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TLC, el regreso. Uruguay, Estados Unidos y el TIFA


Sobre fines de la semana próxima (el día todavía no se sabe con exactitud), los gobiernos de Uruguay y Estados Unidos firmarán un acuerdo marco sobre comercio e inversión conocido como TIFA por su sigla en inglés. A esos efectos, el lunes o martes arribará a Montevideo el subdirector de la oficina del representante comercial de la administración estadounidense, John Veroneau.
BRECHA accedió al documento de tres carillas y un anexo que sellará el acuerdo. El texto (que fuentes del gobierno indicaron podría tener pequeñas variaciones de redacción en su formato final) manifiesta la voluntad de las partes para mejorar el intercambio comercial y trabajar con la intención de eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias que lo dificultan. Señala, además, la preocupación conjunta para dar buen fin a la Ronda de Doha de la omc. También reconoce, como una condicionante del acuerdo, la calidad de Uruguay de miembro pleno del Mercosur.
Pero el dato fundamental es que en el anexo reintroduce todos los temas que forman parte de un TLC. El 28 de setiembre pasado el presidente Tabaré Vázquez descartó oficialmente la firma de un tratado de ese tipo, en parte porque Estados Unidos pretendió imponer un formato análogo al firmado con Perú, que contenía los mismos ítems que ahora aparecen en el anexo del TIFA con Uruguay (véase recuadro).
Según la información brindada a BRECHA, el anexo del TIFA a firmar con Uruguay es casi idéntico al suscrito con Tailandia y muy similar al convenido con Bahrein. En ambos casos se llegó luego a un TLC.
En esta redacción del TIFA reaparecen, entre otras, cuestiones como la discusión sobre la propiedad intelectual, las compras del Estado, las comunicaciones y el comercio de servicios, puntos que el Ministerio de Economía no se negaba a incluir en un acuerdo con Estados Unidos pero que encontraban fuertes resistencias dentro del Frente Amplio y en distintos sectores sociales. Consultado por BRECHA, el economista José Manuel Quijano opinó que, de mantenerse esos puntos en la versión final del TIFA, “la estrategia del gobierno uruguayo se estaría inclinando claramente” hacia la suscripción de un TLC.
LA MIRAN POR TEVÉ. Si bien el acuerdo se concretará entre el jueves 25 y el viernes 26, su contenido es desconocido por la mayoría de los ministros, así como por los parlamentarios oficialistas (tal vez porque el tratado no requiere aprobación parlamentaria) y los dirigentes del Frente Amplio. La dirección de la coalición se reunirá por primera vez en el año el lunes 22. Una iniciativa que apuntaba a adelantar una semana esa reunión, para abordar precisamente el tema del TIFA, fracasó.
Sin embargo, una vez informados por BRECHA del contenido del anexo, algunos de los dirigentes frenteamplistas reaccionaron con fuerza. El secretario general del Partido Comunista, Eduardo Lorier, identificó dos razones para “preocuparse”. La primera es que se birló a la fuerza política la discusión de los contenidos del TIFA, “pues resulta difícil imaginar que de la reunión del 22 de la Mesa puedan surgir elementos que modifiquen un texto –que seguramente ha sido acordado con anterioridad con los representantes estadounidenses– que se firmará apenas tres o cuatro días después”. En segundo lugar, Lorier advirtió que se ingresan nuevamente por la ventana los contenidos de un TLC, cuando el fa mayoritariamente manifestó su rechazo a ese tipo de tratado.
Los dirigentes del MPP Lucía Topolansky y Héctor Tajam coincidieron a su vez en advertir que una cosa es mejorar el comercio con Estados Unidos pero otra muy negativa es “atar el intercambio a discutir las compras del Estado y la propiedad intelectual”. Algo así no puede aceptarse, subrayó Tajam. Coincidiendo con Lorier, Topolansky recordó a su vez que la mayoría del fa rechazó incluir compras del Estado y propiedad intelectual en cualquier tratado con la primera potencia del mundo.
El diputado socialista Roberto Conde pronosticó por su lado una pelea de largo aliento para evitar que el país firme un TLC con Estados Unidos, como según le parece a la vista del contenido del anexo del TIFA es la dirección hacia la cual las cosas se encaminan.
Helios Sarthou, dirigente de la Corriente de Izquierda, fue terminante y calificó al TIFA de “un TLC camuflado”.*
La idea predominante entre los sectores que se oponen a un acuerdo de ese tipo es que nuevamente se abrirá el debate en la interna del gobierno. La estrategia de esta suerte de “frente del rechazo” que podría crearse para impedir que se concrete un TLC es prepararse para una “guerra prolongada”. Esos mismos sectores harán campaña por un mayor involucramiento de Uruguay en la resolución de los problemas que atraviesa el Mercosur, para evitar que los mismos puedan ser utilizados como pretexto para salirse del pacto regional.
* BRECHA intentó conocer la opinión de representantes del Ministerio de Economía, pero sus reiteradas llamadas no tuvieron respuesta.Lo que dice el anexo
Programa de trabajo:
• Facilitación y liberalización del comercio y las inversiones bilaterales.
• Cooperación en objetivos compartidos por ambos países en la agenda de Doha para el desarrollo de la Organización Mundial del Comercio, cuyas negociaciones incluyen cooperación en temas agrícolas tendientes a lograr un sistema mundial de comercio más orientado al mercado, a través de mejoras sustanciales del acceso a los mercados, la eliminación de subvenciones a la exportación, la eliminación de restricciones al derecho a exportar, y reducciones sustanciales a la ayuda interna distorsionante del comercio.
• Cooperación en el Comité Consultivo Agrícola Uruguay-Estados Unidos de América, en medidas sanitarias y fitosanitarias.
• Obstáculos técnicos al comercio.
• Derechos de propiedad intelectual.
• Temas regulatorios que afectan las políticas comerciales y las inversiones.
• Tecnología de la información y las comunicaciones y comercio electrónico.
• Fortalecimiento de las capacidades comerciales y técnicas.
• Comercio de servicios.
• Compras del Estado.
• Otras áreas que el consejo decida.
El instrumento
Tras una serie de considerandos, entre los que se señala la intención de atacar asuntos como el de los subsidios agrícolas (incluso se habla del esfuerzo común para que el tema tenga una rápida dilucidación en la Ronda de Doha), el texto del acuerdo establece los pasos institucionales a dar.
Es de destacar que quien llevará las riendas de las negociaciones por el lado uruguayo no será la cancillería. Ni siquiera el Ministerio de Economía. Será la Secretaría de la Presidencia. En efecto, el artículo 2 del acuerdo precisa que “las partes establecerán un Consejo Uruguay-Estados Unidos sobre Comercio e Inversiones, que estará compuesto por representantes de ambas partes. El secretario de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay y el representante comercial de Estados Unidos (ustr) serán los copresidentes. Los presidentes podrán delegar su autoridad en altos funcionarios de sus respectivos gobiernos para conducir las reuniones del consejo”.
El consejo tendrá la tarea de “evaluar las relaciones comerciales y de inversiones entre las partes, identificar oportunidades para liberalizar el comercio y las inversiones bilaterales, así como identificar temas relevantes, para el comercio o las inversiones, que puedan ser canalizados para negociar en foros apropiados”. Asimismo, deberá “considerar temas específicos de comercio, y aquellos temas de inversiones de interés de las partes que no están cubiertos por el bit,* y abordar el programa de trabajo desarrollado en el anexo”.
* Sigla en inglés del tratado de protección de inversiones vigente entre Uruguay y Estados Unidos.

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