Desde muy pequeña escuché la frase de mamá diciéndome que no gastara el agua porque “gota a gota el agua se agota”. No es casual, el uso que desde siempre han hecho en casa de varias técnicas para aprovecharla al máximo, por ejemplo recoger el agua de la ducha, la lluvia o la lavadora y reutilizarla para lavar los pisos o vaciar el sanitario. A veces me preguntaba si era por un bien común o sólo porque al final de cuentas el recibo de pago llegaba más barato, aun así, desde muy pequeña tomé conciencia de la importancia de cuidar de este recurso y no malgastarlo, tanto así que me sentía mal por jugar con el agua.
Así educada, no fue extraño mi asombro cuando a principios del mes de diciembre me encontré con la noticia de que el agua comenzaría a cotizar dentro del mercado de futuros en la Bolsa de Valores y aunque no soy economista, y poco conozco del funcionamiento de maniobras financieras, sé que colocar el recurso más valioso y preciado del mundo en manos de los que controlan la economía mundial es jugar con fuego. Por eso desde mi posición como mujer, bióloga y ser vivo, quiero hablar un poco sobre lo que para mí representa el agua y argumentar porqué es fundamental la protección y conservación de las cuencas hídricas, así como garantizar su acceso y goce pleno a todos los seres que habitan este planeta.
En primer lugar, la vida en nuestro planeta tuvo origen en el agua e incluso hay organismos que viven exclusivamente en ambientes acuáticos. Este líquido es tan importante que gran parte de las exploraciones en otros planetas se hacen buscando esta sustancia. Pero ¿Por qué preocuparnos si el agua en la Tierra corresponde al 70 por ciento de la superficie? Bueno, lastimosamente el 97,5 por ciento corresponde al agua de mar (no sé si alguna vez la hayas probado, pero no suele quitar la sed), el otro 2,5 por ciento es agua dulce, de la cual un escaso 0,007 está disponible para consumo. Por lo tanto, la disponibilidad del recurso es reducida y para nosotros como sociedad y como especie es importante la gestión sobre este.
La Unesco menciona que […] el agua es un factor propicio o limitante para cualquier desarrollo social y tecnológico, además de una posible fuente de bienestar o miseria, cooperación o conflicto […]1 , el acceso a agua potable es parte fundamental de la calidad de vida de las personas. Pero, ¿acaso te has cuestionado cuántas personas tienen derecho al agua potable? En Colombia, por ejemplo, sólo las grandes ciudades cuentan con tratamiento de agua y por eso, personalmente sólo soy capaz de tomar agua del grifo sin miedo a enfermarme en Bogotá. A pesar de ello he tenido la posibilidad de tomar agua de la montaña gracias a que existen lugares protegidos, que lastimosamente se reducen cada vez más por falta de regulación y compromiso con la protección de las cuencas hídricas. Uno de los mayores problemas es la contaminación del agua, pero ¿quién la contamina? Bueno, empecemos por resaltar que gran parte de las aguas que pasan por entornos urbanos o los desagües de ciertas zonas no son tratadas antes de regresar al ecosistema, seguido de la infiltración en la tierra que puede darse con las heces fecales de las vacas en ganadería, los pesticidas usados en agricultura o el vertido directo o indirecto de los químicos utilizados en toda la industria, incluyendo la minería.
Lo que quiere decir que en Colombia el agua no está al alcance de todos, porque a pesar de tener una riqueza hídrica impresionante no se puede tomar agua directamente de los ríos, así que la compras envasada o hierves el agua que obtengas ya sea del grifo, del río o de la lluvia –en caso de no tener otra fuente cercana. Según la ONU2, en el mundo 3 de cada 10 personas carecen de acceso a servicios de agua potable segura, su escasez afecta a más del 40 por ciento de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente. Y aunque dentro de la agenda 2030 uno de los objetivos se relacione con el acceso al agua potable para todas las personas, es angustiante ver que a pesar de la importancia de gestionar el recurso hídrico, el crecimiento económico de los países desarrollados sigue estando basado en la explotación de los países en desarrollo.
Producto de todo ello y mucho más, pensar que el agua empezará a cotizarse en la Bolsa al mismo nivel que el oro y el petróleo, debe hacernos reflexionar respecto a los beneficios que obtendrán las empresas a partir de los bienes reales que harán parte de los juegos especulativos y los perjuicios que dichas acciones traerán a la humanidad; porque hay que tener en cuenta que no se adquiere el recurso hoy, sino el derecho a usarla en el futuro. Y aunque lo promuevan como una estrategia para la conservación y gestión de este precioso recurso para la vida, hay que ver que lo que sucede en Wall Street con el petróleo o el café termina determinando el desarrollo de un país como el nuestro.
Ante tamaña realidad, los llamados países en desarrollo que aún conservan parte de sus recursos hídricos objetos de especulación, deben poner más atención en la protección de cuencas hídricas y las personas deben apropiarse de sus territorios para que los recursos que de por sí nos pertenecen y deben ser administrados como comunidad no entren en el ciclo de enriquecimiento de multinacionales, porque cuando se habla de la explotación, extracción y uso del agua, lo que está en juego no es solamente la riqueza de unos cuantos sino la necesidad de garantizar la vida actual y de las futuras generaciones.
El año 2020, con la crisis pandémica que sacudió a la humanidad, demostró la necesidad de cambiar el enfoque de desarrollo económico instaurado en políticas de extracción y explotación de recursos, de ahí la crucial necesidad de pensar cuál es nuestro lugar en la Tierra y fortalecer la decisión de apropiarnos de nuestro territorio para formular políticas públicas que permitan la gestión y el manejo de los recursos con el fin de garantizar la vida, así como el desarrollo social, económico y cultural de las poblaciones humanas. Según un informe del Banco Mundial […] Colombia es uno de los países con más abundancia de agua en el mundo, sin embargo, la forma en la que se gestionan y usan los recursos hídricos revela claros desafíos […]3. Ante el panorama actual, donde el agua es cotizada en la Bolsa y el acceso a los recursos sigue siendo inequitativo, debemos reflexionar sobre la gobernabilidad de nuestros territorios y cómo nuestra intervención es cada vez más urgente para proteger la vida. Derecho que nos corresponde como seres humanos, para quienes la vida depende del agua. Ponerle un precio a ella es ponerle un precio a la vida.
1 http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/environment/Water
2 https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/water-and-sanitation/
3 World Bank Group (2020), Colombia un cambio de rumbo, seguridad hídrica para la recuperación y crecimiento sostenible. Informe de Seguridad Hídrica de la Práctica de agua para Colombia.
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