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Colectiva Distrital de Mujeres Hip Hoppers

Colectiva Distrital de Mujeres Hip Hoppers

Las mujeres Hip Hoppers no son
las novias de los raperos*.

Colectiva Distrital de Mujeres Hip Hoppers. Nace el 1º octubre de 2007, pero ya antes, a principios de ese mismo año, se había hecho el ejercicio de convocar mujeres para que pensáramos sobre el tema femenino en los espacios de la escena Hip Hop, y a la vez analizar la manera como influíamos en diversos espacios artísticos en la ciudad. El 4 de diciembre de ese año se realizó el Primer Congreso Distrital de Mujeres Hip Hoppers. Allí las peladas expusieron con un talento admirable sus obras artísticas y periodísticas. Los temas por debatir dentro del Congreso se establecieron en asamblea y se buscó visibilizar a las mujeres Hip Hoppers en los medios, y valorar el trabajo de las chicas. A partir de allí surgen otros colectivos, y las mujeres a la vez impulsan y gestionan revistas para las jóvenes Hip Hoppers. Esta fue la primera experiencia en su género en Colombia y también la base de muchos procesos liderados por mujeres, un caso piloto que le ha dado forma a lo ocurrido después.

El 13 de diciembre de 2008, en el teatro al aire libre de La Media Torta, realizamos una muestra artística que cerró el Segundo Congreso Distrital de Mujeres Hip Hoppers. Ese año habíamos trabajado en el fortalecimiento de la organización y la capacitación de las muchachas en temas como Mc, periodismo, break dance, Djs, grafiti, pero surgió la pregunta, muy pertinente, sobre lo importante que sería para las peladas incluir una agenda de formación en temas políticos, organización, análisis de nuestra realidad, procesos sociales, etcétera. Con esa idea realizamos cine-foros y conversatorios sobre temas más políticos y sociales.

El Segundo Congreso nos dejó una revista que se llamó Callejeras,* donde se expuso el punto de vista femenino, nuestra opinión sobre la escena Hip Hop, y nuestros problemas y expectativas. La publicación nos permitió encontrarnos, ser más amigas, contar con un grupo de mujeres para el proceso, y se avanzó en la consolidación de la Colectiva.

En 2009 hicimos un proceso ampliado donde se invita también a hombres. Ya habíamos tenido una discusión sobre la importancia de sensibilizar a los hombres. Algunas dijeron que nada ganábamos con que las mujeres nos empoderáramos si los hombres nos veían aún como poca cosa. Los hombres llegaron con esa mentalidad patriarcal y colonizadora y empezaron a dominar el proceso, a explayarse en el espacio. Eran ellos quienes más hablaban, los que cantaban, los que bailaban, y las peladas empezaron a aburrirse y se fueron. Nos vimos obligadas a cancelar los talleres. Lo que nos interesaba, que era visibilizar a las mujeres, no se estaba haciendo. Entonces se organizó un proceso de formación en lo político y le dimos más importancia al tema de la concientización.

Nosotras estamos en el Hip Hop porque todas sus expresiones son combativas. Su lenguaje urbano y diverso está más cerca de la realidad que se vive en la periferia de la ciudad; es lo bastante explícito para romper el silencio; además, puede transformar pensamientos o tomarse cualquier espacio. Hacemos parte de un sector de este movimiento cultural, comprometido con la resistencia y la posibilidad de ir más allá de un género musical, hasta comunicarnos con toda persona que también sienta inconformidad. El rap es la conciencia de la calle, es la voz de los guerreros anónimos y de los guetos.

Creemos con certeza que la gente que hace Hip Hop es de origen y opción popular, que conoce en carne propia el problema de la desigualdad, y que, por el compromiso manifiesto y sentido con sus ideales, lucha por una vida más digna. Entendemos el arte como un elemento clave para hacer resistencia y cultura popular. Ese es el sentido de ser artista y pensar en poner una imagen y unos recursos en pro de generar conciencia. Si no se tienen bases o argumentos coherentes para hablar, terminamos siendo una marioneta del marketing artístico.

La escena industrial es muy machista y esos son los valores que se mueven desde la TV. Tú siempre ves al cantante rodeado de niñas semidesnudas: eso es lo que se masifica del rap. Muestran a las mujeres como maniquíes; sólo les interesa la niña bonita que vende discos y cosas de esas. En esos espacios no se permite discutir lo político, la problemática de los barrios de América Latina, el tema de la explotación de los trabajadores.

En años recientes, en la escena Hip Hop de la ciudad se ha tratado de visibilizar a las mujeres, a veces con buenos resultados, a veces con efectos muy negativos. Destacamos, por ejemplo, el Festival Unidas por el Golpe, que hace Universal Rimas al sur de la ciudad. Sin embargo, consideramos que hace falta algo más allá del simple tarimazo; que les quede a las chicas algo más. A un concierto asisten muchas peladas pero en la escena no es lo mismo: sólo algunas aparecen en la cantada, y otras grafitean y son muy buenas artistas. Ahora bien, el tema no es únicamente de género, porque, si lo vemos sólo desde los problemas de género la cosa se agota. Muchas mujeres quieren que se les dé el espacio solamente por el hecho de ser mujeres, pero nosotras queremos que se tenga el espacio por ser mujeres, sí, pero también porque somos buenas artistas. Además, consideramos que los temas sociales trascienden el género y tocan a hombres y mujeres por igual: digamos, la pobreza, el desempleo, la exclusión, la explotación de los trabajadores.

Un impulso importante para hacer la Colectiva fue la escasa o nula presencia de mujeres en los eventos. Luego sentimos que no bastaba con hacer conciertos sino que hacía falta tallerear para mejorar las letras o la presencia en escena. Ahora nos interesamos más por una formación política contextual, por reflexionar sobre qué problemáticas y alternativas podemos trabajar, y cómo nos articularnos con otros colectivos de Bogotá. Claro, es difícil mantenerse activas cuando se tiene, además de rapera, el rol de madre, obrera, estudiante, ama de casa, artista, y es por eso mismo que una rapera o una grafitera encarnan la supervivencia en la selva de cemento.

“Pero mujer nací, aprendí a resistir, el rap es mi argumento, tengo algo por decir… Vamos, que nada nos detenga, la lucha continúa, la victoria espera. Vamos, que mujer representa: la vida, el argumento, el amor y la fuerza… Mujer nace cuando sabe qué es lo que en el mundo hace, mujer nace cuando ama la lucha incansable, cuando se aferra al pensamiento, cuando estudia la injusticia para encontrar lo correcto, en el momento que separa la belleza del cuerpo, encontrando en su interior la estética de lo perfecto: dignidad… Pues somos todo el dolor que alimenta, la movilización desde la periferia… Nací mujer, orgullosa del Hip Hop y de mis ideas” (Nací mujer, Diana Avella, 2010).

* Callejeras, publicación de la Escuela de Diseño Gráfico, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, 2009.

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