La lucha por el agua como bien público y derecho humano fundamental prosigue. Este semestre el Congreso precisará si acepta la voluntad ciudadana que –con sus más de dos millones de firmas– propone un cambio radical para el acceso y conservación de este bien estratégico colectivo.La opinión y movilización de todos es indispensable.
Uno de los acontecimientos más importantes de 2008 fue, sin duda, la movilización nacional en defensa del agua como bien público y derecho humano fundamental, que, echando mano del referendo como mecanismo, logró articular a más de 1.300 organizaciones sociales de toda Colombia en una acción nacional que refresca las maneras de acción política y social de los movimientos populares en Colombia.
Este gran logro se expresa en más de dos millones de firmas recogidas en veredas y corregimientos, barrios y municipios, territorios indígenas y de comunidades negras. Un gran aporte de esta victoria parcial viene de la amplia participación de acueductos comunitarios que, como comunidades organizadas y conscientes de su trabajo en la prestación del servicio de agua potable, encuentran en esta propuesta un cobijo nacional e internacional para su actuación local. Lo mismo ha representado el Referendo para las miles de familias desconectadas del servicio de agua potable, lo mismo que para las organizaciones de usuarios de servicios públicos, y para los vocales de control que trabajan en defensa de los derechos familiares y de los hogares en lo relacionado con los servicios públicos domiciliarios que han sido convertidos en mercancía por las políticas y la legislación, que no los reconocen como derechos sociales fundamentales.
La voluntad popular, expresada en esta movilización, logra comprender la importancia de la crisis de civilización que se manifiesta en la pretensión de hacer del agua un negocio puro y duro para las multinacionales y los particulares, en contra del interés general y el fundamental derecho humano a acceder al agua potable en cantidad y calidad suficientes para garantizar una vida humana con dignidad.
A través de esta propuesta de hacer del agua un bien público y común por siempre, como parte de la filosofía de nuestro ordenamiento institucional y base de la vida de todos los seres vivos que habitan el territorio, la gente comprende qué es el Estado, cómo se sueña éste al servicio de la sociedad, y como expresión de pactos sociales incluyentes. Cuando bajo la carpa azul hablamos en plazas y parques con la ciudadanía, sobre el básico derecho humano al agua y el mínimo vital, todos comprenden qué entendemos por Estado social y democrático de Derecho, y acerca de la necesidad de intensificar la democracia. El agua mágica refresca la participación, y en su fluir permite un encuentro sin igual con la gente, en el entendido de que un vaso de agua a nadie se le niega, y que ella fluye democráticamente, distribuyéndose por los territorios, y que siempre ha estado como condición de la vida misma. Y esto se comprende siempre porque el agua es de todos, de todas, de la naturaleza, de la creación, respuestas que atienden a la pregunta ¿Y de quién es el agua?
La urgencia y la importancia de conservar los ecosistemas esenciales al ciclo hidrológico es también de comprensión inmediata, claro: sin agua no hay vida y el agua se conserva conservando los ecosistemas como una responsabilidad social y estatal.
Hace mucho tiempo que yo no sentía tanta alegría en el trabajo con la gente, en la conversación con cada transeúnte, en los corrillos de plaza pública que se vuelven foros del agua, un trabajo concreto y cotidiano de educación política, de diálogo de saberes, de encuentro festivo en la renovada participación política de nuestra gente. Eso es lo que he vivido. A esto se suma el vínculo con los movimientos mundiales en defensa del agua como bien público y derecho humano fundamental. Dos miembros del Comité Nacional tuvimos la fortuna de asistir al Foro Social Mundial y presentar nuestro caso ante procesos similares y diversos de América, África y Europa. Constatamos victorias que alientan nuestra lucha, como las de Uruguay y Cochabamba. Esos ejemplos continúan profundizándose con la construcción concertada de leyes o reformas constitucionales en Bolivia, como en Ecuador y Venezuela, en defensa del agua como bien público y derecho fundamental.
En Belem do Para visualizamos el acontecimiento próximo, el Foro Mundial del Agua en Estambul (Turquía), ilegítimo foro convocado por las multinacionales y el Banco Mundial, y al que acuden varios gobiernos. Se preparan dos foros alternativos y una gran movilización en esta segunda semana de marzo, y nuestro movimiento participará con una gran mancha azul que el 18 de marzo recorrerá las calles de Bogotá y llegará hasta
* Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila. Miembro del Comité Promotor del Referendo en Defensa del Agua como bien público y derecho humano.
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