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Venezuela y la contraofensiva de la Derecha Continental

Poco o más, la devaluación del bolívar afecta el bolsillo del venezolano. La represa del Guri baja 11 centímetros por día con efectos de racionamiento eléctrico, y de su sombra, sobre la elección para la Asamblea el próximo 26 de septiembre. Un riesgo institucional-electoral para la Revolución. ¡Ganar dos tercios –ordena el Presidente! Una meta inalcanzable. 
 
Cae la opinión favorable del Presidente y la intención de voto. Ya no sólo en la franja constante de la extrema derecha, que marcó por varios años un 17 por ciento. Ahora, son el 35, los desafectos que califican mal al Presidente. El propio campo también varía.
 
De los 7’200.000 ‘chavistas’ inscritos en el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y sus ‘batallones’ de 100-120 miembros, entre el 29 de abril-10 de junio de 2007, sólo una parte sufragó en la elección para gobernadores y alcaldes en noviembre de 2008. Igual pasó en la enmienda constitucional, en febrero de 2009 para la reelección del Presidente Chávez. Meses después, en medio de una rectificación organizativa, sólo se inscribieron 2’600.000 en las ‘patrullas’ de 15 o 20 ‘militantes’ y en la consulta para elegir delegados a su I Congreso Constitutivo Extraordinario, apenas votó la mitad. Miremos otra situación.
 
Si bien, en las últimas elecciones para las autoridades locales la revolución tuvo un avance territorial con mayor número de alcaldías, la oposición aumentó su pie político en el eje centro y noroccidental de mayor densidad poblacional e importancia productiva.
 
Aunque representan el pasado, la conspiración-desestabilización-derecha y su eslabón de oposición-protesta-descontento-primer brote de decepción no perdió las gobernaciones de Nueva Esparta y Zulia. Obtuvo además, las de Táchira, Carabobo y Miranda –con todo y la inhabilitación política del ex gobernador y seguro candidato. Asimismo, junto con la alcaldía –menor– de Petare, la de más habitantes de la Capital; ganó las alcaldías de Maracaibo, capital de Zulia; y la Metropolitana de Caracas –a pesar de otra inhabilitación. A su vez, por 170 votos no ganó la alcaldía de Valencia, y dividida con dos candidatos, perdió la gobernación de Bolívar. En el estado Mérida, dos meses después, captó la mayoría en contra de la reelección. ¿Qué pasa entonces, tras once años de poder?
 
Luces y sombras
 
El embajador de Venezuela en la OEA, Roy Chaderton, pone de presente en el diario VEA, ciento por ciento al lado del Gobierno, de diciembre 28/2009: “… el Pueblo se acostumbra rápido a lo bueno: (…) Barrio Adentro, educación para todos, Mercal (alimentos con subsidio), y las otras Misiones, consejos comunales, (…) etc., pero ya millones de beneficiados olvidaron que las nuevas conquistas eran sólo un sueño. Hoy son un derecho adquirido y el pueblo, con razón, exige más y mejor; por eso castiga en las urnas los errores mayores, la negligencia y la corrupción.  […] Podríamos perder las parlamentarias (…) por la reluctancia a admitir y rectificar nuestros errores o castigar a los culpables de destrozos oficiales”. Y, Javier Biardeau –partícipe en la I Reflexión del Centro Internacional Miranda, de intelectuales revolucionarios el 3/06/09–, señala: “hay tendencias manifiestas y latentes de desgaste, descontento, desconcierto y desencanto en el seno de las tradicionales bases sociales del apoyo del proceso […] cada vez es más difícil y costoso incentivar la participación de los votantes potenciales. (Cita, que publicó El Nacional. Pág. 6. 2 de enero 2010). Con estos antecedentes, las próximas elecciones son un premio de montaña de difícil categoría.
 
De nuevo, el mismísimo VEA, advirtió el 14 de enero: “…hay factores nuevos que podrían afectar el voto chavista […] (y) No debe subestimarse el costo político de la crisis eléctrica”.
 
La constante concentración del poder y el énfasis en el líder (parece tender a vitalicio), la persistencia de la corrupción, el borrón de movimientos sociales y por ende la pasividad social predominante ante la toma de las principales decisiones del proceso, la ausencia de una reforma revolucionaria general, para todos –ley general de propiedad de la tierra para la nación, con reforma agraria y urbana (no espaciadas: un latifundio ahora, y otro después), ley general de la seguridad social, ley de subsidio o «renta básica» para la mujer en el hogar, con derecho a la inhibición o rechazo de quienes no la necesiten1–, la ‘partidización’ de la función pública con atención sólo para “los de rojo”; son muchos de los errores o deficiencias acumuladas, que urgen una autocrítica o “revolución dentro de la revolución”.
 
Pasos de animal grande
 
Junto con la abierta presencia militar de los Estados Unidos en Colombia, en Venezuela andan: una penetración paramilitar –tanto de efectivos, como social y económica–, de inteligencia y radial de las FF.AA colombianas, y un mensaje radial, escrito y televisivo en la función de crear un clima sicológico de desestabilización.
 
El imperialismo y la fracción burguesa importadora no industrial, y la clase media superior comercial características de Venezuela –en llave con la agroindustrial contrabandista-paramilitar de Colombia–; se proponen cohesionar la desestabilización-oposición-inconformismo, y debilitar el liderazgo de Chávez. Ganar –con efecto en el continente– el pulso electoral de septiembre. Un resultado que marcará y hará depender los énfasis y la profundidad de los hostigamientos militares o diplomáticos que vendrán a continuación. La derecha –aún con la polémica ley electoral que negó la proporcionalidad democrática en la representación–, busca no tan sólo volver a la Asamblea. Se propone emparejar la votación del PSUV o ganar la mayoría y afirmarla en sectores de la juventud universitaria y de la secundaria. O, impedir al Presidente dominar los dos tercios para aprobar las leyes marco. Un escalón para derrotar a Chávez en el 2012 y dar un golpe moral contra el socialismo como bandera.
 
Un traspiés factible, mientras la Revolución repita los errores de la izquierda mundial, y no haya una autocrítica en el contenido de su propaganda y del discurso del poder2, exigente de la incondicionalidad –dirigido y con oído sólo en la franja del ‘voto duro’, que no crece–, que hagan posible una dirección colectiva y social. A la vez, la construcción real de un poder popular –que sin perjuicio del avance revolucionario, decida sobre el ‘Talón de Aquiles’ del liderazgo ‘vitalicio’, que caracteriza la civilización de revoluciones desde 1917, en todos los continentes y culturas– así como, la adopción de medidas estructurales de espacio público y una administración pública eficiente y para todos –sin dedicación electoral casi exclusiva–; y la construcción de un estado socialista ético y productivo.
 
En el continente, tras diez años de avance con la ¡Espada de Bolívar!, los errores de los revolucionarios y del socialismo permiten un recobro electoral del neoliberalismo. Una contraofensiva que conlleva un nuevo escenario nacional-internacional: Da aire a Uribe, ata a Colombia y Honduras como enclaves o “llaves de seguridad” –Argentina-Chile en el Sur– para someter al continente, pone un interrogante en Venezuela y, con excepción de Bolivia, condiciona los discursos del FMLN en El Salvador y del Frente Amplio en el Uruguay.
 
La incondicionalidad es un oficio
 
[…]
Si mandas, el leal será el sostén que necesitas.
No confíes jamás en quien te anuncia
Sin condición su entrega.
Nunca el leal limpiará con su lengua tu camino
ni aplaudirá tu soberbia o tus errores
pero sabrá morir contigo.
(Waldo Leyva Portal. Poeta cubano. De: Los signos del comienzo, p. 182, Monte Ávila Editores)
 
1. Propuesta del ingeniero José Luís Pacheco en su intervención en la II jornada del CIM.
2. Ajeno a la autocrítica y la planificación de la acción del estado, centralista a rabiar.
 

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