Los diálogos de La Habana avanzan. Sus logros no son tantos como desearía la mayoría de sociedad colombiana, pero hay luces sobre el horizonte. Las dificultades también son evidentes, así las maticen unos y otros. Por ahora, la constante repetición del Jefe de Estado y de su equipo de gobierno de que no habrán cambios estructurales siembran escepticismo sobre los reales logros que se pueden esperar de las conversaciones. Preguntamos: ¿Es posible construir justicia y democracia sin tales cambios, en una sociedad que es todo lo contrario de lo que estas dos palabras implican? Los tiempos electorales siembran otro tanto de lo mismo.
En medio de estas realidades, las partes se adentran en el segundo de los puntos acordados en su agenda de negociación: Participación política. Sobres ésta, un primer acercamiento de amigos y colaboradores del periódico desde abajo. Para continuar en la reflexión y el debate, las páginas, como siempre, están abiertas a todas las contribuciones.
“Romper el silencio donde la palabra se muere, donde la guerra se impone, no es fácil”
por Luisa María Navas C. pág. 13
por Luis I. Sandoval M. pág. 16
Democracia política para poder político
por Alfredo De León Monsalvo pág. 19
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