El 19 de agosto a las 10 y 30 de la noche muere Diego Felipe Becerra a manos de un policía que le disparó por la espalda, a un metro 80 centímetros de distancia. La bala entró por la zona lumbar, recorrió toda la columna, pasando por el corazón, y perforó la aorta para salir por el hombro. El agente Wilmer Antonio Alarcón Vargas, señalado por uno de los amigos del joven, sin duda merece condena por homicidio ante una persona desarmada. Preocupa también la actitud de altos mandos de la institución que trataron de plantar falsas pruebas, relacionándolo con un atraco a una buseta. Las pruebas contundentes demuestran que la policía intentó manipular la escena para mantener el prestigio de la institución. En el gobierno de Santos, los falsos positivos siguen demostrando que las naranjas dañadas no son casos aislados.
desde abajo (da). Desde una visión más personal de su forma de ser y su gusto por el arte, cuéntenos quién era Diego Felipe.
Gustavo Arley Trejos (GAT). Era un joven muy espiritual, con sencillez y nobleza. Tenía como cualidad ser muy perceptivo. En una conversación, tenía la capacidad de extractar lo mejor para hacer las cosas. Sus alegres 17 años los cursaba en el décimo grado del Colegio El Bosque. También era un espectacular bailarín. La música era un gusto especialmente cultivado, como en general en todas las artes. Hacía mezclas, y después del sepelio le encontramos varias canciones, pues quería estudiar producción musical. En el dibujo encontró otro gusto estético, y comenzó a pintar en cuadernos para luego pasar a la serigrafía. En una ocasión recuerdo que encontré pintadas dos paredes de su cuarto a pesar de que en una previa conversación quedamos en que no lo hiciera. Entonces me puse un poco bravo pero, hablando con mi esposan comprendí su gusto por la expresión artística. Hacía proyectos de grafiti en el colegio.
En una ocasión premonitoria me llamaron del CAI. Lo habían cogido pintando un puente en la 80 con Ciudad de Cali y le habían decomisado sus tarros. Comencé a ver sus firmas por la calle. Yo le había señalado que tuviera cuidado y que en lo posible lo hiciera en lugares permitidos. Esa misma noche del 19 de agosto lo acompañé al centro para comprar sus tarros y después se iba a ver con su amigo… Era una persona linda. Algo que me impresiona en medio de todo este sufrimiento es el apoyo de los amigos de mi hijo y de sus familiares, con lo que me siento inmensamente agradecido porque han tomado este dolor como propio.
da. ¿Cómo viven ustedes ese proceso de manipulación, pues, según la versión de la Policía, se acusaba a Diego Felipe como un delincuente abatido en un atraco a una buseta?
GAT. Eso es muy doloroso en medio del duelo. Para nosotros es grande porque no le puedo fallar a Diego Felipe en limpiar su buen nombre. Yo sé muy bien que él no hizo eso, no lo necesitaba. Esa noche, en la escena del crimen, había altos oficiales, entre ellos dos coroneles, dos capitanes y tres asesores jurídicos. La asesora jurídica estaba allí en el hospital diciendo que tuvieran cuidado con lo que decían, que no fueran incoherentes con sus declaraciones. Nosotros le repreguntamos a la Policía esa noche en la clínica qué había pasado, y no nos dijeron nada. Eso fue el viernes. El sábado nos ocupamos en reclamar su cuerpo y el día domingo, después del velorio, tuve acceso a los medios porque me llamaron a eso dos de la tarde. La declaración de la Policía en la participación de mi hijo en un robo a una buseta salió a eso de las tres y media de la tarde. Al otro día, después del entierro, estuvimos con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde se comentó lo claro del montaje.
Esa misma tarde aparece el general Francisco Patiño Fonseca, comandante de la Policía Metropolitana, dando oficialmente la versión del atraco y su persecución, con resultado de una baja. Para nosotros fue impactante porque los medios sacaron al aire la llamada del 123 y me preguntaron. Entonces expuse mi posición sobre el montaje y pregunté que, si era un asalto, por qué no habían capturado al joven amigo de mi hijo en la escena del crimen, y por qué no cuando él mismo estaba en el hospital y señaló al policía. Luego pasaron la versión del conductor en otro medio. Ese día fue para nosotros de mucho dolor. Estamos convencidos de que lo mataron por hacer un grafiti y que hay manipulación de la escena del crimen porque este es un falso positivo que trataron de montar.
da. Hasta la fecha ¿en qué van las investigaciones sobre el caso?
GAT. Desde el comienzo el caso, lo tomó el CTI. La fiscalía también está haciendo investigaciones por su lado, tanto del asesinato como de la posible manipulación de pruebas. No sé cómo saldrá el resultado final, pero la investigación comenzó de inmediato, en los días posteriores del crimen.
Yo me entero de que, tras la requisa a él y a su amigo, mi hijo sale corriendo y, escondido tras la sombra de un árbol, es señalado por un celador. El policía lo retiene y caminan unos 12 a 15 metros; tuvieron que hablar algo que no logré saber. Mi hijo sale a correr y le disparan a quemarropa, a un metro y 80. Todo lo que la Policía ha sacado se ha ido desmoronando por sí solo. Las irregularidades son muchas en el caso. La policía llegó a la clínica y debía pasar un reporte de entrega del herido y no quiso hacerlo. Lo mismo al entregar el reporte en la escena del crimen al CTI y la Fiscalía, sólo lo hizo dos horas y media después, cuando ya habían plantado el arma. Incluso la zona no fue acordonada, como debía ser, pues él cayó en la mitad de la calle. Yo fui a mirar dónde había caído, estuve parado ahí. Dos horas después, colocarían el arma. Otra inconsistencia es que tanto en la llamada al 123 como en la versión del conductor se hablaba de una pistola negra y apareció una de color plata. Adicionalmente, hay incoherencias entre la versión del conductor y la llamada al 123, como el número de la buseta. El conductor dice que había un trancón porque se volteó un tractomula, pero eso sucedió el día anterior. El conductor nunca hacía rutas sobre la Avenida Boyacá, siempre por la 26.
da. ¿Es cierto que hay presiones por parte de la Policía con los amigos de su hijo?
GAT. Con nosotros, no. Pero los amigos de Diego Felipe comenzaron a realizar una marcha y para ello repartieron volantes por todo lado. Al día siguiente, una de las amigas de Diego estaba repartiendo volantes y le dijeron: Deje de llorar y repartir volantes, ¿o quiere estar como el delincuente ese? Posteriormente capturaron a otro de sus amigos y lo retuvieron por tres horas, esposado, en un interrogatorio sin orden judicial para luego dejarlo ir a la casa. Duraron una semana. El CAI estuvo investigando quiénes eran los amigos y quiénes estaban con él esa noche.
da. ¿Ustedes qué le piden a la justicia colombiana?
GAT. Nosotros hemos sido prudentes en lo que hemos dicho, en no ir a difamar ni ofender a las instituciones. Creemos en las entidades de investigación. Pedimos que el agente sea judicializado por homicidio. Hay una declaración de la Fiscal General de la Nación, Viviane Morales Hoyos, donde señala que pudiera haber un conflicto de competencias entre la justicia penal militar y la ordinaria. Pero no hay piso para ello. Es un homicidio, un acto de violación de derechos humanos a una persona en estado de indefensión. Eso está amparado por unos conceptos de la Corte Interamericana. También exigimos que haya una investigación sobre la manipulación de la escena del crimen, entre los altos oficiales que trataron de cambiar la versión de las cosas con auspicio del general Patiño, pues en el siguiente fin de semana hubo una decisión de la Mebog ante el conocimiento de las circunstancias para mantenerse con el montaje.
En este caso está involucrada una plana mayor de la Policía Nacional, altos oficiales, entre ellos el general Édgar Orlando Vale Mosquera, director nacional de Escuelas, un coronel comandante de la localidad de Suba. Nosotros pedimos que esto sea un hecho ejemplarizante de justicia en Colombia, de cómo se trata de ocultar las cosas, como se trató de hacer. Esta actitud no debe ocurrir.
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