Hace un mes abordé el exhorto de Trump para un “G-3 nuclear” de Estados Unidos (EU), Rusia y China, y que ahora vuelve a empujar espectacularmente ().
Se escenificó una inesperada convergencia de los líderes demócratas en el Congreso con Trump para invertir 2 billones de dólares en infraestructura que tanto requiere EU, coincidentemente en la misma semana de la visita del mandatario de Norcorea, Kim Jong Un, al zar Vlady Putin () y a la segunda cumbre de la Ruta de la Seda en Pekín, donde brillaron el mandarín Xi y su homólogo ruso ().
El común denominador de la Ruta de la Seda china y del diálogo entre los líderes demócratas y Trump es la infraestructura (30/4/19; https://cnb.cx/2GSUjRg).
Justamente tres días después del diálogo convergente sobre infraestructura en EU, Trump volvió a la carga –mediante una sorprendente llamada telefónica de hora y media a su homólogo ruso– para conseguir un acuerdo nuclear con Rusia y China, y así cesar tanto dispendio armamentista.
Trump comentó que la charla con Putin fue “larga y muy buena” reiterando que era conveniente “arreglarse con Rusia y China”, lo cual intentó ser descarrilado con la cacería de brujas de la ridícula “trama rusa” (que tuvo su grotesca parodia en México con la conspirativa Operación Berlín; ).
Con la espada de Damocles de una recesión que puede afectar la relección de Trump (), su administración no puede sostener dos colosales dispendios al mismo tiempo: o se decide por la infraestructura, u opta por una demencial carrera armamentista contra sus rivales geoestratégicos Rusia y China ().
El Washington Post asevera que quizá se caiga el proyecto bipartidista de infraestructura en EU cuando el “propio jefe de gabinete del presidente comenta adentro y afuera de la administración que el esfuerzo es muy costoso e improbable para tener éxito”, lo cual exhibe también resistencias pecuniarias de algunos pesos pesados del Partido Republicano (https://wapo.st/2WpmY5I).
Cerrar la cuadratura del círculo no será sencillo y el mismo Trump lo resumió en un tuit al criticar “el dispendio bélico de 7 billones de dólares en Medio-Oriente en los pasados 19 años ()”. ¡Demencial!
A sabiendas de la panoplia hipersónica militar de Rusia y el avance tecnológico de China, pareciera que Trump prefiere diluir el vino bélico de la “economía de guerra” del complejo militar-industrial.
Lo más relevante en el ámbito geoestratégico versó sobre la propuesta de Trump de extender el acuerdo existente del control de armas nucleares entre EU y Rusia –el “nuevo Start” que expira en 2021– a uno nuevo que involucre a China.
Trump deja atrás la inexistente “colusión rusa”, maquinada a los dos lados del Atlántico, e intenta reparar las relaciones con Rusia, lo cual no será nada fácil. Los temas abordados fueron el comercio, Venezuela, Ucrania, Norcorea y el control de armas nucleares, además de la “trama rusa”. Trump concluyó que el diálogo con Putin había sido “muy productivo ()”.
El muy influyente portal ruso Sputnik rememora que el mes pasado Trump “había indicado su intención de negociar un acuerdo mayor de control de armas nucleares con Rusia y China”, mientras Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó que la charla había durado “casi hora y media” y que luego aportaría mayores detalles al respecto, cuando todavía en Moscú no digieren el retiro unilateral de Trump del acuerdo sobre las armas nucleares intermedias () ni aceptan el despliegue de los sistemas misilísticos de defensa de EU a lo largo de las fronteras de Rusia, lo cual revive la guerra de las galaxias y su carrera armamentista ().
De tres cosas una: Trump gana tiempo, engaña o es sincero.
En caso de darse un plausible acuerdo “G-3 nuclear” de EU/Rusia/China, se asentarían las bases del nuevo orden tripolar geoestratégico en lo que queda del siglo XXI.
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