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Derechas e izquierdas con y contra la invasión

Derechas e izquierdas con y contra la invasión

«No tomaremos partido, seguiremos siendo neutrales y ayudaremos con lo que sea posible», dijo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Fue más lejos: «Un jefe de Estado como el de Rusia no quiere emprender una masacre, en ningún lugar». Y en referencia al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, añadió que los ucranianos han «puesto la esperanza de su nación en manos de un comediante». Algunas fuentes aseguran que la postura de Bolsonaro se debe a que, en su opinión, Vladimir Putin encarna el nuevo orden mundial que anhelan sus seguidores. Sin embargo, fuentes del diario Correio Braziliense, cercano al Ejército, aseguran que «miembros del Palacio de Planalto afirman que militares del primer escalón de mando aconsejaron estar del lado de Rusia».

Si las declaraciones de los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua a favor de Rusia eran las esperables, aunque el primero se abstuvo en la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas, lo que más sorprendió y lo que menos reflejaron los medios fue la posición de Bolivia. Como otros países de la región, La Paz no acompañó la declaración de la Organización de los Estados Americanos. Sin embargo, el embajador Diego Pary emitió un discurso en el plenario que marcó distancia de casi todos. Comenzó leyendo parte del artículo 10 de la Constitución de su país, que declara que es «pacifista y rechaza toda guerra de agresión». Luego dijo: «En ese marco constitucional, mi país rechaza todas las invasiones y acciones unilaterales realizadas por varias potencias a lo largo de la historia reciente, vulnerando el derecho internacional y la misma Carta de las Naciones Unidas. Ejemplo de ello son Afganistán, Irak, Libia, Siria, Palestina y, hoy, Ucrania».

Aunque Bolivia se inclinó por una posición de principios al condenar la invasión, no escatimó críticas a Occidente: «Hay responsabilidades no solo del país que ha decidido realizar una operación militar unilateralmente, como es el caso de Rusia, sino también de las potencias occidentales que, a través de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte], ponen en riesgo la seguridad y la paz de otros Estados». En medio de tantas declaraciones unilaterales que olvidan anteriores invasiones y largas ocupaciones, algunas de las cuales aún no han finalizado, la posición principista de Bolivia llama la atención, sobre todo porque, en su cuenta de Twitter, el expresidente Evo Morales manifestó una posición opuesta: criticó a Estados Unidos por haber causado la muerte de millones de personas y aseguró que ahora «amenaza con hacer pagar un alto precio a Rusia por defender su continuidad como Estado soberano».

En contra de los pronunciamientos comprensivos con Rusia de varios intelectuales de izquierda latinoamericanos y algunos europeos, el filósofo Santiago Alba Rico destacó que la consigna «No a la guerra, no a la OTAN» resulta «completamente inapropiada para el momento y para el acontecimiento» (Ctxt, 25-II-22). En su opinión, el lema era adecuado en 2003, cuando la invasión de Irak, pero no en este momento: «La guerra se ha descentralizado. Hay otras potencias y subpotencias dejando su propia denominación de origen en diferentes infiernos locales: Arabia Saudí en Yemen, Rusia e Irán en Siria, Turquía en el Kurdistán». Agregó que estaría de acuerdo con la consigna en el caso de que «todas las manifestaciones se convoquen delante de las embajadas y los consulados rusos». Y acusó a la izquierda de ser «más antiamericana que antimperialista, más pendiente de sí misma que del sufrimiento de los ucranianos».

Por Raúl Zibechi
3 marzo, 2022

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Autor/a: Raúl Zibechi
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Fuente: Brecha

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