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Desempleo crónico y docencia en Colombia

La inestabilidad laboral llegó al mundo del magisterio. Del Estatuto Docente ganado trans años de luchas, a la nueva realidad, son años por impedir que todo el efecto del neoliberalismo recaiga sogre quienes responden por la educación formal de toda una sociedad.

Al final, a pesar de la resistencia, hay perdidas. No sólo esta, hay otras, con las cuales y por las cuales miles de docentes han salido del gremio con misesras pensiones.

Todo esto son manifestaciones de las transformaciones del mundo del trabajo vividas en las últimas décadas, producto de las contradicciones del sistema económico, son reflejo irrefutable de lo que hoy padecen miles de colombianos, no sólo los docentes, o más bien, estos son los últimos en padecerlas.

Hemos sido estocados

Tal panorama se ratifica en la aplicación de estatutos diferenciales, en la criminalización de la organización y la reivindicación docente, en la desaparición de las condiciones de seguridad social óptimas, en la flexibilización laboral y en la desprofesionalización del ejercicio docente. Cada una de ellas impacta el quehacer pedagógico, el bienestar y la educación de los colombianos.

Recordar que en Colombia el desempleo es uno de los principales problemas no es novedoso. Sin embargo, intentar ocultarlo mediante concursos de carrera sí que lo es, pues en el campo de la docencia y en otras ramas laborales es lo que está en boga y lo que se aplica, justificando ante la opinión pública la masacre laboral de la que son víctimas quienes no aprueban tal competencia.

Lo que allí se niega es el derecho constitucional al trabajo, que pasa de ser condición esencial del ser humano a la más vil competencia de exclusión y señalamiento. Los maestros han sido estocados. Se les golpea con el garrote sistemático del lucro y la burocracia, con la ausencia de un proyecto educativo nacional desde el Estado y sobre la arena que desconoce la pedagogía y el saber.

En Bogotá, las cifras lo ratifican. La flexibilización laboral entre 2004 y abril de 2010 llegó a 6.400*. Con el concurso aplicado en 2009 y terminado a mediados de 2010 desaparece esta figura, pero lo más grave es que han quedado afectados unos 4.000 docentes que se desempeñaban bajo esta condición. Se les llama provisionales, como si las necesidades del ser humano así lo fueran y el salario de un hogar diera espera.

Reto inmenso

En estas condiciones, la estabilidad laboral para los docentes desaparece, pues su contrato termina cuando llegue la persona en propiedad, lo cual para algunos se traduce en resignación y para otros en fuente de lucha y organización. Sin embargo, para los pulpos tradicionales del poder se traduce en posibilidades electorales.

Ante tales hechos, hace varios años un grupo de docentes contrato bajo esta figura, tomó la iniciativa de reivindicar sus derechos y confrontar las adversidades con saldos –hsta ahora–no muy positivos. Actualmente se han intensificado las actividades alrededor de los ‘provisionales’, buscando la sensibilidad de una administración que se cataloga como alternativa y mirando salidas que eviten las consecuencias de una masacre laboral.

Con acercamientos y trabajos en distintas instancias con la administración distrital, se ha intentado generar soluciones a tal problemática socio-económica, que en este caso obedece a la aplicación de la política neoliberal en cabeza de gobiernos nacionales y que hoy lidera María Cecilia Vélez, ministra saliente de Educación. Tal panorama es menos alentador cuando el continuismo gubernamental se aferra a los principios de exclusión, flexibilización y masacre laboral.

Aquellos maestros históricos que han luchado incansablemente en Colombia por políticas educativas reales y dignas para los ciudadanos, son testigos de la encrucijada maquiavélica de gobiernos neoliberales y traidores que buscan permanentemente la privatización de la educación, y que para lograrlo han dividido y arrancado a sangre la dignidad de las comunidades educativas.

Entonces, a las nuevas generaciones les queda tomar las banderas de lucha y organización de sectores populares para arrebatarle al poder tradicional los derechos de todos, que además, se fundamentan en la promoción de la ruptura de vínculos afectivos, educativos, comunicativos y comunitarios para concretar sus objetivos. La política neoliberal desconoce un proyecto nacional de educación que se base en los estándares de calidad y en la noción de empresa, para acumular ganancias y despolitizar el contexto escolar.

Hoy la dinámica reivindicativa de los maestros provisionales se mantiene. La fuerza con que se actúe y la capacidad de convocar será el termómetro de un movimiento más amplio, que le dé salida no sólo a las tares inmediatas sino que además le proponga al conjunto del magisterio una lucha contundente por la unidad, la educación pública, el trabajo y la construcción de un proyecto educativo de nación, con soberanía y dignidad.

* Cifra oficial SED Bogotá.

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