Pero nada de eso se cumplió. Amparados en las reiteradas reformas laborales aplicadas en Colombia por mandato del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, los empresarios crearon subsidiarias satélites a través de las cuales contratan a sus trabajadores. Subcontratados, estos obreros modernos, sin estabilidad laboral, ven reducidos sus salarios, quebrados los ingresos, negado su derecho de organización y negociación sindical, y burlados los derechos médicos y de seguridad social en general. Mientras esto acontece, prácticas de contratación como empleo temporal, trabajo a domicilio, maquila externa, y muchas más que informalizan el trabajo, se ponen a la orden del día.
Las consecuencias de estas prácticas, avaladas por las reformas laborales, no se pueden ocultar. Según un informe del CID de
Pese a estas evidencias, representantes del sector financiero como Sergio Clavijo, presidente de
Con un empresariado dedicado a arrebatarles derechos a los trabajadores, a pagar salarios cada vez menores, a subcontratar servicios, a informalizar la economía, a especular en mercados internacionales, es apenas normal que el desempleo en Colombia decaiga lentamente, afectando a más de dos millones de connacionales, al tiempo que –y esto no puede pasar inadvertido– se somete a la informalidad al 64 por ciento de los trabajadores con que cuenta el país.
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