Home » “Yo soy una combatiente enemiga”. Discurso de clausura del Tribunal de Irak

“Yo soy una combatiente enemiga”. Discurso de clausura del Tribunal de Irak

Es un momento inoportuno para que hable porque el Jurado de la Conciencia no ha tenido tiempo de reunirse para discutir y deliberar, así que no puedo hablar por parte del jurado, y en realidad estoy aquí en calidad individual.

Ayer alguien me preguntó por qué había aceptado estar en el Jurado del Tribunal Mundial de Irak. Cuando tenemos que atender esto, esta enorme y sangrienta situación, ¿dónde más podría estar? Ya que no soy una abogada ni tampoco soy gran cosa como organizadora, ni soy alguien que haya estado particularmente preocupada por la legitimidad en términos legales y burocráticos, no me enfrasqué en cuestionar quién es el jurado o a quién representamos. A mí me suena a alguien preguntándome si tengo la legitimidad de escribir una novela. Somos sólo un grupo de seres humanos ­ya sea cinco o diez o quince o 10 millones­ y por supuesto que tenemos el derecho de expresar nuestra opinión. Y por supuesto que si esa opinión es irrelevante, por supuesto que si esa opinión está llena de datos falsos, por supuesto que si esa opinión es absurda, será tratada como tal. Y si esa opinión refleja las opiniones de millones de personas, se volverá enorme.

Así que no necesitamos preocuparnos demasiado en definirnos. Creo que necesitamos preocuparnos por ser muy honestos, ser muy precisos acerca de lo que pensamos, y debemos comunicar nuestros pensamientos sin temor y en solidaridad con los valores que todos hemos expresado tan claramente.

Como escritora, lo que busco con egoísmo, lo que busco casi despiadadamente, es comprensión. Eso es todo lo que pido: comprensión de la profundidad de este mundo en el que vivimos. Ese fue un regalo que recibimos de aquellos que ofrecieron su testimonio durante los últimos tres días ­y siempre estaré agradecida de ello. Preguntarnos por qué hacemos esto, levantar un tribunal de Irak, es como preguntarle a alguien que se paró en un accidente terrible en el que hay gente muriéndose al lado de la carretera, “¿por qué te paraste? ¿Por qué no seguiste tu camino, como el resto?”

Mientras escuchaba los testimonios, sobre todo ayer, debo decir que no sabía cuál era más escalofriante, si los testimonios de aquellos que vinieron de Irak, las historias de la sangre, de la destrucción y la brutalidad y la oscuridad de lo que allá ocurre, o las historias de ese frío calculado mundo en el que se hacen contratos comerciales, en el que se reescriben las leyes de Irak, en el que un país ocupa otro sin idea de cómo va a proveer protección a la gente, pero con una sofisticada idea de cómo va a saquear sus recursos. La brutalidad del contraste es tan escalofriante. Hubo momentos en que dije, quisiera no estar en el jurado, quisiera estar del otro lado, porque tengo cosas que decir. Particularmente quería hablar acerca del tema de la resistencia, de estrategias de resistencia, del hecho de que solemos buscar justificaciones fáciles de la violencia y la no violencia, fáciles y no muy certeros ejemplos históricos. Estas cosas nos deberían preocupar.

Al final, hoy parece que sí vivimos en un mundo en el que Estados Unidos puede secuestrar de cualquier país, de cualquier parte del mundo, y llevar a enjuiciar a Estados Unidos a cualquiera que etiqueten como un “combatiente enemigo”. Un “combatiente enemigo” parece ser cualquiera que abrigue pensamientos de resistencia. Si esta es la definición, entonces yo soy una “combatiente enemiga”.

Arundhati Roy
(El discurso fue pronunciado el pasado 26 de junio.
Traducción: Tania Molina Ramírez)

Información adicional

Autor/a:
País:
Región:
Fuente:

Leave a Reply

Your email address will not be published.