El sistema ruso de navegación alternativo al GPS, el GLONASS, seguirá incompleto tras fracasar el lanzamiento de los últimos tres satélites que iban a rematar el proyecto, al caer al Pacífico por motivos aún desconocidos.
Según un portavoz de la agencia espacial rusa Roscosmos, el cohete Proton-M que los iba a poner en órbita desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) salió de su rumbo por una “situación inesperada”. Los restos de los satélites habrían caído en una zona del océano Pacífico próxima a las islas de Hawai y alejada de las rutas de navegación, según la agencia de noticias rusa RIA.
Con los tres satélites lanzados hoy, Rusia planeaba completar la configuración del sistema a fin de que su señal pudiera ser captada desde cualquier lugar del mundo.
El sistema GLONASS (Global Navigation Satellite System, o Sistema Mundial de Navegación por Satélite), gestionado por el Ejército, funciona sobre la mayor parte de Rusia y se esperaba que abarcase todo el mundo tras este lanzamiento, cuando tuviera 24 satélites de navegación operativos, 8 por cada plano de órbita, además de varios aparatos situados en órbitas de reserva. En la actualidad tiene 26 en órbita, pero tres de ellos no están operativos.
Los trabajos en GLONASS comenzaron en la Unión Soviética a mediados de los 70, para darles a sus Fuerzas Armadas indicaciones de orientación exactas en todo el mundo. El colapso de la economía rusa a finales de los noventa redujo los fondos y los planes languidecieron, pero el presidente Vladimir Putin quiso recuperar el proyecto. La agencia espacial rusa recibió 420 millones de dólares para relanzar el proyecto GLONASS en 2001, y se calcula que se han invertido alrededor de 2.000 millones de dólares en la última década.
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