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Hipotecar la vida para tener una vivienda digna

 

 
De las Upac a la UVR, el problema de la vivienda en Colombia se agrava. Según las cifras del Consejo Superior de la Judicatura, el número de procesos en primera y segunda instancia en 1999 era de 550 mil, y de 347 mil en 2003. Para las organizaciones de víctimas del sistema bancario, hay más de 500 mil familias desalojadas por el sistema financiero en los últimos años, y 400 mil en proceso de desalojo. ¿Cómo funciona este sistema que desangra los ingresos de las familias colombianas?
 
Esto pasa en Colombia. Los créditos hipotecarios con intereses altísimos y otros abusos financieros, son permitidas a las entidades bancarias que hacen ‘bellezas’ con el dinero de los usuarios. Por esta modalidad, los bancos cobraban seis y hasta 10 veces el valor prestado, precisa Luis Armando Montoya Múnera, directivo de la Fundación Fupac y abogado que dio claves para acabar con las Upac. Cuestiona a los bancos por su práctica usurera. Es infame y descarado el robo legal: si las Upac fueron una estafa y costó miles de suicidios, las UVR son una dosis similar que se define de acuerdo con el Indice de Precios al Consumidor y la fluctuación del dólar.
 
La diferencia entre las Upac y las UVR no es mucha; es mínima –afirma el abogado Montoya. Las unidades de valor constante que eran las Upac mantenían el valor de la moneda, aplicándole capitalización a intereses de doble corrección monetaria. En las UVR se mantiene la capitalización de intereses pero disfrazados, cubierta por una doble corrección monetaria. Entonces, ¿qué son las UVR ? Son una unidad dolarizada que crece de tal manera que, ante el comportamiento del peso, se hace impagable porque el crecimiento y la corrección de las UVR son diarios, mientras el peso tiende a caer y devaluarse. El deudor recibe una constante, los pesos en devaluación, frente a una obliga­ción creciente y dolarizada: las UVR. Mire la diferencia: mientras una curva sube, la otra (las UVR) baja: es la corrección monetaria en pesos.
 
¿Por qué razón los bancos pueden abusar de tal modo con los créditos para vivienda, teniendo en cuenta que un préstamo se termina pagando seis o más veces?
 
– Sí, señor, el sistema capitalista es así, y está establecido mundialmente para hacer lo que hace. En este sistema hay una danza de unos papeles que llamamos dinero, que no existe. El resto es sofisma, montado sobre la base de las expectativas de la obligación contratada entre banco y deudor.
 
¿Qué hace el deudor? Se compromete con el pago a largo plazo. ¿Y qué hace el banco? Le desembolsa una pequeña porción al valor presente y genera contablemente, a través de un trabajo financiero, una expectativa de comportamiento del dinero que ya desembolsó, con intereses al cabo de 8, 10 ó 15 años. ¿Por qué se comportan así los bancos? Porque el capitalismo es así: rampante, creciente, devorador. El sistema financiero no tiene objetivo diferente que carcomer el sistema económico mismo. ¿Por qué con los pobres y no con los ricos? Porque los ricos sienten el ritmo del comportamiento del interés, es una parte mínima de su capital que crece y produce en sus empresas, y no se nota mucho. Mientras en el pobre el ‘capital’ producto de su trabajo, su salario, representa un sacrificio en su alimentación, su vestuario, su educación. Así, ve que, mientras de un lado la gente se sacrifica para comer y pagar una obligación contraída, ilusamente vivienda, del otro lado hay un capital que el capitalista pone a funcionar con sus negocios, sus emporios, y de ese rendimiento saca una partecita para pagar el teléfono.
 
El dólar estuvo a la baja pero esos créditos los mantuvieron en alto.
 
– Claro, porque la fábula blinda al sistema, blindaje consistente en que, con independencia de cómo se comporte la moneda nacional, nuestra moneda, atada al dólar, la obligación no se verá afectada en detrimento del acreedor, del banco. ¿Por qué? Porque hay un blindaje que se le hace con una proyección en el tiempo. Entonces, ellos no están sujetos a riesgos. De tal modo que, así el dólar caiga, la obligación si se mantiene. Aquí pasan cosas muy especiales con estas fórmulas: cuando el IPC cae, la obligación se mantiene; pero cuando el IPC sube, la obligación sube.
 
O sea que los deudores pagan intereses durante toda la vida…
 
– Sí, sin duda que en el 70 por ciento del tiempo comprometido en la obligación, tiene un comportamiento ascendente, y durante la mitad de ese tiempo se están cubriendo los intereses. Claro que con la fórmula UVR se dice teóricamente que permiten el pago de las cuotas, con aplicación en cada una a capital. Teóricamente se dice eso, pues, entonces qué pasa si a mí me aplican el pago de la cuota en pesos, y me lo cobran en un crecimiento de saldo insoluto en UVR. No estoy haciendo nada, es un engaño, porque usted está manejando una doble moneda, por decirlo de otro modo: una en pesos: yo le presento a usted la obligación; pero a las UVR usted no les debe (!).
 
¿Y jurídicamente, ante esa estafa legalmente permitida, qué se puede hacer?
 
– Hemos hecho cosas, demandando y denunciando. Hemos iniciado acciones penales contra los jueces e invocado a la Corte Constitucional. Hemos demandado ante el Consejo de Estado. Hemos requerido al Banco de la República y la Superintendencia Financiera. Hemos pedido claridad en sus circulares, en sus determinaciones, pero siempre encontramos un ejercicio componedor, facilitador y encubridor. Entonces, el sistema tiene montado, y estamos hablando de nuestro sistema, una protección y un blindaje al sistema financiero. Y éste es el poder, poder oculto, que no se ve, no está allí, ¡pero está en todas partes! Necesariamente, el poder económico penetra el Congreso, la rama judicial, las campañas presidenciales, de gobernadores y el Congreso. Financia indudablemente y, con sentido común, quien invierte espera retribución, y la inversión se hace en campaña y la retribución se espera en el ejercicio del poder. En los comicios de presidente, mira a los más opcionados y los financia, de suerte que juega a la fija. Cualquiera de ellos sale, y le dicen: Usted recibió plata mía y ahora necesito que haga lo que le digo. Y en el Congreso es igual. No hay diferencias. Lo triste es que también la rama judicial hoy deje penetrar el sistema financiero; porque en las sentencias encontramos claros compromisos en defensa del sistema.
 
¿Según eso, la afirmación de que el sistema financiero actúa en forma delincuencial justifica el fenómeno de las pirámides?
 
– Yo no utilizaría esos términos para referirme a la situación socio-económica del país. Lo pongo así: el sistema capitalista rampante, reflejado en el sistema económico, obliga a que la gente de menos recursos busque opciones para alcanzar algo de lo que ilusamente ha querido tener toda una vida, y, pues, obviamente que si a una persona que gana 500 mil pesos al mes alguien le dice venga yo le voy a dar, de la noche a la mañana, un millón de pesos, esa persona se ilusiona, con el millón de pesos podrá darles respuesta a sus necesidades represadas. Es un ejemplo imaginario, porque supongo que el funcionamiento de tales pirámides puede tener o tuvo la respuesta y la acogida que tuvo, y el respaldo que muestran quienes se afiliaron allí, porque en el sistema financiero no lo encuentra. Si usted va al sistema financiero y le dice tome estos cien pesos, guárdemelos, y al cabo de dos o tres meses le digo al banco: vengo por mis cien pesos, y que espero tener 105 ó 110, en un ejemplo; entonces el banco me dice: por manejo de tarjeta, por saldos, por extractos y no se qué otras cosas, le quedan 80. Entonces, ¿cuál es el estímulo al ahorro? No lo hay, y si en otro sitio, llámese como se quiera llamar, pongo esos mismos 100 pesos y tengo la expectativa de que me devuelven 200, pues yo como que corro el riesgo.
 
Los bancos aducen inestabilidad de la moneda. Pero la inestabilidad financiera mundial lleva a cerrar bancos y empresas, al despido de miles y miles de trabajadores. Colombia no es ajena a tan difícil situación.
 
– En Colombia, el sistema financiero es fuerte, sólido, no hay tal debilidad ni tal crisis. Se ve en los informes económicos, los rendimientos de capital, las utilidades que presentan los balances de los bancos, unos de capital nacional y otros de capital extranjero, están en ascenso. Lo que pasa es que las exorbitantes expectativas de utilidad, que pueden ser del 300 y hasta del 1.000 por ciento, en un momento dado no llegan a 1.000 sino a 700, entonces ¡terrible! la hecatombe para el sistema financiero porque no alcanzó a los 1.000 que estaban previstos. Entonces se habla de crisis del sistema, pero no hay tal crisis. El sistema lo que hizo fue disminuir en cierto porcentaje lo esperado, y esa noticia es lo que nos venden.
 
¿Cómo son los controles legales para ese sistema?
 
– En Colombia se ven cosas espectaculares: ¿Cómo se concibe que el sistema financiero esté controlado por una Superintendencia de la que ese mismo sistema quita y pone? O sea, arte y parte, porque formalmente la Superintendencia Financiera vigila, controla y castiga al sistema financiero por sus actuaciones u omisiones, sus errores, interpretaciones y violaciones a la norma. Pudimos ver hace meses que un superintendente puso en cintura a una entidad financiera por incumplimiento en alguna situación; la multó, y pudimos ver y escuchar en todas las noticias cómo ese superintendente, en menos de cuatro o cinco días, salió de ahí. Así es: el que llega allí, llega a cumplir órdenes del sistema financiero. Cómo se concibe que sale una norma del Defensor del Cliente, sobre cualquier irregularidad que ‘cometa’ un banco contra el usuario, y éste acude a la sede del Defensor del Cliente Financiero, que todas las entidades del sector están obligadas a tener. Va el usuario a la oficina del Defensor del Cliente Financiero y ¿con qué se encuentra? Que ese Defensor del Cliente es financiado y pagado, es un empleado de la entidad financiera a la que representa. ¿Qué se puede esperar en cuanto a una actitud legal, ecuánime, equilibrada del servicio que les presta a los usuarios? Lógicamente defiende a quienes le pagan un sueldo. Entonces, es una burla, y esa es la ley: una burla para que el sistema financiero sea juez y parte y así controle el sistema.
 
Es como si desde la Casa de Nariño se nombrara a la Corte Suprema de Justicia…
 
– Sí, claro que sí. Y el ejemplo que pone ya se está dando. La Superintendencia Financiera, para nuestra óptica, como organización de usuarios afectados por el sistema de financiamiento de vivienda en Colombia, es un tigre del sistema financiero que sirve para burlar lo ordenado en sentencias de la Corte Constitucional, y para burlar los derechos de los usuarios; para burlar la confianza, la credibilidad y la nobleza de nuestro pueblo.
 
Por eso van a la fija con los créditos que otorgan…
 
– Aquí tengo que referir una cosa sumamente importante: se dice por parte del sistema financiero que los colombianos hemos adquirido la cultura del no pago. Por el contacto diario con los deudores ante el sistema financiero, digo con plena claridad que el hábito del no pago es una falsedad. Si alguien en Colombia honra las obligaciones es la gente de menores recursos, que hace todo lo posible por cumplir la obligación en que se comprometió. Pero ocurre que es imposible con una obligación cuando alguien recibe 500 mil pesos mensuales y paga, luz, agua, teléfono, comida, colegios. ¿Con qué paga la cuota? La gente no puede con una cuota de 400 mil, equivalente al 90 por ciento de sus ingresos. No se está jugando paralelamente entre deudor y acreedor, con una obligación que sea viable de pagar. Al sistema financiero eso no le importa. Los cacaos del sistema no pierden porque tienen todo garantizado. Mire, el Código de Procedimiento Civil, en su artículo 557, numeral 7, le da derecho al acreedor de perseguir al deudor fuera del proceso hipotecario, para caerle sobre otros bienes que pueda identificarle al deudor, a quien no le alcanzó el inmueble para pagar la creciente obligación impuesta implacablemente por el sistema financiero.
 
Contra tal arbitrariedad permitida e institucionalizada se creó la Red de Colombianos Unidos por nuestros Derechos Constitucionales-Red Cundecon. Según las cifras del Consejo Superior de la Judicatura, el número de procesos en primera y segunda instancia en 1999 era de 550 mil, y de 347 mil en 2003. Para las organizaciones de víctimas del sistema bancario en Colombia, hay más de 500 mil familias desalojadas por el sistema financiero en los últimos años, y 400 mil en proceso de desalojo. Según el Banco Mundial, Colombia es el segundo país de mayor concentración de riqueza en el mundo, y cinco grupos financieros controlan el 92 por ciento de los activos del sector. ¡Y dicen que no estamos jodidos los colombianos!

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