Barack Obama hará bien en leerse el informe que le ha preparado el Consejo de Inteligencia Nacional. El presidente electo asumirá el cargo más poderoso del mundo, el próximo 20 de enero, en un momento en que la supremacía de Estados Unidos es puesta en entredicho. Los propios analistas de las 16 agencias de espionaje norteamericanas reconocen que la influencia de EE. UU. disminuirá y que otros actores – China, India, Rusia y Brasil-ganarán un notable protagonismo.
En Global trends 2025: A transformed world (Tendencias globales 2025: un mundo transformado) se intenta hacer un diagnóstico lo más acertado posible, aunque sus autores admiten con humildad que no pretenden jugar a “adivinos de la bola de cristal”.
En el informe, que se publica cada cuatro años, se afirma que “si bien Estados Unidos probablemente se mantendrá como el actor individual más poderoso, su fuerza relativa, incluso en el ámbito militar, declinará y las palancas de influencia norteamericanas serán más limitadas”. Así, en el 2025, se prevé que EE. UU. se halle como uno más entre los actores mundiales más importantes, “con un papel preeminente en los asuntos globales” pero no tan decisivo como en el pasado.
“Estamos proyectando un mundo multipolar”, señaló C. Thomas Fingar, presidente del consejo que ha elaborado el documento. “El momento unipolar ha terminado, o ciertamente habrá terminado en el 2025”, añadió.
Una de las conclusiones centrales del estudio es que se continuará registrando un desplazamiento de riqueza y poder económico desde Occidente hacia Oriente, a un ritmo e intensidad “sin precedentes en la historia moderna”. La posición dominante del dólar como divisa de reserva quedará afectada. Se prevé que siga siendo una moneda importante, pero como “primera entre iguales”.
Global trends 2025 está en sintonía con el pensamiento de intelectuales como Fareed Zakaria, autor del superventas The post-American world (el mundo postestadounidense). Francis Fukuyama (que predijo en su día “el fin de la historia” y el dominio eterno del modelo capitalista-democracia liberal) aún fue más pesimista en su reciente ensayo, The fall of America, Inc. (la caída de Estados Unidos, SA). Otros, en cambio, como el neoconservador Robert Kagan, que publicó hace unas semanas el artículo Still No. 1 (aún el número uno), en The Washington Post,creen que los apóstoles del “declivenismo” son demasiado alarmistas.
El debate interno en Estados Unidos sobre si son un “imperio” en decadencia es recurrente. Hasta se cuestiona, en términos históricos, si es pertinente la catalogación de imperio. Pero la discusión no ganaba esta intensidad desde los años setenta del siglo pasado, cuando se acumularon los signos de declive: retirada humillante de Vietnam, escándalo Watergate, shocks petroleros y reveses estratégicos durante la presidencia de Jimmy Carter (en Afganistán, Irán y Nicaragua). Bueno es recordar que apenas un decenio después de aquella depresión psicológica colectiva, Estados Unidos volvía a emerger como coloso incontestable. Cayó el muro de Berlí, en 1989. El rival soviético se desintegró, en 1991. Washington ganó la guerra fría sin necesidad de disparar un solo un tiro. Y el boom tecnológico de internet demostró después la vitalidad renovadora del sistema estadounidense.
La gran pregunta es si Obama gestionará un declive ordenado o impulsará una recuperación vigorosa, si será un nuevo Franklin D. Roosevelt que reforme y refunde con éxito el modelo y, al mismo tiempo, una especie de Ronald Reagan liberal que devuelva al país la confianza en sí mismo.
Uno de las predicciones más positivas de Global trends 2025 es el debilitamiento de Al Qaeda y del terrorismo en general. A pesar de que la organización de Bin Laden seguirá siendo peligrosa, los autores del informe constatan su negro futuro debido a la imposibilidad de alcanzar sus objetivos estratégicos y la desilusión entre muchos musulmanes y árabes por sus brutales métodos. El informe apunta hacia un aumento del peso geopolítico de estados musulmanes no árabes, como Turquía e Indonesia.
Sobre el uso del arma nuclear, los analistas del espionaje estadounidenses estiman que el riesgo será “muy bajo”, si bien crecerá en los próximos do decenios debido a la extensión de la tecnología atómica militar a nuevos países.
El resurgimiento de Rusia preocupa relativamente. La corrupción y el déficit en infraestructuras – incluidas las energéticas-se consideran un pesado lastre para el fortalecimiento ruso.
Una de las alusiones enigmáticas tiene que ver con la Europa del Este, donde se observa que algún país – sin especificarlo-corre el riesgo de pasar a ser controlado por el crimen organizado.
En cuanto al cambio climático, anticipa los graves problemas globales derivados de la escasez de agua potable y menores cosechas en algunas regiones del planeta, al tiempo que la población aumentará en 1.500 millones de personas. No todos, empero, se verán perjudicados por el aumento de temperatura. La agricultura en Rusia y Canadá se verá beneficiada, y tendrán un acceso más fácil a los enormes recursos naturales que alberga su subsuelo.
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