
Quedan cinco divergencias de fondo, en la Mesa Gobierno-Farc. Así expresa en sus encuentros, el Comandante Pablo Catatumbo ‒Responsable del Movimiento Bolivariano Clandestino. La más difícil, acordar el número y extensión de los Territorios Especiales ‒Terrepaz‒, diferentes a las ¿23 veredas?, y “previos a los ocho campamentos para dejación de armas”. “Falta pelo p’al moño”, advirtió Timochenko. “Resistencia civil”, firma Uribe. “Si no hay paz, vendrá guerrilla urbana”, sentencia el Presidente. Con sus frases, Uribe asusta a los pobres, Santos asusta a los ricos.
‒¡No!, dijo enfático, el general Mora Rangel, como rechazo oficial a la propuesta de territorios Terrepaz, que presentó la insurgencia en la Comisión Técnica (de asuntos militares). Ante el impase, aplazado el tema, con anuencia de Farc, la discusión adelantó en el punto de la verificación internacional. A sabiendas, el Presidente y el ministro de defensa, con la complicidad mediática, ocultan que está en veremos, el acuerdo acerca de las dos fases territoriales en la transformación guerrillera: áreas y líneas de “separación de tropas” y campamentos para dejación de armas.
Además de esta diferencia, sobreaguan otros cuatro pendientes de tamaño grueso: 1) Concluir las “42 salvedades” y los “asteriscos” de los puntos acordados. 2) (Dado el antecedente de la captura de Felipe Torres,) la exigencia de una Ley de Amnistía, previa a la firma de un acuerdo definitivo. 3) (Aplazado en su aprobación desde 1991) aprobar el Estatuto de oposición y 4) Definir una transición de la estructura guerrillera, diferente a la reinserción de procesos anteriores.
Para buena parte del ciudadano común, la negociación está en aplazamiento desde el 23 de marzo.
Dos fases territoriales:
“separación de tropas”
y dejación de armas
Los hechos son tozudos. La negociación con Farc y Eln es la primera diferente en el país, y en el continente: Comienza sin la “decisión” de ‘desmovilización’ y “entrega de armas”. Con Farc tiene como fórmula, la dejación, que depende del contenido y refrendación del acuerdo final. Una característica que tiene su razón, en la real correlación operativa en el terreno.
Sucede que en sus más de ocho años, Álvaro Uribe como gobernador de Antioquia y Presidente de Colombia, no pudo infligir una “derrota militar irregular” a Farc e imponer una cota más alta de “desgaste político” a Eln ‒tal como calculó el jefe paramilitar Carlos Castaño. A este respecto, el Comando de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, tiene abierta una polémica. Aduce en su publicación Victorias desde el aire, que presentó en la reciente XXIX Feria Internacional del Libro de Bogotá, que: asestó a Farc espaciados golpes de “derrota en la cadena mando” pero, el Ejército –la infantería– no llegó ni ocupó los lugares profundos en la ‘retaguardia’ guerrillera.
Aun con los efectos de la asimetría tecnológica que otorga ventaja aérea y de bombardeo con precisión al Estado colombiano –a partir del Plan Colombia–, sin una derrota militar a las organizaciones insurgentes, el gobierno Santos y su porción oligárquica de poder ‒en el gobierno‒, no pueden manejar a su amaño; la duración y fecha de una negociación mixta (con Farc y con Eln).
¿…“Dos mesas
un solo proceso”…?
La dualidad Farc/Eln con respecto a un fin verdadero del conflicto armado, está más agravada hoy. El señor Frank Pearl, principal en la Comisión gubernamental de diálogo con Eln, en compañía del general (r) Herrera Verbel, hizo saber en la más reciente reunión de la Comisión Nacional de Paz: “La negociación con el Eln está estancada”. (Solamente Pearl y Herrera, sin José Noe Ríos, viajaron a Venezuela a un encuentro con el Eln, que no avanzó más que el saludo).
Mucho antes, Gobierno-Eln en conversación secreta, alcanzaron a fijar como procedimiento, que la participación de la sociedad con interrogantes acerca de cuál es la Democracia que Colombia espera y en el tema de las víctimas; no tendrá un tercer asiento en la mesa. Serán las delegaciones Gobierno y Eln, una vez lean todas la iniciativas que lleguen, quienes señalarán los aspectos en que estén a favor y descartarán el resto.
En este marco, el Gobierno considera una fortaleza, que los puntos y detalles en tratamiento con Farc no tendrán repetición en la conversación con Eln. ¡Es una tamaña subjetividad o desconocimiento! Es conocido que el Eln contradice dos aspectos gruesos de los acuerdos Gobierno-Farc:
Están dispuestos a pagar cárcel ante la comprobación de culpa en hechos de violación de lesa humanidad y condicionan que los miembros de las Fuerzas Armadas, ante iguales casos, deberán pagar cárcel. Es una convicción que no surge en el Eln como un capricho. Surge de su relacionamiento y solidaridad con la experiencia del Cono Sur, en la lucha contra las dictaduras. Allá, los sectores con memoria y más comprometidos, rechazan los acuerdo de Punto Final que libran a los Ejércitos.
Para comenzar la conversación, no asumen siquiera la fórmula de “dejación de armas”, que es funcional en la Mesa de La Habana.
Los 180 días prorrogables de “separación de tropas” con las Farc y un lapso mínimo de agenda con el Eln, determinan una situación de “paz armada”. Acompañada de un debate que irá en aumento de polarización y amenaza de respuesta paramilitar. A su vez, de expresiones sociales resistentes.
Una disputa y entroncamiento de factores y aumento de la contradicción política y social, que con el ingrediente de una convocatoria de acercamiento-unidad novedosa y legítima, podrían ser desencadenantes de un nuevo cuadro en la lucha popular. Panorama no extraño en las vertientes de análisis estratégico y de precaución de todo signo. Consta en la p. 21 del libro El arte militar de los chinos (Editorial Pleamar. Buenos Aires, 1979) del Tte. Cnel. E. Cholet, en su definición de Guerra subversiva: […] es una actividad múltiple, que emplea y combina medios violentos y pacíficos, fuerza y astucia, presión y engaño, patriotismo y traición; hasta crear una situación que le permita acceder al poder sin lucha violenta o afrontar directamente su conquista en lucha abierta… (negrillas en este artículo).
Cuántos son los finales
de un conflicto
Un conflicto regular, como fue la II Guerra Mundial tuvo dos finales: El cese de batalla 7-8 de mayo de 1946 y el día del final jurídico, septiembre de 1947, cuando comenzó el Proceso de Nüremberg. En Colombia, el largo conflicto irregular que cruza durante las últimas décadas, tendrá que barajar al menos, tres fechas finales, en diferente orden: política, jurídica/refrendación y de hostilidades/“separación de tropas”.
En Macondo sucede lo creíble y lo increíble.
Monólogo de Aureliano viendo pasar el circo
Los acuerdos de paz están construidos con piedra pómez.
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