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Vuelve y juega: Game over contra las drogas

Vuelve y juega: Game over contra las drogas

A pesar del fracaso de la guerra contra las drogas, parece que el tiempo no hubiera transcurrido para Colombia, y hoy el gobierno Duque pretenda replicar los errores del pasado. Cada vez más la producción de psicoactivos aumenta y se crean nuevos mercados, pero la actual administración nacional se empeña en reprimir los eslabones más débiles de la cadena: los campesinos productores y los consumidores.

Hace 10 años el objetivo explícito de la ONU era reducir de manera sustancial el tráfico y consumo de drogas. Hoy, con el informe “Balance de una década de políticas de drogas”, se expresa una tajante evidencia: Los compromisos asumidos en el 2009, a partir de la Declaración Política y el Plan de Acción para contrarrestar el problema mundial de las drogas, no se lograron. Incluso, en muchos casos, se tradujeron en políticas contraproducentes.

 

Consumo en aumento

Según la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), no se redujo la escala global del cultivo, distribución y demanda de las plantaciones de opio, coca y cannabis. Las cifras demuestran todo lo contrario: el aumento del cultivo de adormidera creció en un 130 por ciento y el arbusto de coca en un 34 por ciento, entre los años 2010-2016. Para el cultivo de cannabis no se tienen cifras, pero en 145 países no se insinúan indicios de reducción.

Y es que el consumo va en aumento. En el año 2016 cerca de 275 millones de personas en todo el mundo, entre 15 a 64 años, consumió drogas al menos una vez, lo que representa el 5,6 por ciento de la población mundial. Esta cifra representa un aumento del 31 por ciento desde el año 2011. El cannabis es la droga que más se consume. Para el mismo año 2016 al menos 192 millones de personas hicieron uso de la sustancia; le siguen en drogas más consumidas los opiáceos y anfetaminas, con un aumento exponencial del 136 por ciento desde 2011.

Este crecimiento responde al surgimiento y fortalecimiento de nuevos mercados en África Septentrional y Occidental, Asia Oriental y Sudoriental, y Oceanía. Por otro lado, entre 2009-2017 al mercado mundial ingresaron más de 8.000 nuevas sustancias psicoactivas. Los registros señalan que la variedad de nuevos sicoactivas en 2012 fue de 269 reportadas, y que en el año de 2016 la cifra ascendió a 479.

Las finanzas
de la delincuencia

Cada año se blanquea a escala mundial entre 8.000 millones a 2 billones de dólares estadunidenses, lo que representa entre 2 y 5 por ciento del PIB global. El 25 por ciento de los ingresos de la delincuencia organizada transnacional proviene de la venta de drogas.

Además, solo en el 2015, y con reporte mundial, murieron 450.000 personas por sobredosis. Para el 2016 y solo en los Estados Unidos, murieron 63.632 personas por sobredosis y 71.000 en 2017. Además, para el año 2017 se registraron 3.940 sentencias a pena de muerte en 33 países, 27.000 ejecuciones extrajudiciales en los últimos años solo en Filipinas. Cifras sin precedentes.

Una realidad de muerte y violencia que no parece tener nada que ver con la realidad, pero esta secuencia irracional no para ahí: los reclusos privados de la libertad, uno de cada seis está relacionado con el tema de drogas, sobre todo por posesión de uso personal. En el caso de las mujeres el 36 por ciento de las reclusas está por delitos relacionados con psicoactivas.

El opio de Afganistán aumentó su producción en el 87 por ciento; la mayor parte de fármacos de opioides está en Asia. Para Europa las drogas que más preocupan son la heroína y morfina, por las muertes por sobredosis. El mercado hace que zonas tan distintas y lejanas tengan comportamientos similares. Está documentado como en Afganistán el aumento de adormidera surte todo el mercado del Asia, alimentando la guerra. Así mismo en el caso de la coca en Colombia que ha incrementado las hectáreas en un 17 por ciento, pasando de 146.000 en 2016 a 171.000 en 2017, lo que incide en que distintas zonas del país continúen en conflicto.
Salud Pública

El informe no para de reportar cifras que llaman a un cambio en lo hecho hasta ahora para enfrentar el consumo de narcóticos: Por abuso a las drogas cerca de 31 millones de personas han necesitado tratamiento. Casi 11 millones de personas se inyectan drogas, de las cuales 1,3 millones vive con VIH y 5,5 millones con hepatitis C. El consumo se extiende entre los más jóvenes, lo que aumenta las posibilidades de problemas físicos, relaciones sociales negativas, desinterés y tendencias al suicidio. Entre las mujeres es más marcado el uso de tranquilizantes y consumo de sedantes.

No es extraño, por tanto, que algunos países empiecen a virar en una política, la de cannabis, que cuenta con pocas décadas de criminalizar su siembre, mercadeo y consumo. Por lo pronto, la ONU expresa que aún no ha trascurrido el tiempo necesario para conocer la reglamentación de cannabis de uso recreativo y expresa sus preocupaciones sobre el efecto que pueda producir al momento de conducir.

Colombia

Para 1994, cuando se empezó a utilizar el glifosato para erradicar estos cultivos, los cultivos de coca sumaban 44.700 hectáreas detectadas por la Policía; desde ese año y hasta el 2014 se fumigaron aproximadamente 1.900.000 hectáreas. Las denuncias de los campesinos por enfermedades, malformaciones y muertes por el uso de este “herbicida” no paran, sin embargo, para el ministro de defensa Guillermo Botero es todo lo contrario, pues según su decir, ‘como agricultor que ha sido no ha conocido herbicida más usado sin causar daño que el glifosato’.

Pese a todas estas evidencias o a la crudeza de la realidad, el gobierno de Duque ha optado por la línea tradicional: persecución penal contra los consumidores –a partir del decreto para confiscar la dosis mínima–, el regreso de las fumigaciones aéreas con glifosato, la erradicación forzosa y la intervención de las ollas. Argumenta, para sustentar tal política, que el problema está en la ausencia de valores de la familia, la educación cívica y el refuerzo de la autoridad. Con razón dicen por ahí que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

De esta manera, el cerdito presidencial sigue los consejos de Trump, el marrano mayor, cuando dice que el llamado es simple: reducir la demanda, cortar el suministro, expandir el tratamiento y fortalecer la cooperación. Sin duda no han leído a Einstein “Es una tontería seguir haciendo siempre lo mismo esperando cambios distintos”.

Información adicional

La lucha contra la guerra
Autor/a: Edwin Guzmán
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