El hedor es insoportable, lo cubre todo: el lugar de donde procede (Casa de Nariño), sus alrededores (Congreso de la República), el país como un todo. El aroma avinagrado penetra por doquier, aire descompuesto desprendido de la mezcla amasada entre manos privadas y públicas: el gobierno de Juan Manuel Santos, varios de sus funcionarios, representantes de su partido, familiares de estos, amigos, y Odebrecht, empresa constructora de origen brasileño (ver infografía).
Dicen que la empresa carioca colocó el ingrediente que despertó el siempre abierto e insaciable apetito de quienes controlan el poder, y que los funcionarios oficiales, sus aliados, familiares y amigos amasaron sin cesar, con decretos, órdenes presupuestales, y otros ingredientes, lo indispensable para que las “licitaciones” tuvieran ganador seguro. Toda una conjunción de ilegalidades que pasó hasta por la expedición del Compes 3817 del 2 de octubre del 2014 por fuera de tiempo.
“El estiércol del diablo” le dicen algunos al dinero, ese por el que roban y matan los de cuello curtido pero también los de cuello blanco, aquellos que cada cuatro años hacen lo posible e imposible por ganar la presidencia, acceder al Congreso de la República o triunfar en otras instancias de poder tradicional, el mismo que requieren para operativizar con toda facilidad lo que realmente alimenta su “vocación pública”: la riqueza, y de su mano la concentración de tierra y otros bienes muebles e inmuebles, lo que les abre el camino para acceder y ganar el poder real en diferentes municipios. (Ver “Un caso que refleja…).
Riqueza, poder, para ostentar y para mandar. Ese es el proyecto de país que los alienta a disputar el gobierno, para lo cual hacen todo lo que las circunstancias demanden: lo legal y lo ilegal, lo puro y lo podrido. Como procedieron en las campañas electorales del 2010 y del 2014, según lo denuncian ahora organismos de control. En esos dos periodos, la campaña liderada por Juan Manuel Santos, vía su equipo electoral, recibió de parte de Odebrecht millones de pesos de origen ilegal; en el 2014 el dinero también aceitó la campaña de Óscar Iván Zuluaga, su oponente.
Toda una manguala corrupta. De ser así, el gobierno de 8 años de Santos está signado por la ilegalidad, es espurio, y así terminará por pasar a la historia pues en el presente difícilmente lo vencerán en juicio; tampoco renunciará a sus funciones para darle vía libre a la justicia.
Una multinacional sin reparos ideológicos
Odebrecht es la marca de la que ninguna de las tres ramas del establecimiento pudo escapar, cada una de ellas obró para beneficiar a la multinacional brasilera, la que de igual manera favoreció las carteras de empresarios y negociantes particulares. Lo llamativo de lo sucedido es que los tintes de la salpicadura manchan de igual manera a quienes dicen ser opuestos –Partido de la U y Centro Democrático–. Mientras así procedían, no se imaginaban que estaban bajo constante espionaje de los agencias correspondientes de los Estados Unidos, preocupados por el avance de Brasil en toda la región suramericana, lo que no podía prosperar. Ya llegaría el momento de su descarrilamiento.
Mientras tanto, por las manos y bolsillos de diversidad de personajes, fluían los dólares por montones –más de 80 millones, como es hoy conocido–. Para acercarnos a este “conjuro del diablo” en Colombia, para particularizar en funcionarios, debemos partir, igual que el funcionamiento de la política tradicional, de arriba hacia abajo:
De la presidencia hacia abajo
En el mes de marzo de 2017 se supo que la campaña presidencial del actual presidente de Colombia fue financiada por esta multinacional, de igual manera en julio el país conoció que las campañas presidenciales de 2010 también recibieron financiamiento de la misma empresa. En el 2014 los cariocas le apostaron a los dos candidatos finalistas: Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga, aceitándolos con alrededor de 10 millones de dólares en total. La investigación, dicen, está en curso, pero muchos temen que la impunidad mantenga su manto todo protector.
Con antelación a esta denuncia ya se conocía que la constructora brasileña había ganado la ejecución de la Ruta del Sol II. Si miramos hacia al escalón de abajo nos encontraremos con algunas conexiones que cada quien debe deducir por sí mismo/a.
Bajando, por una escalera, nos encontramos a los implicados de recibir, realizar y fomentar los chanchullos de Odebrecht –debe recordarse que según se dice este escalón no tiene conexión con el de arriba–. Aquí encontramos implicados a los senadores de la U Plinio Edilberto Olano Becerra, Musa Besaile Fayad y Bernardo Miguel Elías Vidal (Ñoño), así mismo están untados el senador Antonio Guerra del partido Cambio Radical, el exsenador Otto Nicolás Bula –investigado por parapolítica– y el representante a la Cámara Ciro Rodríguez –Partido Conservador.
En otra grada, más abajo, están las exministras Cecilia Álvarez y Gina Parody; el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) Luis Fernando Andrade y el asesor Juan Sebastián Correa –también de la ANI–; el exministro de transporte Miguel Esteban Peñaloza Morales y el exviceministro de transporte Gabriel García Morales; como también aparece el prófugo Andrés Felipe Arias.
En una escalera diferente, privada, nos encontramos a los empresarios: Federico Gaviria –contacto principal con la empresa Odebrecht; Mauricio Vergara –representante del consorcio Sion; José Elías Melo –representante Corficolombiana; Eduardo José Zambrano –dueño de la empresa Consultores Unidos; Eder Paolo Ferracuti –presidente Concesionaria Ruta del Sol; Eleuberto Martorelli –presidente Odebrecht Colombia; Luis Bueno –expresidente Odebrecht en Colombia; Gustavo Adolfo Torres Forero –representante legal de Profesionales de Bolsa; Eduardo Ghisays –empresario y creador de la sociedad Lurion Trading Inc. Todos estos eran quienes hacían los trabajos para fomentar a la empresa Odebrecht en el país, para luego beneficiarse de las licitaciones ganadas.
La Ruta del Sol II
El funcionamiento del contrato de Odebrecht en Colombia operó de la siguiente manera: en primer lugar, Federico Gaviria amigo de Plinio Olano –quien hacía parte de la Comisión Sexta– buscaba el contrato de la Ruta del Sol tramo II Ocaña-Gamarra, proyecto del interés del presidente de Odebrecht Luis Bueno. Para lograr el contrato Gaviria debía tener vistos buenos del Ministerio de Hacienda, es en ese momento cuando debe hacer el contacto con el exministro de transporte Miguel Peñaloza quien sería el apoyo para consolidar reuniones políticas para el visto bueno.
Además de esto, Gaviria le comenta las intenciones de Odebrecht a Otto Bula, quien comienza a tramitar reuniones con su amigo Ñoño Elías quien, para acercarse al presidente de la ANI Luis Fernando Andrade, pide una cuota del 4 por ciento del valor del posible contrato. Gaviria consulta con Eleuberto Martorelli –nuevo presidente de Odebrecht en Colombia– quien autoriza el 2 por ciento para Ñoño Elías, el 1 para Gaviria y Otto Bula, además da visto bueno del otro 1 por ciento para los políticos que maneje Gaviria, es decir Plinio Olano y Miguel Peñaloza. Al final se cuadra todo el negocio con Luis Fernando Andrade.
Así queda todo acordado para que el proyecto se vaya con los cariocas. Ñoño Elías arma acuerdos al interior de la Comisión de presupuesto y la subcomisión de crédito público, donde cuadra con Antonio Guerra. Además de esto, Elías tiene relación con Fernando Jiménez Rodríguez –director nacional de presupuesto– que, junto a una funcionaria del Ministerio de Hacienda –que aún no tiene nombre– hacen el enlace concreto con la Comisión de presupuesto del Congreso. De esta manera se aprobó y concretó el proyecto.
Vale la pena recordar que las exministras Cecilia Álvarez y Gina Parody también tienen relación en el contrato de la obra, pues tenían familiares interesados en ejecutar parte de la misma, sin embargo la investigación en curso aún no falla sobre este particular; lo que sí puede deducirse es que su renuncia a los ministerios que encabezaban se da por la posible presión que esta denuncia podría generar sobre el gobierno Santos.
Por otro lado, la ejecución del proyecto también implica a funcionarios de menor rango, como abogados y familiares de los implicados en el caso que, obviamente, hacen parte de la corrupción, cada quien saca la tajada que puede. Del lado de los empresarios el proceder es diferente, todo se maneja a través de firmas y empresas fachadas que pertenecen a grandes millonarios del país. Allí queda en investigación Luis Carlos Sarmiento Angulo –bajo la firma Corficolombiana– y Federico Gaviria. Su poder sobre congresistas, magistrados, fiscales, y otros funcionarios públicos facilitaría, obviamente, la concreción de los acuerdos requeridos por Odebrecht. También el aval para préstamos, como el concedido por la Caja Agraria por más de cien mil millones de pesos, hasta ahora perdidos para el país, es decir, para nuestros bolsillos.
El factor Brasil
Los negociados, intrigas, compra de conciencias, ensanchamiento de cuentas corrientes en el exterior, financiación de campañas electorales, silencios cómplices, etcétera, todo ello, ocurrido a lo largo de varios años, había pasado como si no hubiera sucedido, de ello, se suponía, solamente sabían quiénes habían participado de tales ilícitos.
Lo que, quizás por triunfalismo o por ingenuidad, no se imaginaban unos y otros, era que desde años atrás, tal vez desde el 2005 cuando la alianza de gobiernos progresistas de América Latina había quebrado la pretensión de los Estados Unidos de implantar un Área de Libre Comercio (Alca) para toda la región, la potencia del Norte había tomado la decisión de proteger sus intereses y acceder a sus propósitos por otras vías, definiendo a Brasil, como prioridad por desestabilizar.
Y así procedió. La filtración que su Departamento de Justicia realizó, a finales del 2016, de las andanzas de Odebrecht, es parte de la estrategia urdida para quebrar un poder naciente que cada vez ganaba más espacio en la subregión, aliándose con poderes extraterritoriales (Rusia, China, Irán) –abriéndoles estos territorios para que ganaran espacio–.
Es decir, la llamada “justicia” gringa no es más que la consumación de una operación de inteligencia, con proyecciones geopolíticas, que debe tener como objetivo a todas las multinacionales brasileñas, así como a su gobierno en pleno, una operación para desequilibrar a un enemigo regional. La destitución de la presidenta Dilma Rousseff, el juicio contra Lula, así como la desestructuración de toda su institucionalidad, llevando al país a un verdadero caos, no es más que parte del mismo entramado. Por ahora han logrado su propósito.
Efectos colaterales
Lo que no podían imaginarse los corruptos criollos de todos los colores, ufanados en todo espacio de éticos y pulcros, es que terminarían enjuiciados como efecto colateral de un propósito mayor. Tampoco lo podrían haber previsto varios expresidentes de Perú y Panamá, y otros en ejercicio como el mismísimo Juan Manuel Santos, como otros tantos funcionarios de alto vuelo involucrados en negociaciones poco puras con la multinacional carioca, ahora caídos en desgracia o bajo investigación..
La historia es clara y una vez más queda refrendada por los hechos comentados: los Estados Unidos no tienen amigos, solo intereses.
Recuadro 1
Un caso que desnuda el poder oficial
No es nuevo. Lo que deja en evidencia lo aquí comentado, es el actuar de los políticos, empresarios y funcionarios, siempre trabajando para sus propios intereses o bolsillos. Cualquier campaña electoral trae consigo el espíritu pirata de saquear y amarrar la mayor cantidad de riquezas económicas para los particulares, es decir, la privatización o usufructo de la cosa pública. Esta es la razón para que las financiaciones de las contiendas electorales reúnan miles de millones de pesos, dinero que una vez logrado el control del aparato estatal, será recuperado con creces.
Los senadores Ñoño Elías y Musa Besaile del partido de la U son el ejemplo concreto de cómo funciona la política tradicional en Colombia, estos dos caciques electorales del santismo, consolidaron un poder regional tan fuerte que se convirtieron en los consentidos del partido (control de ministerios y de empleados, acceso a información privilegiada, etcétera), si miramos las sufragios conquistados podemos comprender su cauldal territorial.
Musa Besaile Fayad, ingeniero de 43 años llegó con el partido Liberal a la cámara de representantes en el año 2002, tiempo después saltaría de partido y se uniría al partido de la U donde conseguiría la curul en el senado con 62.059 votos. Para las contiendas de 2014 Fayad duplicaría sus votos, alcanzando una total de 145.402. Las cuentas declaradas ante el Consejo Nacional Electoral en sus campañas son de $651.500.000 de los cuales dice haber gastado $648.481.793.
Honorable senador. Este cordobés se consolidó como un cacique en su región, tenía control político con votos asegurados para cada contienda electoral pero también concretó un poder de control territorial, pues se le investiga por parapolítica y tener grandes negocios de donde sacaba millonarias partidas por garantizar la construcción de vías terciarias que estaban a cargo de Invias en diferentes departamentos como Bolívar, Magdalena, Sucre, Tolima y Antioquia.
El político Bernardo Miguel Elías Vidal también proveniente de Sahagún –Córdoba– se caracterizaba por su carisma, a tal punto que en su región lo conocían con el apodo de Ñoño, como si se tratara de una persona más, del común. Este joven senador desarrolló una carrera política que lo llevó a la Cámara de Representantes con 40.000 votos en el año 2006, al siguiente periodo se volvió senador con 74.000 votos, y en las elecciones de 2014 tuvo un total de 140.000 votos.
Político de tradición. Ñoño proviene de una familia ligada al Estado –corruptos de por si–, su tío Jorge Ramón Elías, fue condenado por en el proceso 8.000. Estrella política. Es familiar de empresarios como Alejandro Lyons –su cuñado– y diferentes cantantes de vallenato lo aclaman en sus conciertos –Silvestre Dangond y Peter Manjarrés–, un significativo segmento poblacional de su región reconoce que importantes obras de infraestructura se construyeron gracias a su papel en la política, consolidó la liga Ñ de fútbol y creó un estadio para 9.000 personas. En el partido de la U era el consentido de Santos y se perfilaba una carrera política importante.
Sin embargo este querido y amigable senador demostró que aprendió bastante de sus maestros, pues fue tan audaz que unto de mermelada a funcionarios y políticos de todas las ramas del Estado para finalmente quedarse con 32.000 millones de pesos de la empresa Odebrechtt.
Recuadro 2
Otra política es urgente
Estamos ante profesionales del Estado, políticos ilegítimos, que actúan de acuerdo a sus intereses y siguen la tradición de sus partidos, utilizando la aceitada maquinaria de la corrupción como parte de su cotidianidad. Desde el inicio financian sus campañas con miles de millones de pesos, llegando a corregimientos, veredas y pueblos que dan sus votos por falsas promesas (plata, tamales, tejas, bazares, licor). Utilizando las necesidades y angustias de las gentes del común, estos políticos, motivan la venta del voto de muchos a cambio de “regalos” que por un día calman parte de sus angustias diarias.
Esta es la política que funciona en el país, la que se ve como un negocio, a la que cientos desean llegar para lograr encontrar riquezas y poder. Esta es la misma política conoce la mayoría de nuestra población, la que de por si es corrupta, “la única existente”, la que promete y desilusiona cada cuatro años, la que no le interesa el bienestar de la mayoría nacional, la que no es posible cambiar jugando en sus mismas lógicas y procederes.
Política tradicional de la que ya se escuchan los motores de sus maquinarias electorales para el 2018. En tal perspectiva, de nuevo, se avecinan discursos y propaganda de todo tipo, con la cual prometen esta vida y la otra; ya se alistan los políticos con sus caras de yo no fui, que abrazan pobres por votos; ya deben estar aceitando las maquinarias de la corrupción que ayudan a recuperar los millones invertidos en campaña.
¿Un mal sin remedio? No. Ante la realidad de la democracia realmente existente en Colombia, es necesario abrir una discusión sobre su funcionamiento, deliberando cómo proceder para replantearla. Y a la par del intercambio de ideas, hay que liderar acciones que dejen claros que estamos mamados/as de estos políticos, de estas instituciones al servicio de unos pocos. De igual manera, es necesario empezar a concretar ese mundo otro tan urgente, que debe nacer desde otras lógicas, desde la consolidación de espacios autónomos, asamblearios, que sean el fundamento para tomar las decisiones públicas; espacios donde quienes manden lo hagan obedeciendo ¿Es posible concretar algo así? ¿Cuáles serían algunas rutas a seguir? ¿Cómo proponer estas discusiones a la mayoría nacional? El debate está abierto, concretarlo depende de la práctica concreta.
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