La región amazónica representa una esperanza verde que conserva la mayor biodiversidad del planeta. Es nuestra fuente de oxígeno para el mundo ante el cambio climático. Pero año tras año la deforestación hace trizas miles de hectáreas de selva virgen. El panorama no solo es aterrador, dentro de poco será irremediable. La agricultura y la ganadería son las actividades que más amenazan a toda esta región. Aquí el reporte más actual.
El proyecto “Monitoreo de la Amazonia Andina” es un portal web https://maaproject.org/es/ que tiene como iniciativa observar los problemas que atentan contra la conservación amazónica. Para monitorear la deforestación de las cuenca amazónica en tiempo casi real –un vasto territorio que comprende las naciones de Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia– utiliza la tecnología satelital. Desde su lanzamiento en el 2015, la organización Conservación Amazónica ha publicado decenas de informes sobre los principales casos de deforestación.
La conclusión es alarmante: durante los últimos 17 años se han perdido 4.2 millones de hectáreas de bosques andinos amazónicos. Una tendencia creciente desde el año 2006, con grandes picos en los últimos dos años. Es decir, no se ha hecho nada para detener esta constante y el proceso se ha acelerado. En efecto, el año pasado registró el mayor nivel de pérdida anual registrada (426 mil hectáreas), más del doble que en 2006. Perú es el país que registra la mayor pérdida anual, le siguen Colombia y Ecuador. Sin embargo, en el 2017 Colombia superó a Perú con un nuevo máximo histórico anual de 214.7 mil hectáreas. Lo que refleja que en la Amazonía colombiana se ha presentado un auge de deforestación en los últimos dos años.
Desangre ecológico
Durante los últimos 17 años (2001-2017) se perdió cerca de 4.2 millones de hectáreas de bosques andinos amazónicos. Por distribución y/o afectación, de este total el 50 por ciento corresponde a Perú (2.1 millones), 41 por ciento a Colombia (1.7 millones) y el 9 restante a Ecuador (359 mil). En el presente análisis relacionado no se incluyó Bolivia. La gran mayoría de los eventos de pérdida de bosque –74 por ciento– son de pequeña escala (menos de 5 hectáreas), y el 24 por ciento de mediana escala (5-100 hectáreas), y únicamente el 2 por ciento de gran escala (>100 hectáreas).
Los factores ligados a esta dramática realidad son: Agricultura en cultivos de pequeña y gran escala (palma aceitera y cacao, entre otros), ganadería, minería aurífera, caminos forestales y carreteras. La deforestación por agricultura de pequeña y mediana escala es mucho más común y difícil de documentar en su totalidad. Los cultivos principales son dedicados al cacao, papaya, maíz y arroz. De manera adicional, la agricultura de pequeña escala es posiblemente un factor determinante en los incendios que degradan la Amazonía durante la intensa temporada seca. El cultivo de coca ilícita es otra causa de deforestación en algunas zonas de Perú y Colombia. La deforestación minera se ha intensificado durante los últimos siete años, con mayor gravedad por minería aurífera en la Amazonía peruana sur, en donde se estima la deforestación histórica de más de 95.7 mil hectáreas .
También contribuyen a este desastre la tala de bosques para la construcción de caminos forestales, particularmente por facilitar el acceso humano y sus actividades agrícolas, ganaderas, mineras y forestales. Aparecen, adicionalmente, las represas hidroeléctricas, con tres represas hidroeléctricas construidas en Brasil. Documentado está la pérdida de 36,100 hectáreas de bosques asociadas a inundaciones producidas por dos represas (Santo Antônio y Jirau) en el río Madeira, cerca la frontera con Bolivia. Por explotación de hidrocarburos, tanto petróleo como gas, se ha documentado la deforestación directa de 169 hectáreas para infraestructura petrolera, con una deforestación adicional indirecta de 248 hectáreas que corresponden a la colonización a lo largo de una carretera que se construyó con fines de extracción petrolera.
Nuestros bosques tropicales de la Amazonía, secuestran enormes cantidades de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero que conlleva al cambio climático. No solo estamos acabando con la Amazonia sino con nuestra condición superviviente, dependiente de estos ecosistemas. Pero la ceguera de la “modernización” sigue avanzando con colonización y la explotación.
“Modernos” a pesar de la realidad, así como los fumadores saben que sus prácticas los condenan a la muerte y no abandonan el vicio, condenando su propia existencia. Pero para nuestro caso como especie, hacia nuestra extinción.
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