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Recordando la ley de Wagner. El gasto público tiene que subir

Recordando la ley de Wagner. El gasto público tiene que subir

La creciente de la deuda pública en Colombia, como el no incremento del gasto público, amerita un debate público alimentado con cifras transparentes entregadas por el Ministerio de Hacienda. Estos son temas de alto interés general, por su impacto, y no pueden quedar en manos de tecnócratas sometidos a las lógicas del mercado.

A finales del siglo XIX, Adolph Wagner propuso una lectura de la dinámica del gasto público, que se ha convertido en la llamada “ley de Wagner”. Observó que en todos los países el gasto público, como porcentaje del PIB, aumenta.

Los hechos han confirmado sus apreciaciones. En Colombia también se ha cumplido la “ley”, y el gasto público continúa aumentando. La tendencia creciente es evidente, especialmente, después de la Constitución de 1991. A pesar de que el gasto público ha aumentado, continúa siendo muy bajo. En Colombia apenas equivale al 19 por ciento del PIB. El promedio de América Latina es 24. Y en algunos países del norte de Europa es 60 por ciento.

Los esfuerzos que ocasionalmente hacen los gobiernos con el fin de reducir el gasto no tienen éxito porque, efectivamente, continúa creciendo, lo que así sucede por varias razones. Basta mencionar algunas. Primero, porque las necesidades de la población son más numerosas. Las exigencias en temas como educación y salud son cada vez mayores. El costo de aumentar la cobertura y la calidad es creciente. A medida que la esperanza de vida es mayor, su prolongación se hace cada vez más difícil y costosa. Segundo, porque se presentan gastos antes inexistían, como la conservación ambiental, la protección de las cuencas, entre otros. Tercero, porque en áreas como la ciencia y la tecnología, la demanda de recursos es creciente. Cuarto, porque fenómenos contemporáneos, como las grandes aglomeraciones, requieren inversiones públicas que faciliten la convivencia y la movilidad. Quinto, porque los costos de la seguridad y del control se incrementan.

Es inaceptable, entonces, que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp), el Ministerio de Hacienda pretenda reducir el gasto público por debajo de 19 por ciento del PIB. En contra de lo que piensa el Ministro Carrasquilla, la modernización de la economía colombiana exige un mayor gasto público.

El crecimiento del PIB  no es posible sin un mayor gasto público

 

El presupuesto del 2021 no favorece el aumento del gasto. El rubro que más crece es el servicio de la deuda. Entre el 2020 y el 2021 pasa de 53,6 billones de pesos a 75,8 billones. Y en el 2021 esta cifra será equivalente al 24,1 por ciento del presupuesto. El elevado peso que tiene la deuda, reduce la disponibilidad de recursos para otros propósitos. Para tener un punto de referencia, en el 2021 el servicio de la deuda equivale a 38 veces el presupuesto de la Universidad Nacional.

Además de que el monto de la deuda es elevado, su manejo no se discute en el Congreso. Mucho menos con la opinión pública. Es importante examinar las modalidades de financiación del gobierno, porque los impactos macro son muy diferentes, dependiendo de la composición de la deuda. En Colombia las decisiones sobre el manejo de la deuda se toman a puerta cerrada en el Ministerio de Hacienda. Y la información sobre los tenedores de los títulos es opaca. Cuando se emiten TES, por ejemplo, nadie pone en cuestión la tasa de interés. La administración de la deuda, tanto interna como externa, no hace parte de la agenda pública. La tecnocracia supone que el manejo de la deuda depende del comportamiento del mercado y, por tanto, no es objeto del debate público. En contra de esta manera de pensar, y dado que el peso de la deuda pública es tan alto, valdría la pena una reflexión más sistemática sobre sus costos e implicaciones macroeconómicas.

La deuda continuará subiendo por dos razones. En primer lugar, porque la ley de Wagner es inexorable y, segundo, por la negativa de los gobiernos recientes a realizar una reforma tributaria progresiva, que eleve de manera sustantiva los ingresos del Estado. Hay progresividad si la tarifa del impuesto va aumentando a medida que sube la base.

Entre el 2012 y el 2020, el saldo de la deuda pública del gobierno nacional, como porcentaje del PIB, pasó del 34,2 al 65,6 por ciento. Este ritmo, que es insostenible, no se corregirá pretendiendo que el gasto público disminuya. De manera ingenua, en el Marco Fiscal se supone que el saldo de la deuda caerá, y que llegará a 42,9 por ciento del PIB en el 2031. De acuerdo con las fantasías del ministro Carrasquilla, la deuda bajará porque habrá recortes en el gasto público. Esta pretensión de ir en contra de la ley de Wagner no se cumplirá. Y, entonces, mientras no haya más impuestos, la deuda pública continuará aumentando. El gobierno no explica la estrategia que llevaría a una reducción de la deuda..

En contraste con el monto elevado de recursos destinados al pago de la deuda, el valor de la inversión es de 53,1 billones de pesos (4,7% del PIB). Este monto es muy bajo y, de lejos, no es suficiente para impulsar la economía y alcanzar en el 2021 el crecimiento de 6,6 por ciento del PIB, como lo imagina el responsable de la cartera de Hacienda. Aún en medio de la pandemia, el gobierno continúa desconociendo los efectos multiplicadores de la intervención del Estado.

Falta transparencia

 

El Ministerio de Hacienda presenta la información de manera confusa, lo que dificulta su seguimiento. Es inaceptable que en las proyecciones hechas para el 2021 no haya coincidencia entre las cifras que Hacienda presenta en el Marco Fiscal y en el Presupuesto. Y no explican las diferencias entre las dos fuentes.

Además, la transparencia es necesaria para poder realizar una rendición de cuentas democrática. La falta de claridad del Ministerio de Hacienda se ha intensificado con la pandemia.

 

Conclusiones

 

1. La recuperación de la economía no será en forma de V, como lo supone el Marco Fiscal. No hay ninguna razón –ni micro, ni macro– que sustente tal hipótesis. Quizás sea más factible suponer que el crecimiento será moderado. E, incluso, podría ser en forma de L. Y la poca inversión pública es una de las razones por las cuales la economía no crecerá en un porcentaje del 6,6 en el 2021.
2. El Marco Fiscal de Mediano Plazo, y el Presupuesto General de la Nación, son la expresión clara de la concepción del Estado que tiene el actual gobierno. Las estimaciones muestran que el país continuará con un Estado raquítico, pequeño y frágil.
3. Una de las razones que explica la debilidad del gasto, es la negativa de los gobiernos a impulsar una reforma tributaria que sea progresiva.
4. El bajo nivel de impuestos, y la imposibilidad de reducir el gasto, ha llevado a un aumento considerable de la deuda pública.
5. Mientras que la deuda pública aumenta, la inversión del Estado no crece de manera significativa. En síntesis, el gobierno no confía en la capacidad multiplicadora del gasto público.

 

 

 

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Información adicional

Autor/a: Jorge Iván González
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