiaba enfermería en una
ciudad del sur de los Estados Unidos; me dijo que en las vacaciones se
iba a Canadá, con algunas compañeras de clase, a bailar ligera de ropas
en los cafés, para reunir dinero para pagarse los estudios. Me
sorprendió un poco aquella historia, pero ella no parecía afectada. En su medio
esa era una forma normal de pagarse la universidad. Supongo que desde
hace muchos años debe ser doctora. Ojalá le queden brillando muchas
constelaciones.

P:  Martianos: “Quiero que pare la muerte, yo quiero que pare el frío
para poder dedicarme a flor, a viento, a río.” Desde el título, esta
canción es muy martiana y es también una síntesis de los Cinco, pero la
hiciste en 1969. ¿Alguna vez has reparado en la frecuencia con que tus
metáforas se vuelven la vida?

R: Debe ser que yo me fijo en cosas que pasan siempre, que pasan una y
otra vez; cosas que aunque han pasado muchas veces nos dan la sensación
de estar ocurriendo sólo para que nosotros las descubramos y las
estrenemos. Yo creo que todo lo que cantamos debe haber sucedido millones de
veces desde que el mundo es mundo. De eso casi que no tengo dudas.

P: La canción de la Trova. Pretender explicarla sería un abuso de
redundancias. Pero esta versión con Adriano Rodríguez parece querer redundar
justamente cuando ambos cantan que “la guitarra es la guitarra sin
envejecer. . .”

R: Esa canción la canté una vez en un festival de la trova tradicional
en Santiago de Cuba, ante Rosendo Ruiz, uno de los pilares de la
canción, y me valió para que aquel señor me estrechara la mano y me diera
ánimos para seguir “por ese buen camino”. Por La Canción de la Trova los
más antiguos repararon en mí. Yo la quiero por eso.

P:  El seguidor de arco iris: “Que miedo a quedarse –quedarse a qué
miedo- ¿Es esa la autocrítica?

R: La autocrítica está en admitir que no queríamos responsabilidades,
sobre todo familiares. Hay ciertas etapas que son para quemarlas, lo que
te permite no tener que añorarlas después. Eso es lo que me estaba
pasando a mí y lo que entonces creí que le pasaba a otros.

Después algunos nos fuimos comprometiendo o fuimos comprometidos. Otros
siguieron en una bohemia perpetua, hasta que la mala vida y la cirrosis
se los lIevó. Sólo puse a tres amigos muy especiales de esa lista, que
en realidad es mucho más extensa.

DISCO DOS

P: El papalote, una de las más conocidas canciones de este disco, suena
sin embargo tan diferente que parece nueva, casi como una sorpresa,
hasta el estribillo. ¿De quién es la culpa, de Silvio, de Maykel o del
Tres?

R: Tenía esa deuda pendiente con El Papalote. La versión que hice con
el GES[13] quedó un poco desordenada, todavía no teníamos mucha
disciplina en las grabaciones. Esta es una canción ciento por ciento
autobiográfica. Todo lo que ella cuenta ocurrió. Tenía la deuda sobre todo con
Narciso el mocho, con él y con su tipo de personas, que son tan
importantes y nadie se da cuenta hasta que mueren y pasan a la tierra de los
elegidos, la de esas historias que a veces se trasmiten de una generación
a otra.

No sé por qué la notas tan distinta. Esta versión tiene prácticamente
las mismas notas. Quizás lo que sucede es que el arreglo esta más lleno,
tiene más flautas, los coros están mejor cohesionados y hacen armonías,
no como  los de la primera versión, que cantaban al unísono. Creo que
todo el concepto sonoro está más madurado, creo que no hay una nota de
más ni una de menos, por eso puede que se escuche con más rotundidad.

P: También suena muy diferente esta versión de Fusil contra fusil, pera
lo que más impresiona son las historias que cuentas de la canción, eso
de que te apuntaba alguien con un revólver desde la primera fila del
Auditorio Nacional de México y que luego te la pidieron mineros
bolivianos de la mina siglo XX, donde difícilmente se escuche alguna vez
cualquier música. ¿Será que la canción se hizo parte de los mitos que
acompañan al Che?

R: Yo puse Fusil Contra Fusil en parte porque a Niurka le gusta y me lo
pidió, y también porque el Che había sido muy importante para mí en
aquellos tiempos y sentía que era imprescindible su presencia. Desde el
principio tenia muy claro que tenía que diferenciar esta versión de la
del GES, que es muy vital, como los  tiempos originales. Así que trabajé
partiendo de una grabación de voces que hice con Sexto Sentido[14]. Yo
les grabé su parte cuando aun no había escrito ni una nota para la
nueva versión y la espacialidad de sus voces influyó en la elaboración
posterior. Fue una forma diferente de trabajar, pero a veces el azar
también juega su papel. Aproveché que ellas estaban en el estudio, no sabía
si iban a tener tiempo otro día, así que les dije: vamos a hacer estas
armonías, vamos a crear esta atmósfera. Y ese fue el punto de partida.

P: El matador es un exorcismo de violencia, dices tú, pero, ¿no es
también una autocrítica, no de Silvio, sino del ser humano y el animal que
lo habita?

R: Creo que tú la describes mejor que yo. En cualquier caso es una
canción contra la violencia, en la que me incluía, porque yo era antes más
violento que ahora. Era más agresivo en general, seguramente por ser
parte de un complejo mundo de agresiones. Así que también es una canción
autocrítica, porque a mi inteligencia no le gustaban algunas respuestas
de mi furor. Para mi lo cuestionable es la ferocidad ciega,
incompatible con la piedad humana. Lo rechazable es lo cruel, lo bestial, no lo
animal, porque animales somos y seguramente seguiremos siéndolo, al menos
por un tiempo.

P: Hoy es la víspera de siempre, otra canción que podría inspirarse en
los Cinco, si no la hubieras escrito en 1968…

R: No entiendo cómo esa canción pudiera estar inspirada en los Cinco,
así que ahora te corresponden a ti las explicaciones.

P: …me refería a que para ellos siempre es la víspera del día en que
esperan por la justicia.

R: Eso es distinto.

P: Por muchos lugares, es muy filosófica. Hay tanto de otras en
nosotros y viceversa, sin embargo “por eso no es raro que muchos no
entiendan…”, que paradoja. . .

R: Por muchos lugares fue una especie de ensayo formal. Yo estaba
empezando a jugar con estructuras fijas y con textos más densos. AI
principio me entusiasmó, pero con el tiempo lIegué a considerarla un ladrillo.

P:  Cuántas veces al día es un duro alegato contra el acomodamiento, la
pereza, el miedo, contra tantas cosas..¿Por eso siempre has sido tan
directo en tomar partido y expresar compromiso?

R: Hay una canción que se llama Yo te invito a caminar conmigo, de esa
misma época, que dice: “Con el oportunismo tengo un duelo,/con las
cabezas como el hierro viejo/y sin embargo estoy amando/y abro un trillo
sobre el fango”.

Yo le pegaba duro a todo lo que pensaba que era oportunismo, yo era
incluso insolente. Supongo que algunos escucharían aquellos textos y
pensarían: “¿Qué se habrá creído este tipo?” Y era que yo estaba aun lo
suficientemente cerca de la niñez como para creerme listo para el gran
cambio. O sea, según José Ingenieros yo no tenía complicidad con el pasado,
era cabalmente joven y estaba listo para un nuevo tipo de mundo, que
por otra parte todavía solo era un sueño para el que apenas se estaban
sentando bases.

Yo no estaba solo en eso, la mayoría de la primera remesa de la llamada
nueva trova tenía conflictos parecidos. Se le pedía sacrificios a la
gente que los demandantes no hacían. Los que me botaron del lCR por decir
que Los Beatles habían borrado las barreras entre la música culta y la
popular, tenían todos los discos de Los Beatles, yo no tenía ninguno.
Yo tenía discos de Vivaldi y de Mozart, que compraba en la casa de la
cultura checa. Ellos compraban a Los Beatles cuando viajaban al
extranjero, o los mandaban a buscar con amigos, como más tarde me enteré. Ese
tipo de cosas era muy decepcionante pero yo nunca la cogí con la
Revolución. Pensaba que todo aquello era producto de la hipocresía oportunista
y me cuidaba de botar el sofá, o  sea de echarle la culpa a la
Revolución. La verdad es que no tenía piedad con el oportunismo.

A veces se cometía una injusticia y alguna gente se callaba, para no
señalarse y no salir perjudicado. A ese tipo de persona, que todavía
existe, esta dedicada Cuantas Veces al día.

P: Explicando El barquero, llamas a Vicente Feliú el mejor perito en
Silvio antiguo que te queda. ¿Es que hay un Silvio moderno?

R: El Silvio antiguo es el anterior a Días y Flores[15], ese que estaba
disperso en grabaciones de varias instituciones y también en la memoria
de algunos de sus amigos. Hay canciones que nunca grabé, como es el
caso de El Barquero. Sin embargo hay un arreglo maravilloso de esa canción
que Enriqueta Almanza hizo para Elena Burque. Ese arreglo lo  escuché
en la década del 80 en el archivo de música de la televisión, cuando
estaba a cargo de un enamorado de aquella colección, llamado Juanito La
Torre. Fue un fallo mío no pedirle que me lo copiara. Ahora nadie da con
él. Sería la prueba viviente de que esta versión de El Barquero está
adulterada. Aunque por suerte siempre podría apelar a la licencia que
debe tener el autor.

P: En Discurso fúnebre declaras que para ciertos asuntos no has crecido
mucho todavía. Y al explicarla te cuentas militante de la infancia.
¿Cuanto de niñez acreditas en el hombre que este año cumple 60?

R: A mi me parece que mucha, aunque no sé si todavía estoy listo para
el gran cambio. Cuando yo era adolescente tuve un amigo espiritista de
70 años, llamado Tomás Mendoza, que siempre decía que la revolución era
para los jóvenes. Y que Fidel deberla fusilar a todos los que pasaran
de 30 años. Por supuesto que lo decía muerto de la risa, pero en broma y
todo no dejaba de tener algo de sentido.

P:  Recuerdo cuando dijiste en la presentación del disco que creías que
Epistolario del subdesarrollo necesitaba explicación para los jóvenes
hasta que los muchachos que la hacen contigo te preguntaron si era
nueva. Yo también creo que no necesita explicación, pero la mención de Noel,
a quien está dedicado el álbum sí merece un comentario tuyo.

R: Eso que cuento en el primer párrafo pasó creo que en Bauta, en un
centro de trabajo donde solo había mujeres. A mitad de canción nos
preguntaban si no nos sabíamos alguna de las canciones que sonaban por la
radio. Nosotros no llegábamos a ofendernos del todo, nos dábamos cuenta de
que estábamos viviendo una experiencia macondiana[16] y no dejaba de
ser también divertido.

Yo viajé y canté mucho con Noel, sobre todo hicimos varias giras por
México, algunas de dos o tres meses. Noel y yo, salvo una o dos
excepciones muy al inicio, nos llevamos muy bien. Siempre admiré mucho sus
canciones, su creatividad.

Recuerdo que sentados en una ruta 27, bajando por G entre 25 y 23, le
pregunté si había leído la poesía de Vallejo[17]. Me dijo que no y de
entre los papeles que llevaba saqué la antología de Casa de las Américas
y se la di. Poco tiempo después me sorprendió con las primeras
musicalizaciones de Poemas Humanos y de Trilce. Yo siempre lo  “chivaba”,
diciéndole que me debía la dedicatoria de ese trabajo, que hasta donde
conozco es el mejor que se ha hecho con la poesía de Vallejo.

P: Érase que se era una vez… Cuéntanos qué sentiste el día de la
presentación de este disco, cuando estaban allí Víctor, Vicente, Sara,
Amaury y todos nosotros los que te seguimos como a un predicador desde
aquellos días en que ustedes cambiaran el destino de la canción y nos
hicieron a tantos militantes de la trova. ¿Eres consciente de todo lo bueno
que ustedes sembraron en las generaciones siguientes con sus canciones,
pero también con sus actitudes ante la vida?

Predicador es el pastor Raúl Suárez, no yo. Para quienes me ven como
predicador escribí la canción Derecho Humano[18]. Hay otras con las que
también me defiendo de los espejismos que la admiración desmesurada
puede provocar. Si esas ilusiones quedaran ahí, no habría problemas, pero
después algunos esperan que uno se porte como el héroe que tienen en sus
cabezas y no hacen más que ponernos en aprietos, porque de lo que si no
hay dudas es de que no soy ningún héroe, sino un simple autor de
canciones.

Los héroes son los que estamos celebrando y saludando hoy aquí, desde
estos pequeños estudios que se llaman Ojalá[19]. Sirva ese nombre para
desearles lo mejor: que esa prisión fecunda desaparezca cuanto antes y
que muy pronto se puedan reunir con sus familiares y con el pueblo que
los espera.

——————————————————————————–

[1] “Érase que se era”. Al  asistir a su presentación a mediados de
este año, le recordé a Silvio que para los cinco jóvenes cubanos presos en
cárceles norteamericanas, sus canciones significaban tanto como para
cualquier de nosotros, pero eran, además, fuente fundamental de sus
admirables resistencias. Como no hay otro modo de que puedan escuchar el
disco en sus prisiones, Silvio prometió comentar cada una de sus 
canciones en el programa dedicado a los Cinco que Radio Rebelde transmite los
domingos de 10 y 30 a 12 de la noche.

[2] “…pero cantar es difícil porque hay que querer la verdad mucho más
que la misma canción…La verdad no ha existido jamás, todo depende de la
hora de hablar…” dijo en La defensa del trovador.

[3] El 4 de enero de 2005, Juventud Rebelde publicó bajo mi nombre la
versión que hice de una entrevista de los Cinco a Silvio, donde nuestro
programa fue solo el intermediario de un diálogo armado con las
preguntas que los héroes enviaron a través de sus familiares.

[4] Primeros días de agosto de 2006.

[5] Ver: Víctor Casaus: Palabras en la presentación de “Érase que se
era” en www.trovacub.com.

[6] Rosana del disco “Descartes”.

[7] Todas las letras del disco en La página de Silvio Rodríguez (
http://patriagrande.net)

[8] Gerardo Hernández, uno de los Cinco, condenado a doble cadena
perpetua más quince años y Adriana Pérez su esposa, impedida por  la
administración de George W. Bush  del derecho de visitarlo en prisión, al
negarle reiteradamente la visa de entrada a Estados Unidos bajo diferentes
pretextos, todos falsos.

[9] Elizabeth Palmeiro, esposa de Ramón Labañino, uno de los Cinco.

[10] Aquí Silvio cuenta de alguien que le confesó que una vez lo esperó
a la salida de un concierto para matarlo.

[11] Nombre de la novena canción del disco e inspiración de otras dos.

[12] Léase cubanos y norteamericanos.

[13] GES: Grupo de Experimentación Sonora (del ICAIC)

[14] Grupo vocal que interviene en el disco.

[15] El primer disco grabado por Silvio.

[16] De Macondo, el pueblo imaginario de Cien años de soledad, de
Gabriel García Márquez.

[17] César Vallejo, el poeta peruano.

[18] “Yo pido pues que no me admiren/yo pido pues que no me sigan/ que
solo estoy cantando un poco por cantar…”

[19] La entrevista se grabó finalmente en los estudios Abdala, pero
vale la alegoría del Ojalá que nombra a los estudios donde Silvio preparó
las respuestas.



Arleen Rodríguez Derivet
2006-10-23


 

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