Los campesinos, indígenas y representantes de organizaciones sociales de Bolivia juraron ofrendar sus vidas para defender la Asamblea Constituyente. Ayer, más de 10.000 de sus representantes se reunieron durante más de seis horas en el estadio Patria de Sucre y resolvieron pedir la reinstalación inmediata de la Asamblea, rechazar el fallo judicial que declaró nula la resolución que quita el pedido de traslado de los poderes Ejecutivo y Legislativo de La Paz a Sucre y respaldaron el gobierno de Evo Morales. En la inauguración de la cumbre social, el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Isaac Avalos, salió a respaldar al presidente Morales. Aseguró que la derecha no lo quiere sólo porque es indio y que si tuviera corbata todos estarían contentos. Añadió que defenderán los cambios de “nuestro presidente, de nuestro indio”.
Se trató de una concentración pacífica que echó por tierra los presagios más agoreros. Se temía que ayer se registrara un enfrentamiento en la capital constitucional boliviana, pero la suspensión de la Asamblea Constituyente por un mes y el fallo de la Justicia a favor de la demanda sucrense desmovilizaron a los capitalinos y los campesinos tuvieron la ciudad para ellos solos. Incluso un grupo de 2000 cocaleros de Yungas de La Paz se atrevió a ingresar a la ciudad marchando. A las 10, pasaron por la plaza central de la capital al grito de “Sucre escucha, únete a la lucha”. En lugar de enfrentarse con ellos, los capitalinos decidieron ignorarlos, en la mayoría de los casos, y en otros aplaudirlos y darles la bienvenida con ironía a “la capital de la República y sede de los tres poderes del Estado”. Otro grupo que se atrevió a marchar fueron los cocaleros de Chapare, la vanguardia de Evo Morales. Llegaron desde Cochabamba en un número superior a las 3000 personas y dieron volumen a la manifestación, gritando consignas contra el pedido de capitalidad plena y los dirigentes de los cuatro departamentos que exigen autonomía.
Ya dentro del estadio, se verificó que no pasaban de 10.000. Hace tres semanas se había prometido la presencia de 100.000 personas; sin embargo, transportar esa cantidad de personas exigía un esfuerzo económico demasiado grande y no se justificaba. El viernes pasado, cuando la directiva de la Asamblea decretó el receso de un mes, la presencia de los campesinos en Sucre ya no tenía tanto sentido. Uno de los propósitos de la movilización masiva era acordonar la sede de la Constituyente para permitir que el partido de Evo Morales, el Movimiento Al Socialismo, pudiera aprobar su texto constitucional o el traslado de las sesiones del foro a otra ciudad de Bolivia.
El discurso más esperado de la reunión fue el de la presidenta de la Asamblea, Silvia Lazarte. La líder surgida de las luchas en la zona cocalera de Chapare brindó un resumen de lo que vivió las últimas semanas en Sucre, se declaró víctima del racismo y aseguró que pondrá en consideración del pleno de la Constituyente si acata el fallo de la Justicia que los obliga a tratar el pedido de capitalidad plena como manda su reglamento de debates. El encuentro concluyó con un manifiesto de 18 puntos. En él los indígenas exigen que el nuevo texto declare a Bolivia un Estado plurinacional, social y comunitario, que se incluya la reelección y revocatoria del mandato de las autoridades, la elección por voto directo de todos los jueces y fiscales, el reconocimiento a la Justicia comunitaria, la penalización del racismo, el derecho a la salud desde el nacimiento hasta la muerte y erradicación del analfabetismo.
Por Pablo Ortiz
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