Hace apenas tres meses, el Presidente descalificó a
Mucho antes, al comienzo del primer período presidencial de Uribe, el Alto Estado propiciaba todo para que los líderes y demás miembros del paramilitarismo hicieran parte activa de la sociedad y sus festejos en condición de ‘rebeldes’, sin responder por el genocidio que habían llevado a cabo en amplias regiones del país. El descuido que tuvieron con el computador de ‘Jorge
Al mismo tiempo que esto hacían en la cúpula del Estado, diseñaron y pusieron en marcha toda una operación mediática legitimadora para ‘lavar’ el paramilitarismo de su real característica:
1. Quinta columna del Estado para enfrentar la subversión y hacer el ‘trabajo sucio’ que ahora las fuerzas militares no pueden adelantar como política oficial o abierta.
2. Agentes de terror para aniquilar el movimiento social y reconcentrar la propiedad privada en el país.
Pero también se había (y se continúa) buscado que aparezcan como “actores políticos”, con todos los beneficios que se derivan. Una maniobra que no logró torcer la filosofía y la jurisprudencia universal que al respecto han producido docenas de conflictos liderados por los pueblos en todo el mundo, en busca de justicia y libertad. Es una operación de copamiento paramilitar de la sociedad que se fractura ante la posición que la justicia mantiene hasta hoy, con independencia y valor ante las amenazas.
Pero los esfuerzos por borrar lo imborrable o calificar lo incalificable no paran ahí. Con respecto a los senadores elegidos por el paramilitarismo, diversos apuntes de proyectos de ley se han puesto a circular en el Senado para “salvar a esas ovejas negras que ponen en riesgo el buen nombre de la institución”. Ninguno ha progresado. Los ‘micos’ acostumbrados no aguantan ni el más mínimo análisis filosófico jurídico. Pero no cejan: a la sombra del poder persisten. Con el gusto y la venia presidencial, ahora mismo prometen presentar otro proyecto para “aclarar la situación de los miles de ‘combatientes’, para que puedan reincorporarse a la sociedad. “El Estado tiene que cumplir con los compromisos”, pareciera estar escrito en el techo del salón Elíptico.
Renuncias, entrevistas e impunidad
Entre tanto, y presionados por la investigación liderada por
Mientras esto acontece, actuando como buen escudero, el Presidente expone su prestigio masmediático para cubrir a sus aliados. En un supuesto arranque soberbio, en discusión pública a través de la radio, propicia una polémica que amedrenta o pone en cuestión la independencia de la rama judicial.
¿Qué pretende con ello? Aún no es del todo claro, pero puede buscar:
1. Cuestionar el prestigio labrado por
2. Lograr, producto de los cuestionamientos hechos públicos, que se desarticule la unidad dedicada a investigar a los senadores;
3. Obligar al funcionario cuestionado a declararse impedido para investigar a alguno de los parapolíticos;
4. Que la credibilidad que ahora mismo tiene
5. Someter
Virginia Vallejo no…
Ahora sí para Uribe vale la ‘declaración’ de un delincuente. Llama la atención que, para realizar sus señalamientos contra
Es claro, a esta altura de los sucesos, que
Ante tanto desafuero, hay que preguntar: ¿hasta dónde irá o arriesgará el Presidente para impedir la fractura de su piso y el hundimiento de sus aliados?
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