Los movimientos del agua son una expresión muy visible de la naturaleza en su dinamismo y hacen parte de vitales ciclos alterados y contaminados por modelos de sociedad que hoy nos tienen al borde de un colapso global, lo cual ya genera diferentes formas de defensa del precioso líquido, como la Primera Gran Carrera Ceremonial en Unión por el Agua 2011.
Tal carrera se realizó del 21 de junio al 21 de agosto pasados. En esas fechas los pueblos indígenas celebran el Inti Raymi o Fiesta del Sol, comienzo del año 5519 del calendario andino. La carrera empezó en el Macizo Andino, en el departamento del Cauca, en el Resguardo Yanakuna de Papallaqta, en el Valle de las Papas, estrella hídrica con más de 72 lagunas, donde nacen importantes ríos colombianos: Yuma (Magdalena), Cauca, Patía y Caquetá. Tras un gran recorrido se pasó por Bocas de Ceniza (Barranquilla) y la laguna de Guatavita, y finalmente se visitó el Salto del Tequendama y la laguna de Pedro Palo, culminando en el Chorro de Quevedo (Bogotá) el domingo 21 de agosto.
La carrera fue impulsada por las comunidades Quechua Aymara del Macizo Andino, con apoyo participativo de varias comunidades: Nasa, Embera, Misak, Muiscas, Inga, Charrúa del Uruguay, arhuacos, entre otras. El proyecto y la organización inicial fueron del Willka Yaku (agua sagrada), que es el Consejo Latinoamericano en Conciencia por el Agua, y el Kamachikuk (Consejo Quecha Aymara del Macizo Andino).
Se recibió apoyo y participación de Jornadas de Paz y Dignidad con relación al método para realizar carreras ceremoniales. Esta es una red sustentada en el pensamiento ancestral y realiza carreras ceremoniales sobre diferentes temas, cada cuatro años en el continente y cada año localmente. La mayoría de los apoyos de la carrera se recogió por el camino, aunque no dejó de ser una carrera de muchos esfuerzos y carencias.
Liberar el espíritu del agua
Liberar el espíritu del agua y recoger la problemática del agua, expresada por la comunidad en cada lugar de paso, fueron los objetivos centrales de la carrera. Según el pensamiento ancestral, el agua tiene espíritu, es un ser vivo, es esencial para la vida. Veamos lo que dice Inti Pacha, un corredor yanakuna: “El agua es nuestra madre, el agua es la sangre que corre por nuestras venas, el agua es nuestra vida, el agua es la mujer, el agua es la que sana, el agua es la engendradora de vida de nuestra madre Tierra”.
Es entonces el agua tan esencial en nuestra vida que somos agua, que su liberación es nuestra propia liberación, que esta o estamos atrapados bajo un sistema y un pensamiento que reduce la naturaleza a cosas cuantificables y vendibles. Según Amor Infinito, corredor caleño durante el recorrido, siempre se encontraron con voces de aliento pero también con otras que los consideraban desocupados o locos. Es entendible y muy diciente que, para mucha gente, escuchar sobre la liberación del espíritu del agua es una locura porque su concepción cultural no reconoce que la naturaleza está viva, que además puede ser objeto de derechos, como se planteó en la nueva constitución ecuatoriana.
Carrera Ceremonial
No se trató de una carrera común y corriente sino que se hizo con una metodología y unos rituales en compañía de médicos tradicionales. Los chaskis o corredores permanentes deben cumplir exigencias y compromisos porque no se corre a título personal sino en torno a un propósito colectivo, sustentado en los espíritus de los pueblos representados en diferentes bastones que portan los corredores. Como carrera de liberación de alguna problemática social, es a la vez una experiencia necesaria de liberación de quien pretende liberar; es una doble experiencia donde el pensamiento ancestral muestra que no somos individuos aislados sino parte de los otros y el territorio.
Los chaskis son corredores que los pueblos indígenas enviaban para darse a conocer y conocer otras comunidades con quienes hubiera interés en modos de intercambio. En esta carrera participaron como chaskis miembros de comunidades indígenas, y de Jornadas de Paz y Dignidad, que se unían por el camino, y muchos corredores locales. Entre quienes se unieron hubo personas de Japón, Alemania, España y Estados Unidos.
La carrera fue representada por bastones de pueblos indígenas de Suramérica y comunidades colombianas, como el bastón del Cóndor, representación de Suramérica, y el que representa la laguna de la Magdalena, origen del Magdalena. En estos bastones se encontraba la fuerza de la carrera.
Desde el Macizo, un mensaje de liberación
Según el taita Milo, de la zona de la laguna de la Magdalena, desde hace años vienen denunciando que las multinacionales quieren apoderarse del agua, que los batallones de alta montaña o batallones ecológicos no están allí por la guerrilla sino por el agua, como han empezado a admitir los comandantes del ejército cuando se ven cuestionados en los debates públicos convocados por la comunidad.
Para los Quechua Aymara de esta región, la carrera ceremonial no fue repentina sino madurada en los círculos de palabra, y los problemas del agua, la minería y demás no son sólo del Macizo sino que están presentes en todo el territorio nacional, como se pudo constatar en las calles de Bogotá.
Estos corredores o guerreros del Arco Iris bajaron de la montaña cargando botellitas de agua recogidas en las lagunas donde nace parte del agua de Colombia, de la cual una fue vertida en Bocas de Cenizas para purificar-liberar el espíritu del agua del río Magdalena y su territorio. Con tristeza, los corredores recuerdan el basural de plástico de Barranquilla, y algunos pueblos aún consumidos en los problemas que dejó el pasado invierno.
El fin de la carrera fue un nuevo comienzo
Después de pasar por la laguna de Guatavita y entrar a Bogotá, los corredores manifestaron que el Salto del Tequendama es una muestra de lo mal que nos encontramos y de todo lo que hay por hacer. Allí también se realizó un ritual y se vertió agua venida de las lagunas del Macizo. Se tomó agua del Salto para hacerla parte del proceso de purificación que se realizó en el ritual llevado a cabo en Bogotá. El cierre se hizo en el Chorro de Quevedo con actividades culturales y ceremonias al agua con la especial participación de un grupo de niños y la presentación de los bastones. Este día se dio el cierre oficial, de acuerdo al plan establecido desde un comienzo pero el espíritu del agua no se detiene, y las flechas que guían las rutas por seguir toman a veces nuevos rumbos para multiplicarse.
Dentro de la carrera y los encuentros paralelos que ésta propicia con su fuerza fueron tejiéndose y fortaleciéndose iniciativas como la Carrera Ceremonial Continental por el Agua para 2012 y la necesidad de redes que propicien iniciativas alrededor de la liberación del espíritu del agua. La carrera de 2012 tiene como referencia la profecía del Cóndor y el Águila, que dice, que cuando el Cóndor del Sur se vuelva a encontrar con el Águila del Norte, nacerá un nuevo tiempo. Por eso, un grupo de corredores descenderá de Alaska con el bastón del Águila y un grupo de corredores ascenderá desde la Tierra de Fuego con el bastón del Cóndor, para encontrarse en algún punto intermedio del continente.
Un Arco Iris de movimientos y resistencias
El bloqueo en el Congreso de la República del Referendo por el Agua, producto de los intereses allí dominantes, proyectó parte de sus efectos en el invierno pasado, cuando visualizamos que muchos de los problemas del invierno no se deben a problemáticas naturales sino a causas políticas. Este es uno de mil ejemplos, pero también hay mil ejemplos como el caso de las luchas por agua en el Páramo de Santurbán y en Bolivia. La carrera ceremonial señala otra concepción sobre el agua: dibujando un nuevo mapa donde el referente de la organización de la vida gire alrededor del agua, ésta se puede convertir en una especie de ágora en torno a la cual se empiecen a discutir muchos temas. La carrera ceremonial trae implícita la necesidad de que en cualquier lugar la gente recorra los territorios como un modo de apropiación, organización y nuevas formas de relacionarse con la vida.
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