La Comisión de Juicio Político aprobó por 15 votos contra cinco que se avance hacia la destitución. La mandataria respondió que no renunciará y calificó al vicepresidente Michel Temer de golpista y usurpador del poder.
La Comisión de Juicio Político del Senado brasileño aprobó ayer el envió al plenario de la Cámara alta del proceso para decidir si aprueba la suspensión por seis meses de la presidenta Dilma Rousseff. Frente a esta situación la mandataria respondió que no renunciará y calificó al vicepresidente Michel Temer de ser un usurpador del poder.
La oposición logró imponerse en torno al informe del senador Antonio Anastasia que condena a Rousseff por medidas administrativas que alteraron le fecha de ciertos gastos presupuestarios, las llamadas “pedaleadas fiscales” en 2015. El mandato de Rousseff está desde ayer en manos del pleno de 81 senadores, después de que una comisión de esa cámara aprobase por mayoría de 15 votos contra 5 que se avance hacia la destitución. La comisión debatió durante diez sesiones los méritos jurídicos de las acusaciones formuladas en contra de la presidenta y descartó los alegatos de su defensa de que no cometió un crimen de responsabilidad, tal como requiere la constitución para destituirla. También rechazó que el proceso pueda suponer un golpe de Estado, como sostiene Rousseff.
A medida que se extingue el tiempo de su mandato, la presidenta comenzó a citar directamente a Temer, luego de que acusó al presidente de la Cámara baja, Eduardo Cunha, de haber abierto su juicio político porque el gobierno se negó a darle cobertura. En un discurso en el Palacio del Planalto durante la ceremonia de entrega viviendas construidas por cooperativas del movimiento de trabajadores sin techo, la jefa del Estado dijo ayer que no va a renunciar. “Si yo renuncio, entierro la prueba viva de un golpe absolutamente sin base legal y que tiene como objetivo herir intereses y conquistas de los últimos 13 años”, sostuvo la mandataria. “Todos los beneficiarios de este proceso, que están usurpando el poder, lastimosamente como el vicepresidente, son cómplices de un proceso extremadamente grave”, agregó ante los movimientos sociales, que gritaban “No al Golpe”. Horas más tarde, durante una visita a una represa en Cabrobró, estado de Pernambuco, Rousserff volvió a tildar de golpistas a sus acusadores. “No hay legitimidad, ya que es un golpe que no es sólo contra la democracia, es contra los programas sociales y contra los compromisos que tomamos a lo largo de estos años con los brasileños”, declaró.
Rousseff prepara su alojamiento en una casa de Brasilia para cuando sea suspendida -cobrando la mitad de su salario- hasta que el Senado ofrezca el veredicto sobre su continuidad, esta vez con una matemática más incierta, ya que se necesita dos tercios de los votos para expulsarla de la presidencia.
La aprobación de la denuncia será votada en el recinto el miércoles por los 81 senadores y la suspensión se definirá por mayoría simple. La oposición cuenta con más de 41 votos para suspender por 6 meses a la mandataria, con lo cual asumiría Temer, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), quien desde hace un mes se declaró en rebeldía y apoyó la destitución de su compañera de fórmula en el Congreso.
En la comisión del Senado el Partido de los Trabajadores pidió sin éxito la nulidad del juicio político. A través de la senadora Gleisi Hoffman, argumentó que se trata de una venganza de Cunha, quien, antes de ser suspendido por el Tribunal Supremo Federal tras ser acusado de abusar de su cargo para obstruir investigaciones de corrupción en su contra, cargó contra la presidenta porque ésta se habría negado a protegerla. “Lo que están haciendo es aplicar pena de muerte para una infracción de tránsito”, aseguró Hoffman. Además, para el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva no hay retorno una vez que Temer instale un gabinete con el apoyo de 11 partidos en el Congreso y un agenda proporcionada por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del candidato derrotado por Dilma en 2014, el senador Aecio Neves.
El PSDB, según la prensa local, negocia con Temer ocupar la presidencia de la cámara de diputados en lugar de Cunha, mientras que, sin Cunha, se robustece otra figura del PMDB, el presidente del Senado, Renán Calheiros, quien será el segundo en la sucesión presidencial. Según sectores empresariales citados por el diario Valor Económico, la caída de Cunha facilitó en términos políticos un eventual gobierno de Temer, pero complicó el escenario para aprobar proyectos arriesgados de ajustes económicos en la cámara baja.
En la comisión del Senado, el presidente del cuerpo, Raimundo Lira, se negó a votar adhiriendo al regimiento interno. Discusiones nerviosas marcaron la sesión decisiva en la comisión, sobre todo porque el senador Lindbergh Farias, del PT, acusó a Aécio Neves de apoyar a Temer para cambiar la legislación laboral, como buscan las cámaras empresariales que financiaron la campaña pública y publicitaria a favor del impeachment. “La historia absolverá a Dilma”, dijo Farias, parafraseando a Fidel Castro. En 1992, como líder estudiantil, Farías fue uno de los dirigentes que logró el juicio político del entonces presidente Fernando Collor de Mello, acusado de corrupción. El miércoles Collor de Mello, senador del Partido Trabalhista Brasileño (PTB), será uno de los jueces de Rousseff.
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