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De tú a tú

De tú a tú

Con el comienzo en la tarde del 7 de febrero de la fase pública de la exploración y negociación entre Gobierno y Eln en Quito-Ecuador, arrancó la exploración de las condiciones para un “cese bilateral de fuegos”, que podría cerrar el círculo del conflicto armado que afecta una parte de los campos de Colombia y tiene alguna repercusión urbana. Liberaciones de parte y parte sucedieron como si de un episodio de la “Guerra Fría” se tratara. Fueron casi de manera simultánea, el 2 de febrero de 2017, y de esta forma, por fin, quedó despejado el camino para iniciar las negociaciones de paz.

 

Con sorpresa para los voceros gubernamentales y de los medios de comunicación, ha quedado a la vista la capacidad de actuación política del Eln, su visión sobre el país y su maniobra en los entretelones negociadores. Hasta ahora logró hacer respetar el texto acordado el 31 de marzo de 2016, sin incumplir a su palabra, abriendo una puerta para airear el método negociador que determinó el rumbo del Acuerdo final entre Gobierno y Farc.

Diez meses separan al cuarto mes de 2016 y el segundo de 2017, casi 300 días perdidos para avanzar en el camino de una paz negociada. Entre el 30 de marzo de 2016, cuando los delegados oficiales del gobierno y del Eln firmaron la agenda que guiará su negociación para acordar un posible silenciamiento de los fusiles, y el 7 de febrero de 2017, cuando por fin las partes dieron inicio a la primera ronda de negociación, a partir de la agenda que habían firmado en marzo, transcurrió algo más que unos meses. Algo más…, permite deducirlo el rastrillar de tires y aflojes que hay entre las partes.

Al acercarse abril de 2016 a su final de mes, cuando todo indicaba que la Mesa de Quito sería instalada, Juan Manuel Santos sorprendió a propios y extraños: rompió el acuerdo de pocas semanas atrás con el Eln. Por su cuenta, decidió exigir como condición para arrancar en firme las negociaciones, que el Eln renunciara públicamente al secuestro. A su vez, que dejara en libertad al exgobernador del Chocó, Odín Sánchez. Dijo el Presidente: “…no se iniciará la fase pública de negociación… hasta tanto ese grupo no renuncie al secuestro…”. Por supuesto, la respuesta de su contraparte no tardó en llegar. Una y otra vez resaltaron que ese punto no estaba acordado en la agenda última de marzo. Y esto no fue todo.

La tensión que llevó a prolongar por casi un año la instalación de la fase pública de la Mesa, se extendió con respecto a los llamados “gestos de buena voluntad”. Gestos que sólo debían provenir –según la parte gubernamental– de la insurgencia. En forma inmediata, dejar en libertad al exgobernador chocoano, sería una evidencia con respecto a la “paz” por parte del Eln.

Tal vez, tomando en cuenta que una vez el Gobierno apoltrona su silla se siente dueño de la Mesa –experiencia vivida por las Farc–, y visto que los gestos de buena voluntad del lado de la guerrilla sin contraprestación alguna terminaron desequilibrando la Mesa de La Habana, los elenos optaron por exigir igualdad de condiciones: soltar al demandado por el Gobierno y que éste, al mismo tiempo dejará en libertad, bajo la fórmula de gestores de paz, a dos guerrilleros presos. Con incumplimiento en noviembre 3, finalmente este reclamo, ya sellado por las firmas de las partes, fue respetado, y Juan Carlos Cuellar y Eduardo Martínez fueron dejados en libertad gajo la fórmula ya anotada. Asimismo, otros dos guerrilleros en precarias condiciones de salud, fueron indultados –Nixón Arsenio Cobos Vargas y Leivis Enrique Valero Castillo. Pero llegar a este acuerdo no fue fácil.

Una y otra vez el Gobierno insistió en que no podía dejar en libertad a las personas que demandaba el Eln. Según sus argumentos, la “ley no lo permitía”. Todo un eufemismo que con el tiempo pasaría al congelador. Y toda una forma de dilatar –a la espera, de resultados y blancos “positivos” de la Fuerzas Militares– que aplazó la instalación de La Mesa, prevista para el 3 de noviembre de 2016.

Dado este paso de la Mesa en Quito, así persistan pequeños núcleos guerrilleros en diversas regiones del país, junto con algunos comandos urbanos, un levantamiento armado con posibilidades de victoria estratégica es una quimera del pasado.

 

Ganar tiempo

Aunque nadie lo dice, todo parece indicar que esta prolongación y ‘pérdida de tiempo’ no fue gratuita. Su razón de peso fue la misión asignada a las Fuerzas Armadas, para que mediante “golpes de mano” cambiaran la correlación de fuerzas en la Mesa; imponiendo en la opinión el acertijo de un Eln derrotado y sin capacidad guerrillera alguna, obligado a una ‘firma rápida’. Para el gobierno, los golpes asestados a la línea de mando de las Farc, y otrora al M-19, hacen parte del manual operativo para la paz. En el caso del Eln, había y hay un agravante: la agenda firmada entre las dos partes no fue de la complacencia de Santos. Incluso, cuando fue entregada, provocó la renuncia de Frank Pearl como cabeza de la delegación oficial de esta negociación.

Tras estos 300 días –más intenso en la última etapa, tras revelarse por distintos conductos la existencia de acuerdos entre Gobierno y Eln en el tema de Odín Sánchez– es obvio, toda la inteligencia militar y de la policía rastrearon comunicaciones, caminos y parajes, tras el lugar de retención de Sánchez –comandos selva, estuvieron a cinco minutos según declaró el mando del Frente Cimarrones– y tras las huellas de la comandancia central y la dirección nacional del Eln, así como, en el seguimiento y acumulación de información acerca de los líderes sociales cercanos a esa fuerza insurgente. Diez meses seguramente, de intensa labor sin resultado contundente alguno.

Meses que con respecto a los gestos de buena voluntad revelaban, una y otra vez, el incumplimiento del gobierno Santos a la palabra empeñada– obligaron a la parte oficial a dar su brazo a torcer y aceptar una nueva fecha para iniciar las negociaciones.

 

La Mesa

 

Arranca esta primera fase de negociación pública, con un aire de tú a tú para la insurgencia. Un cara a cara, a pesar de ser tratada por la oficialidad gubernamental como “hermana menor de las Farc”, y por los medios de comunicación, como una agrupación insurgente sin mando único. Pese a esto, el corrido de la negociación, tanto secreta como pública (ver cronología), demuestra que ni lo uno ni lo otro es verdad ni tampoco es determinante. Simplemente, es una insurgencia diferente a las Farc. No son un ejército, sino una organización político-militar en la cual el poder de fuego, aunque es importante, no es el factor determinante en el acumulado del proyecto. Así lo deja entrever su afán por la participación en la misma negociación de la llamada sociedad civil, por su consideración de no negociar a su nombre.

Pero también… por la reiteración de que están dispuestos a responder por sus hechos, con demanda a la dirigencia del país oficial haga lo propio, por su insistencia en que no firmarán el marco ya acordado en La Habana –reiterando que cada punto, así trate igual aspecto, deberá ser negociado de nuevo.

Aspectos, todos y cada uno de los cuales no dejan dudas de que estamos ante una negociación de nuevo tipo. Proceso con diferencias en el cual sorprende que, ni los tiempos de la política tradicional –elecciones–, ni la presión internacional de diferentes matices, ni las imposiciones oficiales de tiempo, con el eco de los medios de información, ni las cartas de la intelectualidad inclinadas por una negociación rápida, serán determinantes.

El pulso, de tú a tú, apenas empieza, y cualquier suceso puede inclinarlo para un lado o para otro.

 


Cronología

 

2014
Enero 27. Gobierno y Eln inician conversaciones secretas.

2016
Marzo 30. Gobierno y Eln firman en Caracas-Venezuela agenda que guiará la negociación de paz entre las partes.
Octubre 11, Caracas. Gobierno y Eln anuncian que instalarán la fase pública de negociación el 27 de octubre en Quito-Ecuador.
Octubre 27. Cancelada por parte de Santos la instalación de la fase pública de negociación Gobierno-Eln en Quito. El argumento: primero deben liberar a Odin.

2017
Enero 19. Gobierno y Eln anuncian en Quito-Ecuador que la fase pública de negociación arrancará el 7 de febrero.
Febrero 7. Las partes instalan en Quito la fase pública de la negociación.
Febrero 8. Arranca la negociación a puerta cerrada.

Información adicional

Con actores sociales en la palestra, mano a mano Gobierno-Eln
Autor/a: Equipo desdeabajo
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