Por unos días se ha vivido la intemporalidad de Bogotá, como si a través de la actividad cultural la ciudad hubiera retornado a la década de los setenta del siglo XX, años durante los cuales el movimiento teatral colombiano bullía en su interior y, dio origen a los Festivales Nacionales del Nuevo Teatro, ante la necesidad de que los grupos tuvieran la posibilidad de dar a conocer sus obras. La diferencia está en que las contradicciones se han acentuado con los años, y el deslinde del movimiento teatral colombiano con respecto al Establecimiento es más significativo, pues la mayoría de grupos optaron por un teatro artístico, mientras que el teatro comercial es cada vez más espectáculo y menos teatro, con contadas excepciones, aunque son este tipo de propuestas las que reciben un total apoyo del Gobierno y de la empresa privada.
El Teatro Nacional y el Festival “¿Iberoamericano de Teatro?” de Bogotá, los promotores de este tipo de espectáculos manejan un presupuesto nada despreciable de doce mil millones de pesos, y la mayor parte de su programación son espectáculos costosos, sin embargo, el público bogotano respondió masivamente y llenó los grandes teatros; las entradas para algunos espectáculos se agotaron, y el poco teatro callejero o no convencional también llenó plazas y parques, aunque la mayor parte de la programación se desarrolló en Ciudad Teatro, una invención comercial en la que se paga por entrar simplemente a las instalaciones de Corferias para ver pasacalles y comparsas, luego se volvía a pagar si se quería ver espectáculos en recintos cerrados. En el Festival Iberoamericano se paga hasta por respirar y sólo existe una relación comercial con el público, no se puede hablar de encuentro entre los grupos participantes, y la mezquindad de los organizadores se refleja en hechos tan simples como negar invitaciones a periodistas y citarlos a ensayos de diez o quince minutos, después de una hora de espera. También es de señalar las deficiencias técnicas que tuvo por ejemplo La pasión según San Mateo, cuando Diego “el Cigala” estuvo a punto de cancelar su actuación por causa del mal sonido.
Del poco teatro colombiano que hubo en el “Iberoamericano”, es de resaltar el grupo Ensamblaje, con el espectáculo Desplazados, dirigido por Misael Torres, un teatrero ex actor del teatro La Mama, uno de los grupos históricos del teatro colombiano que participó en este festival. También sobre el tema de los desplazados es la obra Detrás de nosotros, del grupo Rapsoda, con textos de Alfredo Molano, dirigido por Fernando Peñuela, que inauguró el V Festival de Teatro Alternativo, en homenaje al maestro Enrique Buenaventura. Aunque este festival contó con poco presupuesto, tuvo la participación de los grupos históricos y lo más representativo del movimiento teatral colombiano; igualmente se realizó el Encuentro Nacional de Teatro, en el cual se plantearon diversas propuestas para continuar promoviendo la creación teatral nacional, y entre los objetivos está el Festival Latinoamericano de Teatro a realizarse en el departamento del Valle, con motivo de la celebración de los 50 años del Teatro Experimental de Cali-TEC, en el año 2005.
En cuanto a la programación del V Festival de Teatro Alternativo, fue puro teatro, en el mejor sentido de la expresión. Montajes como Muerte Accidental de un Anarquista, de DaríoFo, en versión del grupo Polimya, dirigido por Raquel Sánchez; La Brújula, del grupo Alcaraván, dirigido por Álvaro Rodríguez; El Rapto de Panamá, de Teatro actores de Colombia, dirigidos por Jaime Arturo Gómez; Emily Dickinson, de Rapsoda, escrito y dirigido por Patricia Ariza; La reina del hogar, de Darío Fo, en versión del Globo de Cali, dirigido por Jorge Vanegas; Soledades, una adaptación de textos de Tomás Carrasquilla, en versión del grupo Mamaloca de la Tebaida, dirigido por Luz Marina Botero; Aquí no ha pasado nada, escrita y dirigida por Julio Ferro; Seducción del Angel, La fabulosa carrera, obras del Teatrova dirigido por Carlos Parada. Estas y otras obras de teatro no sólo fueron bien recibidas por el público, sino que son un referente del buen momento que vive el teatro colombiano, junto a otros grupos como Matacandela, el Tablado y el Pequeño Teatro de Medellín, o la Máscara y Esquina Latina de Cali.
Posiblemente el maestro Enrique Buenaventura se habría sentido muy satisfecho por el sentido homenaje que le rindieron los “teatreros” colombianos, y en relación con su obra dramatúrgica, el TEC presentó cuatro de las obras del maestro Buenaventura que tienen en repertorio: La Huella, Crónica, Guinaru y Lunar en la frente, dirigidas todas por Jaqueline Vidal. Otros grupos se sumaron al homenaje con obras de éste gran maestro del teatro colombiano, entre ellos La Compañía, que presentó Ánima Sola, y la Fundación Barajas, estrenó la obra La Orgía. Entre los grupos históricos del teatro colombiano se presentaron: Acto Latino, con la obra Amor de mango, de Jorge Ochoa, dirigida por Sergio González; pero quizás el montaje más esperado haya sido la última creación colectiva del Teatro La Candelaria: Nayra (la memoria), dirigida por Santiago García, una obra en la cual se aprecia la madurez artística del grupo, que sin lugar a dudas sigue siendo no sólo una de las agrupaciones más representativas del teatro en el ámbito internacional, sino que además, es uno de los grupos más activos y en donde se han formado, junto con el TEC, actores y directores como: Helios Fernández, Diego Vélez, Iván Montoya, Patricia Ariza, Luz Marina Botero, Álvaro Rodríguez, Fernando Peñuela, entre otros.
Pero en el V Festival de Teatro Alternativo no sólo se presentaron agrupaciones nacionales, también hubo participación de compañías extranjeras, entre ellos el grupo alemán Unter Wasen Fiegen, con la obra Stress, creación colectiva dirigida por Kordura Lobec, y El Botón Teatro de Títeres, de Perú, que presentó El sueño de Margarita, dirigido por Carlos Benítez Arteaga. Entre los encuentros que se realizaron en el marco Festival de Teatro Alternativo, es de resaltar el encuentro de jóvenes raperos de Alemania y Colombia que se realizó en Casa de Citas, contando con la animación musical didáctica de Son Batá, dirigidos por Johareth, un encuentro en el cual los raperos colombianos tuvieron la oportunidad de intercambiar experiencias con los raperos alemanes. Otro encuentro que gustó mucho por su carácter lúdico fue el concierto Producto interno bruto del canta autor Julián Rodríguez, quien presentó el vídeo Mma Huasi (Nuestra casa tierra) en el cual participa un coro de mil niños venidos de barrios marginales, en un concierto que se realizó en la ciudad de Cali, y que fue noticia en todo el mundo, menos en Colombia.
Sería absurdo hacer un análisis comparativo del IX Festival “Iberoamericano de Teatro” (que de Iberoamericano sólo tiene el nombre, pues la mayor parte de compañías invitadas no son de Ibero América) y el V Festival de Teatro Alternativo, pues están claras las tendencias de los espectáculos presentados en el Iberoamericano, y la programación teatral del Festival Alternativo; pero sí es necesario señalar la falta de equidad y de apoyo por parte del gobierno y la empresa privada al teatro colombiano, pues ha sido mínimo el apoyo al trabajo teatral de las agrupaciones nacionales. El aporte del gobierno al festival de Fanny Mikey es de 4 millones de dólares; a esta cifra habría que sumar los aportes de la empresa privada, de los gobiernos de los países invitados, que en su mayoría asumen los costos de sus compañías, y al festival de Fanny Mikey escasamente les cuesta el alojamiento, los viáticos y la logística técnica de los espectáculos, sin embargo, es un festival elitista y pretencioso en donde lo que menos se tiene en cuenta es al público, sólo quienes tienen la posibilidad de pagar entradas de 80.0000 pesos o abonos de trescientos mil y más de pesos, y habría que preguntar: Si el festival ya está subvencionado ¿para quién es lo recaudado en taquilla? Los organizadores dicen que la recaudación en taquilla cubre una parte de los costos, pero tengo mis dudas al respecto.
Frente al ostentoso festival del espectáculo, el público bogotano tuvo la posibilidad de ver el Festival de Teatro Alternativo, no sólo en las 16 salas de teatro que se sumaron a esta iniciativa; también hubo presentaciones en espacios no convencionales en los barrios Usme, Suba, Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Bosa, Kennedy, Santa fe, el centro de reclusión el Buen Pastor, algunos colegios como el Salesiano Juan Bosco, Tomás Rueda Vargas, colegio Ices, en polideportivos, plazas de Mercado, y casas de cultura. El V Festival de Teatro Alternativo se realizó con un presupuesto de 80 millones de pesos, pero ha sido posible gracias a la colaboración de los Teatreros colombianos, que han visto en este festival organizado por la Corporación Colombiana de Teatro, una manera de confrontar al festival de Fanny Mikey (esa ciudadana argentina que llegó a Colombia hace unos 50 años y se formó como actriz con teatreros colombianos), desde los escenarios y con montajes cuya calidad es innegable, obras de teatro dignas de ser presentadas en ciudades como París, Barcelona, Madrid, Londres, NuevaYork. Comenzar a exportar buen teatro, en lugar de tanto narcotráfico y tanta guerra.
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