Con la aprobación que la Junta Nacional de la CUT (12, 13 y 14 de febrero) y la más reciente que le brindó la Gran Coalición Democrática, el Encuentro nacional de organizaciones sociales y políticas toma vuelo. Su próxima fecha de realización, 29-30 de abril, así lo confirma.
La Central Unitaria de Trabajadores asumió este tema como respuesta a las reiteradas invitaciones que los impulsores del Encuentro Nacional Popular le habían cursado. La Gran Coalición lo aborda por sugerencia de la CUT y lo aprueba al encontrar que es una iniciativa adecuada para el actual momento.
La metodología
El procedimiento a través del cual se concretará el encuentro se dividió en dos etapas: la primera, las jornadas del 29 y 30 de abril en Bogotá. A ella están invitadas todas las organizaciones sociales y políticas con intereses populares que existan en Colombia. La segunda, la discusión de sus conclusiones en las sesiones regionales que de allí se deriven.
El modelo organizativo previsto, permite visualizar próximos encuentros nacionales de organizaciones sociales y políticas de carácter decisivo. Podríamos decir, por tanto, que la jornada citada para finales de abril será un pre-encuentro o la primera de una serie de grandes asambleas sociales y políticas a las cuales se abocarán las distintas expresiones públicas alternativas de nuestro país. Si garantizamos la metodología adecuada y un proceso de discusión abierto e incluyente, con seguridad estaremos arando la tierra y nutriéndola con los insumos necesarios para que florezca una nueva alternativa colectiva para todos los colombianos.
Por lo tanto, desde ahora se abre un espacio complejo y contradictorio de tres cabezas: una demanda al encuentro respuestas inmediatas y prácticas ante las medidas económicas y políticas que intenta aplicar el establecimiento. Otra exige que se tomen medidas de mediano y largo plazo para que entre todos logremos que nuestro país supere la crisis social y humana que le embarga. Y la tercera pugna por estimular cruces de experiencias y sueños comunes alrededor del tema de la opción política colectiva que demanda el país. En saber articularlas y potenciarlas descansa gran parte de nuestro futuro.
De ahí que el encuentro sea un proceso complejo pero taimen dinámico, que abre distintas puertas por las cuales podrán entrar o salir reflexiones, estudios, debates y acciones de distinto orden. Medidas concretas pero también simbólicas que nos permitan superar la dispersión, recuperar la memoria, borrar el temor que circunda todos los rincones de Colombia, preguntándonos por el proyecto de nación por construir. Así lo demanda el conflicto social que vivimos, pero además así lo permite la discusión sobre ALCA, TLC y libre comercio impuestos por los Estados Unidos.
Temario
Como elementos de consenso que guíen el debate que se tendrá en el encuentro se aprobaron:
- Acuerdo político uribista: Reelección, reforma a la justicia y acuerdo legislativo oficial.
- Política económica del gobierno, Alca, Tlc, deuda externa.
- Defensa de los derechos democráticos, de las libertades públicas, de la solución política al conflicto armado y condena el terrorismo.
Las conclusiones que arroje este debate dará pie para construir un plan de acción que regule las próximas jornadas de lucha en Colombia.
¿Hay diferencia?
Cuando el equipo desde abajo definió como una de sus tareas centrales impulsar la realización de un Encuentro Nacional Popular, lo hizo como conclusión de múltiples debates y reflexiones sobre el momento político e histórico que vive el país.
Esas reflexiones circundaron aspectos históricos del que hacer social, el sentido de la política, la forma como la comprende la mayoría de la población, las razones históricas que permitieron que nuestra formación socio económica sea la que tenemos y no otra. Estos y otros muchos temas nos permitieron concluir que para propiciar una ruptura en el quehacer que caracteriza lo social y lo político colombiano, teníamos que abordar un ENP, entendido no como acto, sino como proceso.
Decidimos por tanto abocar el reto de romper el tiempo, el espacio, los lenguajes y las imágenes que han llevado a que lo más significativo del movimiento social y de las expresiones políticas alternativas estén conservadurizadas. Y precisamente esa es la primer diferencia que nuestro proyecto tiene con la propuesta del encuentro de organizaciones sociales y políticas. Si bien nos alegramos por el acontecimiento y por las dinámicas que desatará, disponiéndonos a colaborar con todas nuestras energías para que salga bien, precisamos que una de los retos que nos acosa como fantasma es la de romper el tiempo de la política alternativa.
Nuestro tiempo si bien tiene que responder por el hoy y el ahora, también debe hacerlo por el mañana, y en ese futuro incluir a todo el país. Ese es la segunda distancia que tenemos con la citación hecha para abril próximo: el Encuentro Nacional significa que allí además de organizaciones sociales y políticas de izquierda podrían estar otras que sin serlo se planteen retos y demandas que confronten al actual establecimiento.
La otra distancia descansa en los propósitos. El ENP tiene como objetivos de largo plazo, entre otros, dos de suma importancia: contribuir a la dinamización de los movimientos sociales y con ello a su expresión política autónoma, y al mismo tiempo, reabrir el debate sobre nuestro carácter como Nación, las razones de nuestro desastre y las alternativas para superar la debacle a que nos lleva la oligarquía.
Estos aspectos, como se sabe, aún no concitan a las mayorías que concurrirán el 29 y 30 de abril, lo cual impedirá que empecemos a construir una propuesta que gane aliados en todos los sectores del país, abriéndose la alternativa popular como una puerta que permite que penetre toda la luz que requiramos para alumbrar el oscuro encerramiento que habitamos.
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