El año 2010 se inició con el anuncio, por parte del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, de sancionar a quienes derrochen agua con el pago del doble de la tarifa vigente. La medida pretende justificarse ante la grave escasez del elemento que genera el “Fenómeno del Niño” e implica reducir el consumo complementario, es decir, la cantidad que sobrepasa el cargo básico. En Bogotá, por ejemplo, el consumo complementario quedaría en 8 metros cúbicos, y por encima de los 28 metros cúbicos (20 de cargo básico y 8 de consumo complementario) se cobraría el doble de la tarifa. Así se afectarían gravemente los inquilinatos, por ejemplo, donde hay un solo contador y varias familias.
Las medidas anunciadas y al parecer aplazadas demuestran, sin embargo, que hemos entrado en una etapa de definiciones en torno al agua, que no es ajena a los efectos ya visibles del cambio climático.
En efecto, la Comisión Quinta de la Cámara aprobó la convocatoria del Referendo con modificaciones menos drásticas que las introducidas por la Comisión Primera pero igualmente sustanciales. Conservando gran parte del texto original, eliminaron infortunadamente la desprivatización del servicio de acueducto y alcantarillado y convirtieron el derecho humano al agua en “una condición esencial para la vida”. Ahora la batalla continúa siendo la defensa del texto original y particularmente la reintroducción del derecho humano fundamental al agua potable, en el texto que finalmente se someta a votación de los colombianos si la iniciativa es finalmente convocada.
Lamentablemente, también, de aceptar la Corte Constitucional el concepto del Procurador –emitido a propósito del referendo de la reelección y según el cual el Congreso tiene competencia para modificar los textos de los referendos de cualquier origen–, las modificaciones introducidas al Referendo por el Agua quedarían validadas. Esto significaría igualmente la muerte prematura del referendo en general como mecanismo de participación, pues se dejaría sin piso el querer de los ciudadanos, que en el caso del agua se pronunciaron por un texto que luego el Congreso modificó a su arbitrio.
La decisión del Comité Nacional en Defensa del Agua y de la Vida es indeclinable en cuanto a defender el texto original y en ello empleará todas sus fuerzas convocando a los movimientos sociales para que se unan en torno a esta bandera. Pero está claro que, con Referendo o sin él, la lucha por el agua será un referente de los movimientos sociales del siglo XXI en Colombia y en el mundo.
Por Rafael Colmenares, vocero del Referendo por el Derecho Humano al Agua.
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