Resulta muy significativo el origen de los parlamentarios que
permitieron reconstituir el quórum reglamentario en la cámara alta
boliviana. Uno de ellos titular y los otros dos suplentes, pertenecen
a los departamentos de Beni y Pando, ambos ubicados en el Oriente
boliviano y que forman parte de la denominada “media luna” opositora al
gobierno.
En horas de la mañana habían ingresado a la ciudad de La Paz miles de
campesinos e indígenas originarios, organizados en varios
destacamentos, los mismos que habían marchado algunos hasta tres semanas consecutivas con la intención de presionar por la aprobación de la mencionada ley.
Los dirigentes nacionales de PODEMOS y Unidad Nacional habían ordenado
el repliegue de sus senadores como una medida con la cual buscaban no
sólo demostrar su condición de mayoría en dicha cámara, sino
principalmente que el Movimiento al Socialismo diera un viraje en el
proceso de aprobación del reglamento de la Asamblea Constituyente. En
este caso, el planteamiento de la oposición es que todas las decisiones
sean adoptadas por dos tercios de los constituyentes.
Adicionalmente y en concordancia con los partidos de oposición, los
comités cívicos y los prefectos que comparten sus propuestas también
habían entrado en “emergencia” dando a conocer un ultimátum al
gobierno, incluyendo un plazo perentorio luego del cual realizarían un paro de 24
horas en sus circunscripciones.
La situación era ciertamente delicada, el presidente de la República no
logró la autorización senatorial para un viaje al exterior por lo cual
tuvo que programar un viaje muy corto, lo cual si se lo permiten las
leyes bolivianas. Mientras Evo Morales estuvo en Holanda, el
vicepresidente Álvaro García Linera sostuvo varias reuniones con los
jefes de bancada, pero todas ellas no pasaron de las buenas
intenciones.
Evo Morales tuvo que adelantar su retorno y prácticamente ingresar a la
ciudad de La Paz junto con los marchistas, a quienes se dirigió en una
manifestación señalando la urgencia de que los senadores retomaran su
trabajo, anunciando además que consideraría la posibilidad de recurrir
a decretos con la finalidad de solucionar las dificultades derivadas del
bloqueo senatorial.
Ello no fue necesario, el Movimiento al Socialismo y sus operadores
políticos no debieron esperar sino unas horas, para que la crisis se
solucionara mediante la asistencia de tres opositores a la sesión del
Senado.
Promediando las cero horas del 29 de noviembre, el Palacio Quemado
-sede del gobierno boliviano- estuvo colmado por indígenas, campesinos y
colonizadores, autoridades del poder Ejecutivo y decenas de
periodistas, quienes fueron testigos de la promulgación de la ley que permitiría
reconducir el proceso de reforma agraria y revertir la preeminencia del
latifundio principalmente en el Oriente boliviano.
La oposición todavía no sale de su sorpresa. En el mismo desarrollo de
la sesión de la cámara de senadores intentó el retiro de quienes habían
roto su “férreo bloqueo” y sólo lo logró con uno de ellos.
Este es un triunfo del Movimiento al Socialismo, en su haber figurará
como un logro muy importante en el proceso de cambios respetando la
institucionalidad democrática.
Difícilmente los partidos de oposición podrán cuestionar las decisiones
tomadas y se verán obligados a redefinir sus medidas de presión.
Evo Morales viajó nuevamente, esta vez a Nigeria a la cumbre Sur – Sur.
Mientras tanto, su vicepresidente continuará lidiando con una oposición
debilitada.
Todavía queda pendiente la solución definitiva a la demanda por los dos
tercios en las decisiones de la Asamblea Constituyente y no sería raro
que el MAS -aparte de sostener con firmeza su posición- pueda dar
alguna sorpresa y ganar los representantes que necesita.
En cualquier caso, el gobierno boliviano ha demostrado una vez más que
su fortaleza deviene principalmente del respaldo de los movimientos
sociales.
José Pinto
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