La dinámica de la contrarreforma agraria en nuestro país, que durante más de 40 años se ha intentado normalizar mediante instrumentos legales e ilegales, ha significado para los campesinos colombianos una historia de vida marcada por la violencia, el desplazamiento y la exclusión, que aún persisten. Esta realidad mantiene vigente la necesidad de superar la inequitativa distribución de la tierra, pues los pequeños avances logrados en este sentido han sido revertidos por la fuerza o resultan bastantes limitados frente a los niveles de concentración que caracterizan a la estructura agraria nacional, base originaria del conflicto social y armado.
En medio de este panorama adverso, los procesos campesinos han encontrado en la figura de las Zonas de Reserva Campesina una alternativa. Esta Zona, consignada como figura jurídica en la Ley de Reforma Agraria de 1996, surge como resultado de la presión ejercida por importantes procesos de movilización campesina en el sur de país a finales de los años 90, que exigían un compromiso gubernamental ante el desarrollo social y económico de vastas regiones rurales, históricamente excluidas de los planes de inversión del Estado. ¿Pero, en concreto, en qué consiste esta figura?
Las Zonas de Reserva Campesina, como victoria del movimiento del agro, representan uno de los pocos elementos progresistas que en materia rural han sido integrados en la legislación nacional, pues contempla condiciones favorables para el desarrollo integral de importantes regiones del país sumidas en el abandono estatal. Esta figura de ordenamiento territorial, dirigida a regular la tenencia de la tierra por parte de campesinos y colonos en las zonas de frontera agrícola, supera la idea de la simple asignación de tierras para plantear la construcción de estrategias de defensa del territorio sustentadas en la estabilización de la economía campesina, el fortalecimiento organizativo y el diseño de planes de vida desde las propias comunidades. En el marco de las Reservas Campesinas, son los habitantes rurales los principales protagonistas en la planificación, la decisión y la ejecución de los planes de desarrollo local y regional, de modo que permiten el fortalecimiento de las bases organizativas en los sectores rurales.
Las potencialidades que encierra la figura llevaron a que muchas organizaciones campesinas iniciaran la construcción de planes de desarrollo local y elevaran su solicitud de constitución al entonces Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora), lográndose la constitución de seis reservas campesinas: Pato-Balsillas (Caquetá), Guaviare, Puerto Asís (Putumayo), Cabrera (Cundinamarca), Arenal y Morales (Sur de Bolívar) y Valle del río Cimitarra (Magdalena Medio), mientras alrededor de 14 solicitudes quedaron pendientes de trámite. ¿La razón? Después del impulso inicial, durante el gobierno de Uribe se desató la arremetida de una política de estigmatización a la figura marcada por la persecución a las organizaciones campesinas y el desconocimiento de la responsabilidad estatal acerca de su desarrollo.
Evaluación y proyección
Con el propósito de realizar un balance de este proceso y definir nuevos desafíos para el campesinado comprometido con la defensa de las zonas de reserva campesina, se organizó el I Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina, convocatoria en la cual nos encontramos la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), la Corporación Acción Humanitaria para la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana), la Asociación de Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamocó (Aheramigua), la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) y Humanidad Vigente.
El I Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina realizado durante los días 29, 30 y 31 de agosto en Barrancabermeja puso nuevamente en evidencia que la lucha del campesinado colombiano por la conquista de una reforma agraria integral se mantiene vigente. El encuentro, que contó con la participación de más de 300 dirigentes campesinos de distintas regiones del país, fue una oportunidad para avanzar en la articulación de esfuerzos en el interior del movimiento campesino, en defensa de la figura legal de Zona de Reserva Campesina; entendida como opción de permanencia en el territorio, estabilización de la economía campesina, fortalecimiento de la soberanía alimentaria y vida digna para la población rural.
La convocatoria se fortaleció con el acompañamiento de organizaciones internacionales, entre las cuales se destaca el MST de Brasil, Fenocin de Ecuador, la Vía Campesina, FIAN Internacional y Misereor, que en el marco del Encuentro se comprometieron a posicionar en el escenario internacional la figura y en general la problemática de tierras que enfrenta el campesinado de nuestro país. También se contó con el apoyo de organizaciones sociales e importantes académicos en temas relacionados con la cuestión agraria en Colombia.
El gobierno nacional también se hizo presente con la participación del Asesor de Tierras del Ministerio de Agricultura y el Gerente General de Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), que asumieron públicamente la tarea de constituir un espacio de interlocución con el movimiento campesino, en tal forma que se garantice su participación en la construcción de una política pública de zonas de reserva campesina.
Por su parte, las organizaciones campesinas presentes avanzaron en la construcción de un referente de articulación nacional a través de la constitución del Comité de Impulso de Zonas de Reserva Campesina, cuyo mandato, organicidad y plan de trabajo se definirán a finales de septiembre. Los acumulados temáticos y organizativos alcanzados en el Encuentro son la base de este proceso que se gesta en tanto constituyen un paso más en la construcción de una propuesta que haga realidad la reivindicación histórica del movimiento campesino: la realización de una reforma agraria integral que garantice su permanencia en el territorio, la soberanía alimentaria y una vida digna.
En resumen, el Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina se consolidó como referente necesario en el debate actual frente al tema de tierras. El gobierno nacional les ha otorgado un lugar importante a las mismas en la propuesta de tierras presentada al Congreso, y los campesinos se preparan para defender la naturaleza originaria de la figura en contra de su posible desnaturalización.
V Congreso de la CLOC
El V Congreso de la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas) se realizará en Quito del 8 al 16 de octubre, en las instalaciones de la Universidad Central del Ecuador, con la participación de mil delegados de las diversas organizaciones campesinas del continente. En este espacio se realizarán también la IV Asamblea de Mujeres del Campo y la III Asamblea de la Juventud. Los objetivos del Congreso están centrados en el fortalecimiento de la integración regional latinoamericana en defensa de la soberanía de nuestros pueblos. Entre las líneas estratégicas propuestas para avanzar en este sentido, se encuentran:
• Resistencia a la militarización de nuestro continente y rechazo a la instalación de bases militares en nuestros territorios.
• Contribución a la configuración de otros modelos de desarrollo, tomando elementos de propuestas como el Sumak Kausay, de la cosmovisión indígena.
• Defensa y promoción de la pequeña agricultura campesina, contribuciones a la conformación de modelos agrícolas alternativos.
• Defensa de la biodiversidad, especialmente de la agro-biodiversidad campesina, garantizando el libre flujo de las semillas.
• Ampliación de la Campaña por la No Violencia en contra de las Mujeres.
• Combate permanente a los Agro-negocios, a los modelos de producción y consumo que fomentan.
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