Descargue el artículo completo en PDF (4.7MB)
La economía venezolana entre 1999 y 20081
Luciano Wexell Severo2
La profunda crisis de los últimos años del siglo XX abrió cauce a nuevos intentos de proyectos autónomos para la solución de los problemas nacionales en diversos países de América Latina. En un escenario de repudio a los programas de desnacionalización y desindustrialización del FMI y el Banco Mundial, en diciembre de 1998 los venezolanos apoyaron la candidatura de Hugo Chávez y su Polo Patriótico. La elección presidencial representó nada más que el resultado de un proceso histórico, que desde la perforación de los primeros yacimientos petroleros había beneficiado a las compañías petroleras y asimismo a una reducida élite, en detrimento de la inmensa mayoría de la población.
Surgió, exactamente en Venezuela, un nuevo movimiento continental y tercermundista en defensa de la independencia, la soberanía, la autodeterminación y la integración latinoamericana caribeña. En pocos años, en diversos países de América Latina emergieron movimientos populares de gran magnitud en oposición a las políticas neoliberales. Se levantaron en el continente olas transformadoras muy fuertes, desde las entrañas de los pueblos. Tales movimientos lograron derrocar presidentes neoliberales y elegir líderes progresistas, nacionalistas e integracionistas.
Según José Luis Fiori (2001, p. 7), “al empezar el siglo XXI, aumentan las señales, en América Latina, de una reversión de la hegemonía neoliberal, que asfixió la creatividad intelectual y aprisionó el pensamiento político y económico de las élites latinoamericanas durante la década del 90. La nueva crisis, que se alastra por el continente, rescata y restablece en la agenda académica el viejo problema del desarrollo y de la identidad económica, política y cultural de la periferia capitalista”. Continúa: “El actual regreso de problemas ampliamente debatidos desde el final de la II Guerra Mundial y la desautorización progresiva de las ideas que formaron el mainstream económico y político durante las dos últimas décadas [80 y 90] nos remeten nuevamente a una otra tradición intelectual, la del pensamiento crítico latinoamericano y, dentro de ese pensamiento, a sus dos raíces más importantes: el estructuralismo y cierto marxismo que se distanció, en la década del 50, de las tesis y directrices oficiales de los partidos comunistas”.
Las principales medidas del nuevo gobierno, en el campo económico y en el social, han sido en el sentido de corregir las históricas distorsiones estructurales y refundar el país. Siguiendo por ese camino, habrá –como efectivamente ha ocurrido desde 1999– enfrentamientos frontales e irremediables con los sectores privilegiados. Cualquier cambio para mejor pasa obligatoriamente por la ruptura con el injusto estado de cosas. Por ese motivo, desde la toma de posesión, el gobierno de Hugo Chávez ha enfrentado situaciones políticas y económicas muy desfavorables, generadas por la alianza entre los intereses internacionales –sobre todo estadounidenses– y la oligarquía criolla.

Según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), en los últimos nueve años el Producto Interno Bruto (PIB) ha acumulado tres fuertes caídas (el -6,0% en 1999, el -8,9% en 2002 y el -7,8% en 2003) y seis elevaciones (dos suaves: el 3,7% en 2000 y el 3,4% en 2001; y cuatro fuertes: el 18,3% en 2004, el 10,3 en 2005, el 10,3 en 2006 y el 8,4 en 2007). Hasta septiembre de 2008, es decir, hasta el tercer trimestre, el crecimiento del PIB acumuló un 5,6 por ciento. Se puede decir que entre 1999 y 2008 la economía venezolana ha tenido cinco etapas distintas y claramente definidas3. El presente trabajo está dividido en partes que se proponen analizar separadamente esos períodos. En cada una de las etapas se verifican diferencias considerables en la dirección de los instrumentos de política económica: no existió una forma única de adopción de esas acciones; cambiaron conforme las circunstancias. Algunas veces fueron establecidas por decisiones consecuentes del propio gobierno, otras como respuesta a las reacciones de la oposición.
Tales períodos son los siguientes: 1) Toma de posesión, en febrero de 1999, mediante un escenario económico, político e institucional bastante desfavorable, interna y externamente; 2) Adopción de medidas intervencionistas y políticas más desarrollistas a partir del segundo semestre de 1999; 3) Golpe de Estado y sabotaje económico, llevados a cabo por la élite asociada a los intereses transnacionales, entre el cuarto trimestre de 2001 y el tercero de 2003, como respuesta al avance del Estado sobre la economía y la industria del petróleo; 4) La reactivación económica a partir del cuarto trimestre de 2003, desde un nivel bastante superior al anterior: el Estado pasó a interferir más decisivamente en los temas económicos (Banco Central, políticas públicas y, lo más importante, PDVSA); 5) Siembra del petróleo y avance del “rumbo al socialismo”, esfuerzo por un nuevo proceso de industrialización, pago de la deuda social y expansión del poder estatal sobre los sectores estratégicos de la economía.

La actual efervescencia de la economía venezolana es fruto directo, aunque no exclusivo, de la expansión de los precios del petróleo hasta alcanzar un promedio de 135,2 dólares por barril tipo Brent en julio de 2008 (hasta finales de diciembre, los precios habían caído a 43,4 dólares). El país acumula cinco años de permanente crecimiento. Obviamente, los hidrocarburos son y continuarán siendo por muchos años un poderoso instrumento de soporte de la economía. Sin embargo, lo novedoso es que definitivamente Venezuela está depositando los recursos petroleros en los sectores productivos, en la estructuración y el fortalecimiento del mercado interno, en un proceso soberano de industrialización que busca la definitiva independencia económica. A continuación, se presentará cada una de las cinco fases o etapas.
Información adicional
Autor/a:
País:
Región:
Fuente:
Leave a Reply