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Tarazá, reflejo de un problema histórico

 

Concentraciónde la tierra. Latifundio. Ganadería
extensiva. Ausencia de estímulos para laproducción de los pequeños propietarios. Tierra ociosa.
Falta de carreteraspara sacar las cosechas. Campesinos sin tierra. En estas frases, en estarealidad,
descansan los orígenes y los fundamentos de la protesta protagonizadapor campesinos antioqueños
provenientes de los corregimientos La Caucana y ElGuáimaro de Tarazá, y Santa Rita de Ituango,
concentrados en el casco urbanodel municipio de Tarazá desde el 19 de abril y por espacio de tres
semanas.

 

Movilizaciónpresionada por la realidad. La gota que
la motivó, al rebozar la taza, fue ladecisión del gobierno central de proseguir con la fumigación de
la coca (23 milhectáreas, incluyendo municipios de los vecinos departamentos de Bolívar yCórdoba),
sin garantizar sustitución de cultivos, tal como se había prometidoen los acuerdos a que dio origen
la movilización de estos y otros campesinos enfebrero de este mismo año, con motivo de otra
ocupación. Incumplimiento yaconocido por los movimientos sociales que han firmado compromisos con el
altogobierno.

 

Como se recordará, enaquella ocasión el Gobierno se comprometió a
sustituir los cultivosilícitos por cultivos lícitos, además de otorgarle a cada familia un
subsidiopor dos meses. Promesas incumplidas. Pero la acción de aspersión aérea no sedetuvo, lo que
acaba con la tierra, con los cultivos lícitos y con la salud delos
campesinos.

 

Pliego
básico o elemental

 

Espatética la realidad que viven los habitantes del
campo en nuestro país:garantizan la alimentación de millones de personas en las ciudades, donde
lamayoría cuenta con todos los servicios públicos, mientras ellos no cuentan conlos servicios más
elementales: ni vías carreteables en buen estado niasistencia técnica ni créditos de largo plazo y
bajos intereses ni educación entodos los grados ni salud.

 

Realidad resumida en elpliego reivindicatorio presentado en
Tarazá por los manifestantes:

 

1. Subsidiode 400.000 pesos mensuales
para cada familia, mientras los proyectosproductivos generan ingresos.

2. Entregade semillas, abonos y
asesoría técnica para los cultivos.

3. Proyectosproductivos como cacao,
yuca, caucho y otros.

4. Parcelas
para aquellos que no tienen tierra.

5. Víasde penetración para las veredas
(carreteables).

 

Pliegosencillo, ni radical ni excéntrico. Reflejo de
una realidad de injusticia quesigue recayendo sobre los negados de Colombia. Como se deducirá, los
campesinosaceptan de entrada la sustitución de cultivos, pero no que tengan que morirsede hambre,
por lo cual reclaman recursos para vivir: algún dinero, tierra yasesoría. Es lo menos que una
sociedad puede brindarles. Sin embargo, el Estadolos criminaliza. Durante los días en que estuvieron
concentrados en Tarazá, losmedios de comunicación los presentaron como guerrilleros. Es decir,
aceptaron ypromocionaron que se les tratara como tales.

 

Lejosde la realidad rural, la sociedad complaciente
de las urbes ve con ojos torpesmás allá de los edificios. No comprende –o no quiere comprender– que
el mayorconflicto que sobrelleva el país es el agrario, y que para resolverlo de raízhay que
redistribuir la tierra, amén de otras acciones económicas, políticas,sociales, técnicas y
científicas.

 

Pero mientras lleganestos cambios, quienes no tienen tierra o cuentan con
un minifundio, quienes notienen un plante para aguantar mientras la cosecha llega, quienes reciben
unmal salario por ocho o más horas al sol, tienen que rebuscarse. Ocurre asídesde hace años en el
campo con la coca: es una opción ante el hecho de notener alternativas. Los raspachines, recogedores
de la hoja, son proletariado agrícola,los mismos que antes recogían café, algodón u otros productos
de estación, yque ahora la mejora en la paga los lleva a otras fronteras. Pero
soncriminalizados por los intereses del poder.

 

Triste realidad, la misma que no
desaparecerá en lamedida en que los industriales del narcotráfico existan, y mientras no se haganen
Colombia los cambios estructurales que claman a gritos. Mientras esto sehaga realidad, veremos
muchos Tarazá por todo el país.

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