No se había secado la tinta de los periódicos que se hicieron eco de lo
arriba descrito cuando se ha hecho público que un primo hermano del
Presidente, Miguel Espino Barañano, hijo a su vez de Charro Espino,
adquirió en Veraguas 65 hectáreas de tierras patrimoniales del Estado por
la módica suma de 396 balboas. Tampoco nadie ha dado explicaciones
satisfactorias, si es que puede haberlas. Como podemos imaginar,esas
tierras deben constituir la mínima parte de las adquisiciones de tierras
del Estado de las que nos enteramos, y que hoy engordan el patrimonio de
altos cargos del Estado, cuando no de sus familiares.
Tampoco se ha esclarecido la oscura operación de la construcción de la
autopista Panamá-Colón, la cual por arte de magia, es decir sin previa
licitación pública quedó en manos de la brasileña Oderbrecht. La
escandalosa evasión de impuestos de la venta de Banistmo, no ha merecido
explicación esclarecedora alguna. ¿Y qué decir de los lazos inocultables
de ciertos personajes allegados al poder que impulsan la fábrica de
cemento que se pretende instalar en Rodman? ¿O de la cinta costera, que
las malas lenguas afirman que se adjudica primero y se licita después? ¿O
del entramado de negocios energéticos tejido entre ciertos conocidos
políticos y el multimillonario mexicano Slim?
Pero ahí no quedan las cosas. El antidemocrático y feudal Emirato de
Qatar y la Occidental Petroleum (Oxy) están negociando con el Estado
panameño la construcción y operación de una refinería de petróleo en
Panamá. ¿Sabía usted que la familia del Presidente Bush tiene importantes
intereses en la empresa Oxy? Ahora tiene usted claro por qué de ciertas
inexplicables e inexplicadas “visitas de Estado”. Ahora tiene usted
igualmente claro por qué fue rechazada la oferta de Chávez de construir
una refinería en Panamá, con la única condición que fuese una empresa
estatal: la Oxy y el medieval Emirato de Qatar establecerán una refinería
de capital privado. ¿Adivina usted quiénes serán socios de ese
multimillonario negocio?
¿Se trata de un problema ético personal? ¿Tal vez de un problema que
afecta a este gobierno?
Las raíces de la corrupción
La corrupción como problema ético afecta a personas individuales y se
trata de un fenómeno excepcional. En todos los gobiernos e instituciones,
no importa cuál sea su naturaleza política e ideológica, se producen
actos individuales de corrupción. Para muestra el botón de lo que ocurre
actualmente con el Presidente del Banco Mundial. Tales actos se castigan
o se deberían de castigar de forma ejemplar y asunto concluido. Ejemplos
sobran, en otros países claro.
Ese no es el caso de Panamá. Aquí se trata de un problema más profundo.
Si nos remontamos al advenimiento del régimen político de democracia
recortada que inauguró el Presidente Endara, recordaremos el rosario de
escándalos de corrupción que ha salpicado a todos y cada uno de los
gobiernos que hemos tenido desde entonces. Gigantescas fortunas
personales se han construido gracias al control del poder político del
Estado.
No se trata solamente de explicar que gracias a las políticas económicas
que ejecuta el Estado se favorece a tal o cual sector de la clase
económicamente dominante, tal como en efecto ocurre. Tampoco
esclareceremos el fenómeno señalando que el presupuesto general del
Estado se utiliza como un instrumento favorecedor de esos mismos sectores
sociales y económicos dominantes. Tales explicaciones sirven para
constatar que el gobierno del Estado constituye una especie de Consejo de
Administració n de los intereses generales de los sectores dominantes, que
a su vez gerencia los específicos intereses de la fracción que ha
hegemonizado la dominación política (el gobierno).
Un Estado corrupto
Lo que ocurre en Panamá es algo mucho más profundo y grave. El Estado ha
sido convertido en un instrumento de enriquecimiento personal de la
burocracia política que conquista el gobierno del Estado, en asocio claro
está con los sectores económicamente dominantes en el país. No se trata
de meros actos de corrupción personal de los que gobiernan. Las políticas
económicas impulsadas por el gobierno del Estado se elaboran y ejecutan
en función de las posibilidades de acumulación económica de la burocracia
política al mando de la nave del Estado. Las privatizaciones, la apertura
de mercado, la firma del TLC, la construcción de una refinería privada,
etc., están directamente conectadas al bolsillo de quienes políticamente
gobiernan.
Por otra parte, el Presupuesto General del Estado también sirve a los
mismos fines corruptos de la denominada “clase política” en el poder, que
devora dicho presupuesto a través de contratos, licitaciones amañadas,
nombramientos clientelistas y consultorías ejecutadas por ellos mismos. Y
el régimen político (ejecutivo, judicial y legislativo, más las
instituciones que le sirven de apoyo) ha sido construido para controlar
que nadie más que ellos mismos puedan conquistar el gobierno del Estado,
y que, por otra parte, les brinde la impunidad necesaria para continuar
ejecutando fechorías. Los ejemplos sobran: dos gerentes generales del
Banco Nacional, uno inculpado y el otro condenado, pasean alegremente por
las calles de la ciudad, o duermen plácidos sueños en sus mansiones
privadas. Un Magistrado de la Corte Suprema sin visa a los Estados
Unidos, acusado de actos de corrupción, y sigue sentado en su mullido
sillón “impartiendo justicia”. ¿Esta claro que lo que hay que cambiar no
es el gobierno sino el régimen político mismo?
Leave a Reply