Poco después de la una de la tarde de ayer, el ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (foto), figura clave en el golpe institucional que destituyó a la presidenta constitucional Dilma Rousseff, fue detenido por la policía federal en Brasilia.
Tan pronto se conoció la noticia, alguien comentó que el Rivotril, poderoso y popular ansiolítico, había desaparecido de las farmacias de Brasilia.
Es que Cunha es guardián de un sinfín de secretos que ponen en riesgo la supervivencia política de más de un centenar de diputados y senadores, y pueden devastar el gobierno de Michel Temer. Concretamente, es el más poderoso de los todos políticos presos por la Operación Lavado Rápido, el único capaz de hacer tumbar el gobierno de Temer. Además de corrupto, fue también corruptor. Conoce bien las dos caras de la modena.
Si decide recurrir al recurso de la delación premiada, o sea, denunciar por doquier a cambio de una rebaja en sus sentencias cuando sea condenado, será un desastre sin límites. Y no parece existir ninguna alternativa, a menos que el ex todopoderoso conspirador se resigne a una larguísima condena por lavado de dinero, evasión fiscal, corrupción activa y pasiva, entre otras delincuencias. Además, pesa sobre su actual esposa y una de sus hijas la amenaza concreta de prisión.
Temer, que se encontraba en visita oficial a Japón, anticipó en más de 20 horas su regreso. No se difundió ningún comunicado oficial explicando la urgencia en volver, pero tampoco hizo falta. Cunha ha sido un fiel y eficaz aliado de Temer y de los que con él treparon al poder.
A la hora de ser detenido, Eduardo Cunha logró un acuerdo: ninguna foto esposado. Pero al entrar en el avión lo esposaron, según le explicaron, “para cumplir reglas de seguridad”, no exactamente de él, pero de sus guardianes.
En todo caso, la imagen esperada este lunes era otra: la de Lula da Silva, él sí, siendo esposado.
Ayer mismo, el diputado Pauderney Avelino, vocero del DEM (Partido Democrata) en la Cámara baja, aliado de Temer, declaró que la prisión de Cunha es una forma de debilitar la tesis de que la Operación Lavado Rápido está direccionada principalmente a destruir al PT y liquidar la vida política de Lula. “Con la prisión de Cunha se abre el camino para la detención de Lula”, dijo.
Así, como admite el diputado golpista, al prender a Cunha, el juez Sergio Moro trató de deshacerse de la imagen de justiciero obcecado y de perseguidor implacable e insaciable de Lula da Silva, que será el siguiente de la lista.
Claro que hay diferencias oceánicas entre un caso y otro. Contra Cunha se acumulan pruebas concretas de un sistema ilimitado de desvíos y corrupciones. Sobre él recae una montaña –en realidad, toda una cordillera– de acusaciones y denuncias. No solo practicaba extorsiones contra empresas públicas y privadas, también facilitaba a varios de sus pares el acceso a esquemas de financiación ilegal de campaña electorales.
Contra Lula, no hay más que “convicciones”, en palabras de los propios fiscales que actúan en las investigaciones. Pero para Moro, este será siempre un detalle sin importancia: su obsesión con Lula es clarísima.
Si Cunha habla, los dos mayores partidos de la actualidad, el PMDB de Temer y el PSDB de los verdaderos artífices del golpes, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y el senador Aécio Neves, serán devastados. El gobierno golpista podría quedar herido de muerte.
Entre los políticos cuya vida política está en riesg hay figuras clave del gobierno, como el canciller José Serra y el todopoderoso encargado del Programa de Privatizaciones, Moreira Franco.
Cunha aseguró que no denunciará a nadie. Pero igualmente dejó claro que se sintió abandonado por Temer y su grupo. De ahí el pánico que ayer se apoderó de Brasilia, y cuyos reflujos llegaron a Japón, al otro lado del mundo, forzando un vuelo de emergencia para Temer y sus acólitos.
Con Dilma destituida, Cunha dejó de ser necesario. En doce días perdió su escaño parlamentario, y en menos de cuarenta, su libertad. Quienes lo conocen reiteran que él no es de los que caen solos. Y que a partir de su detención, el gobierno de Michel Temer está en jaque.
Todo dependerá del tiempo que Cunha necesite para llegar a algún acuerdo con la Justicia y empezar a hablar.
ACUSADO DE RECIBIR SOBORNOS Y LAVAR DINERO EN SUIZA, EDUARDO CUNHA FUE DETENIDO POR EL JUEZ MORO
Cayó preso el jefe de los golpistas en Brasil
Cunha fue el presidente de la Cámara de Diputados que el año pasado bloqueó al gobierno de Rousseff y, cuando ella se negó a protegerlo de un proceso, dio curso al juicio político que terminó en la destitución de la presidenta.
El ex presidente de la Cámara de Diputados y comandante del juicio político que destituyó a Dilma Rousseff, Eduardo Cunha, fue detenido ayer. Está acusado de recibir sobornos y lavar dinero en Suiza por parte del juez Sergio Moro, que investiga la corrupción en Petrobras.
La decisión de Moro está basada en un pedido de la fiscalía, que vio riesgo de que Cunha pueda obstruir las investigaciones, centradas en tres cuentas que el ex diputado tiene en Suiza abastecidas por varios millones de dólares de sobornos por intermediar en la compra de un campo petrolero en Benín por parte de Petrobras. Es la máxima detención en términos políticos de la Operación Lava Jato ya que Cunha es uno de los hombres fuertes del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Michel Temer, de quien fue uno de sus principales consejeros y además presidente de la Cámara de Diputados. El presidente Temer, según informó la oficina de prensa del gobierno citada por la cadena Globonews, anticipó su regreso de Japón, donde se encuentra de gira oficial.
Cunha fue el presidente de la Cámara de Diputados que el año pasado bloqueó al gobierno de Rousseff y, cuando ella se negó a protegerlo de un proceso, el 2 de diciembre activó como jefe de la casa legislativa el pedido de juicio político que terminó en la destitución de Rousseff el 31 de agosto pasado. Cunha, por su parte, estaba procesado por la corte suprema por evasión de divisas, corrupción y lavado de dinero, causa que pasó a la alzada de Moro cuando el diputado fue destituido en setiembre por falta de decoro del cargo, por haber mentido sobre sus cuentas en Suiza.
“Esperemos que él haga una delación premiada, que será la delación de delaciones. Cunha tiene un estilo de gángster”, dijo Ivan Valente, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), autor del proceso que destituyó a Cunha en setiembre pasado. El ex parlamentario fue trasladado desde Brasilia, donde fue capturado, hacia Curitiba, donde quedará detenido por tiempo indeterminado.
El juez Moro bloqueó cuentas por unos 68 millones de dólares en poder de Cunha y su esposa, una ex presentadora de televisión de la cadena Globo en los años noventa investigada por lavado de dinero ya que hizo compras millonarias en el exterior con el dinero de las cuentas suizas.
La detención de Cunha se produjo mientras el ex diputado había acusado al gobierno de Temer y varios ministros de haberlo abandonado, a la vez que estaba en Brasilia para escribir un libro sobre el juicio político contra Rousseff. La ex mandataria denunció que el impeachment fue ilegal debido a que Cunha cometió desvío de poder, pero la corte rechazó ese recurso. El ex parlamentario fue preso porque el juez Moro según dijeron los fiscales temía que se pueda fugar a Italia, ya que el ex diputado tiene pasaporte de ese país.
Bautizado “Mi Villano Favorito”, Cunha fue el principal responsable de haber conformado un conglomerado opositor a Rousseff en el Congreso en 2015. “Esperábamos que Cunha fuera escuchado por las acusaciones en su contra, no una detención”, dijo Paderley Avelino, jefe del bloque de Diputados del conservador Demócratas, que hoy apoya a Temer y tiene en sus manos el Ministerio de Educación. “Hoy cae el gobierno de Temer en caso de que Cunha hable sobre sus delitos”, dijo el diputado Silvio Costa, del minúsculo Partido de los Laboristas de Brasil (PTdoB), quien fue uno de los principales defensores de Rousseff en el juicio político.
La detención se produjo en medio de rumores sobre el arresto del ex presidente Luiz Inácio Lula da Sllva, procesado por Moro y quien denuncia al juez por persecución política. Incluso el lunes hubo una vigilia en la casa de Lula para blindar al líder del Partido de los Trabajadores por parte de militantes.
La defensa de Cunha, citada por la radio CBN, dijo que la prisión es arbitraria porque no apareció ningún hecho nuevo en el expediente, que estuvo seis meses a cargo del Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país que pasó el caso a la primera instancia una vez que Cunha perdió sus fueros de diputado. Por su parte, el ex jefe de la Cámara de Diputados afirmó ayer que su detención y prisión preventiva es absurda y sin ninguna motivación. En una nota difundida por sus abogados, Cunha, dijo que los argumentos utilizados para su detención son “de una medida cautelar extinta por el Supremo Tribunal Federal”. Además, expresó: “Mis abogados tomarán las medidas pertinentes para enfrentar esta absurda decisión”.
En el marco de las investigación de la Operación Lava Jato, la fiscalía Suiza envió dos mil documentos vinculados a cuentas en ese país de la empresa Odebrecht, que abasteció la financiación de campañas políticas con dinero ilegal. Por su parte, la constructora Delta, según el diario O Estado de Sao Paulo, anunció que está negociando un perdón de la justicia a cambio de entregar una lista de políticos a los que les pagó dinero de sobornos o en forma ilegal de campaña, pertenecientes al PMDB y al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del canciller José Serra.
El PMDB fue aliado de prácticamente todos los gobiernos desde el fin del régimen militar en Brasil en 1985. Cunha llegó a la presidencia de la Cámara tras ganarle una pulseada a un candidato apoyado por Rousseff. Desde su podio, este político dueño de más de 150 dominios de internet con la palabra Jesús, impulsó proyectos conservadores como la reducción de la edad de responsabilidad penal a 16 años o la celebración de un “Día del Orgullo Heterosexual’’. En la Cámara tenía apoyos entre parlamentarios de la bancada “BBB’’ (Buey, Biblia y Bala) integrada por los lobbies del agronegocio, evangélico y de ex policías y militares que defienden el porte de armas.
Dio sus primeros pasos en política vinculado al tesorero de la campaña del ex presidente Fernando Collor, quien renunció en 1992, también bajo la presión de un juicio de destitución. “La historia hará justicia al coraje que tuvo la cámara de Diputados bajo mi conducción, de abrir el proceso de impeachment que terminó con el alejamiento de la presidenta, sacando al país del caos’’, afirmó cuando renunció a su cargo
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