La secretaria de Estado dio la vuelta al mundo en un par de horas de testimonio ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes e hizo un balance general de las relaciones internacionales y la diplomacia estadunidense.
Aunque sigue siendo la figura del gobierno de George W. Bush con la mayor aprobación popular mucho más que su jefe y es tratada con gran admiración por legisladores, su estrella se ha opacado junto con todo el equipo presidencial por el desastre de Irak. Por lo tanto, todo lo que declara ahora tiene menos peso político que hace unos meses, sea sobre Medio Oriente o América Latina.
Una vez más justificó el presupuesto y los objetivos centrales del Departamento de Estado con el mantra del gobierno de Bush: “a lo largo de los últimos cinco años desde el 11 de septiembre hemos estado muy enfocados en la guerra global contra el terrorismo”. A la vez, indicó que aunque es una guerra, ésta es diferente a las del pasado. “Para ser exitosos, la fuerza de las armas es necesaria, pero no suficiente. Estamos movilizando nuestros principios democráticos, nuestra asistencia de desarrollo, nuestra compasión, nuestra diplomacia multilateral y el poder de las ideas para ganar lo que será una lucha generacional”.
“Estamos llamando a esta misión la diplomacia transformacional”, explicó. Parte de esta misión, precisó, implica “realinear nuestra asistencia externa con nuestros objetivos de política exterior para asegurar que nuestra asistencia externa está contribuyendo al desarrollo de Estados democráticos bien gobernados porque, a fin de cuentas, estados democráticos bien gobernados forman la fundación de un mundo más estable”, argumentó.
Abordando diversas regiones y respondiendo a preguntas sobre asuntos y conflictos internacionales Rice sostuvo: “Creo que hay un asalto a la democracia en Venezuela y también hay asuntos significativos respecto de los derechos humanos”.
Subrayó: “sí creo que el presidente de Venezuela de verdad está destruyendo a su propio país económica y políticamente”. Inmediatamente después dijo que “este es un país con el cual, tradicionalmente, hemos tenido muy buenas relaciones y yo quisiera que continuará así”.
El gobierno estadunidense, señaló, está apoyando a una ONG en el país sudamericano que ha hablado sobre la posibilidad de fortalecer el apoyo de derechos laborales y sindicatos “libres”, y comentó que el embajador estadunidense en Venezuela ha tenido “algunos problemas” porque ha salido a trabajar con niños y ha organizado partidos de beisbol, “y eso no le gusta mucho al gobierno, pero sí al pueblo venezolano. Intentaremos seguir con esas cosas”.
Pero, dijo, “queremos evitar entrar en un concurso de retórica con el presidente de Venezuela porque, francamente, quita el reflector a nuestra muy positiva agenda en América Latina”. Insistió en que no se trata de un asunto de izquierda o derecha. “Queremos que esto se trate de la defensa estadunidense de la democracia, no de un concurso retórico con el presidente de Venezuela”.
En cuanto a Cuba, no ofreció nada nuevo, y sólo reiteró que es el único gobierno no electo en el hemisferio, y que es “una sociedad completamente cerrada y dictatorial”. Insistió en que su mensaje personal y oficial al pueblo cubano es que cuando ocurra la transición, “deseamos ser sus amigos para ayudar y satisfacer sus necesidades, queremos ver que tengan el mismo acceso a la democracia y la libertad que gozan todos los demás en la región”. Y si eso ocurre, “encontrarán que no tienen mejor amigo que Estados Unidos”.
Pero ayudarlos, dijo, “es difícil… es un régimen brutal cuando la gente lo desafía”. Y agregó: “yo pienso que Estados Unidos es verdaderamente el único país que difunde lo que está ocurriendo dentro de Cuba. Lo hacemos por medio de resoluciones sobre derechos humanos, en discusiones con la gente, intentamos hacerlo incluso dentro de Cuba… es un régimen brutal, es un régimen no democrático y tenemos que difundir ese mensaje”.
Sobre el país vecino, el cual se ha desplomado de ser la relación prioritaria a casi sólo un asunto de frontera y migrantes para el gobierno de Bush, por lo menos en sus declaraciones públicas, Rice indicó que el gobierno mexicano tiene que tomar un papel más activo en la cuestión de la emigración indocumentada. Aconsejó que el gobierno mexicano debería “hablar y actuar en el sentido de que las leyes de Estados Unidos deben ser respetadas”, y consideró “que el gobierno de México entiende que así debe ser”.
Reiteró la propuesta de Bush para una reforma migratoria que incluye seguridad fronteriza. Subrayó que un programa de trabajadores temporales “enfrentará de forma humana la situación de la gente que hace los trabajos que los estadunidenses no desean y que merecen algunos incentivos para respetar las leyes”.
Y una vez más señaló que en el largo plazo “el desarrollo de una economía mexicana que permita que los mexicanos se queden en casa es extremadamente importante”.
Rice dijo que el propio gobierno publicó una declaración en medios estadunidenses hace unos meses donde reconoció que “la responsabilidad compartida” en torno al respeto de las leyes y su cumplimiento en ambos países, es la base para la cooperación bilateral.
Añadió que la asistencia externa del gobierno estadunidense para América Latina se ha incrementado “dramáticamente” desde el inicio del gobierno de Bush, de 862 millones de dólares en asistencia externa en 2001 a 1.4 mil millones para 2008.
En tanto, un caso que abarca la historia oscura de la relación de Washington con América Latina, uno que incorpora a Venezuela y Cuba al tema de seguridad, “democracia”, derechos humanos, “terrorismo” y fronteras o sea, muchas de las palabras empleadas hoy y todos los días por los altos funcionarios del gobierno de Bush, sigue pendiente en El Paso, Texas.
Luis Posada Carriles, de 79 años, ex operativo de la CIA, participante en el escándalo Irán-contra, promotor de acciones violentas contra el régimen de Fidel Castro y contra ciudadanos cubanos y extranjeros en la isla, y, claro, el acusado de ser el autor intelectual del peor acto de “terrorismo” aéreo en América previo al 11-S, el bombazo del vuelo 455 de Cubana de Aviación en el que perecieron 73 personas, espera saber si será liberado próximamente por el gobierno de Bush.
Carriles, arrestado y encarcelado por violar leyes migratorias, fue señalado en octubre por las autoridades migratorias federales de Estados Unidos como “un autor intelectual confeso de complots y atentados terroristas”. Sin embargo, hasta ahora las autoridades han rehusado clasificarlo oficialmente como “terrorista”, algo que permitiría que fuese encarcelado de manera indefinida como amenaza a la seguridad nacional bajo las leyes aprobadas como secuela del 11-S.
Esto nutre las sospechas de que el gobierno de Bush no desea proceder contra Carriles porque podría revelar mucha información, incluidas las acciones clandestinas de la CIA en América Latina durante décadas, algunas de las cuales hoy serían consideradas “terroristas” y en las cuales se violaron derechos humanos, convenios internacionales y se debilitaron gobiernos democráticos, todo realizado en nombre del gobierno de Estados Unidos.
Eso podría poner en duda la justificación de la política exterior ofrecida hoy por la secretaria Rice.
Posdata: para aquellos que aún están preocupados por la posibilidad de una nueva guerra, Rice declaró hoy que “el presidente ha dejado muy claro que no estamos planeando o tenemos la intención de un ataque sobre Irán. Lo que estamos haciendo es responder a un número de políticas iraníes, tanto en Irak como alrededor del mundo que de hecho son bastante peligrosas para nuestra seguridad nacional”.
Desestima Caracas “nueva campaña de Washington” en su contra
El gobierno del presidente Hugo Chávez ha desestimado esta “nueva campaña” de Estados Unidos en contra de Venezuela, indicó este miércoles el ministro de Información y Comunicación, William Lara.
“No nos preocupa en absoluto la nueva campaña contra Venezuela reforzada por voceros del Departamento de Estado de Estados Unidos, porque esa campaña tiene largo tiempo en desarrollo”, dijo Lara en conferencia de prensa.
El funcionario fijó la postura de Caracas sin aludir a la declaración que hizo horas antes la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, quien aseguró en el Congreso que Chávez, “está destruyendo su propio país económica y políticamente”. Consultado por sobre la declaración de Rice, al margen de la conferencia, Lara declinó comentarlas, debido a que desconocía el contenido de la comparecencia de la jefa de la diplomacia estadunidense en la Cámara de Representantes.
A su vez, el canciller brasileño, Celso Amorim, reafirmó la necesidad de que Estados Unidos y Venezuela mantengan un diálogo, al recibir este miércoles en Brasilia al subsecretario estaduanidense de Asuntos Políticos, Nicholas Burns. Amorim dijo al funcionario visitante que “la buena política no es de aislamiento, sino de diálogo”.
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