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Impidamos su privatización. Empresas Públicas de Medellín

Impidamos su privatización. Empresas Públicas de Medellín

Desde hace algunos meses el tema de la privatización de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) está sobre la mesa de sus usurarios y sobre las chequeras de los magnates. Concejales y diputados de los departamentos donde esta empresa tiene inversiones llaman la atención sobre el tema. El alcalde de Medellín Sergio Fajardo y la gerencia de la empresa niegan que ésta vaya a ser privatizada, sin embargo, los documentos y el estudio de la firma consultora Teletraining Ltda., lo que plantean es la constitución de una compañía que integre la unidad estratégica de negocios de telecomunicaciones, con todas las filiales del mismo ramo de EPM, y sobre la base de que la empresa líder sea Orbitel (como todos sabemos, su capital en un 50 por ciento es de EPM, 25 por ciento del grupo AVAL y 25 por ciento de Bavaria, y que es la empresa con el balance más desfavorable del sector). Si esto no es privatizar, ¿qué lo es entonces?

Argumentos amañados

Plantea también la gerencia la constitución de una fiducia que administre los recursos de la División de Telecomunicaciones de EPM y de las demás empresas, para alcanzar el proceso de fusión. ¿No es esto, acaso, entregarle al capital financiero, unos inmensos recursos que hoy pertenecen a, y maneja EPM? ¿No implica esto tener que entregar a la fiduciaria importantes comisiones que hoy no paga EPM?

Dice además la gerencia que EPM debe transformarse por los riesgos y amenazas derivados de: “los consumidores cambian rápidamente”, “los mercados no tendrán fronteras” y “la competencia se está preparando”. Dicho de otra manera, las multinacionales quieren prestar sus servicios en Colombia, capturar la crema del mercado, que es la que puede cambiar de proveedor fácilmente. Y aspiran a hacerlo, sea por la vía de la inversión directa o por efectos del tratado de libre comercio que el gobierno de Uribe negocia con los Estados Unidos.

Cuando privatizaron EMTELSA, esgrimieron el argumento de los riesgos por los avances tecnológicos, hoy no pueden hacerlo porque durante los quince años de apertura económica y durante los últimos diez de privatización del sector, EPM, como empresa industrial y comercial del Estado, ha adoptado tecnologías de vanguardia para su desarrollo y operación.

¿No hay fidelidad?

Respecto a que los consumidores cambian rápidamente de proveedor, y no son fieles a la marca, debe señalarse que estas veleidades sólo son posibles en la crema del mercado, es decir, en los estratos más altos, pero, en general, para cambiar de marca o proveedor, y para cambiar de fijo a celular, se requiere una cierta capacidad económica la que no disponen millones de colombianos. En la crema del mercado, por demás, se dispone tanto de la telefonía fija, como de la móvil celular.

¿Sin fronteras?

Los mercados no tendrán fronteras, por efecto del tratado de libre comercio con los Estados Unidos, lo que debemos hacer es oponernos con firmeza al TLC. No se puede aceptar, como lo dijera la negociadora norteamericana, Regina Vargo, que el sector de comunicaciones se privatice.

Tampoco se puede aceptar, como lo vaticina la Propuesta de Transformación 2005-2015 de EMP, que nuestras redes se conviertan en medios de transporte para las multinacionales, y menos aún que los operadores externos ofrezcan servicios de telefonía fija, sin siquiera establecerse en el país, es decir, servicios transfronterizos. No se debe permitir que las redes privadas de telecomunicaciones presten servicios a terceros o que se interconecten con las redes públicas, como lo pretenden imponer los norteamericanos en el TLC, entre otras razones, porque Colombia rechazó tal posibilidad en la Organización Mundial del Comercio –OMC-. Y de ninguna manera se puede admitir la exigencia norteamericana de darle trato nacional a sus multinacionales.

Ante las condiciones exigidas por los Estados Unidos en las negociaciones del TLC, el Secretario General de Telecom señaló, en el periódico El Tiempo, que: “Todos los operadores de telefonía fija hemos hecho grandes inversiones en infraestructura. Si tenemos que ceder el uso de nuestras redes quedaríamos en desventaja competitiva, pues un operador externo puede usarlas y ofrecer servicios a menor costo -pues no tuvo que invertir en tal estructura-.”

De igual manera, el actual Gerente de EPM, en entrevista concedida a El Colombiano, expresó: «El tema de TLC va a ser muy álgido en telecomunicaciones. (…) Hay unos riesgos que estamos tratando de evitar, unos riesgos que tienen que ver con las asimetrías en la prestación del servicio, con exigirme a mí muchas más cosas como operador existente que al operador entrante, que ese caballero pueda prestar servicios en forma transfronteriza, en donde no paga impuestos ni contribuciones aquí, y tiene tasas impositivas mucho más bajas que las que yo tengo; cosas de esa naturaleza que me ponen en condiciones de competencia desfavorable de mi parte».

¡Cómo será el calibre de la agresión contra el sector de telecomunicaciones, que estos altos funcionarios de dos de las tres más importantes empresas del sector, expresan lo que expresan! Lo grave es que, en lugar de oponerse al TLC, pretendan la transformación de las empresas para permitir el ingreso de “socios estratégicos”.
¿Fin de la telefonía fija?

Otro argumento que se esgrime para la escisión y posterior privatización de EPM, es que la telefonía fija se acabará y será reemplazada por la móvil y la telefonía con Protocolo Internet -IP-, pero no hay que olvidar que EPM y ETB, a través de Colombia Móvil -OLA-, pueden seguir capturando miles de usuarios en las capas medias de la población y competir con las multinacionales como lo vienen haciendo.

Pero la verdad es que no se va a acabar. La CRT concedió licencia a TELMEX para prestación de telefonía pública básica local conmutada, en Cali y Medellín, lo que prueba que ven la telefonía móvil no como un sustituto de la fija sino como un complemento. Adicionalmente, el sector de telecomunicaciones del país, creció el 14% el año anterior, en pesos corrientes, alcanzando unos ingresos operacionales de 11.2 billones de pesos, sin incluir televisión abierta ni radiodifusión. La participación de la telefonía móvil en los ingresos fue del 34 por ciento mientras que la de la telefonía fija local fue del 37 ciento.

De otra parte, EPM tiene la base tecnológica, el músculo financiero y el tiempo suficiente para, sin dejar de ser pública, implementar las redes de banda ancha, ofrecer paquetes integrados –transmisión de voz, datos, video y televisión-, sin renunciar a la telefonía fija, utilizando las redes de cobre ya instaladas para implementar banda ancha a través de la tecnología SDH (Jerarquía Digital Sincrónica). Pero además, la experiencia ha demostrado, no sólo en Colombia sino en otras naciones, que, a pesar del auge de la móvil y de la pérdida de clientes en la telefonía fija, ésta sigue existiendo, dando utilidades y manteniéndose como una “vaca lechera” en el mercado, de acuerdo con la clasificación del Grupo Consultor Boston. El análisis de las empresas de telefonía fija filiales de EPM, así lo prueba.

No hay duda, lo que realmente se quiere hacer con EPM es privatizarla para ofrecerla en bandeja de plata, o de oro, a las voraces multinacionales norteamericanas de las telecomunicaciones que aspiran, a través del TLC, a tomarse el mercado en Colombia.

No sobra añadir que el daño que se hará a los usuarios por el camino de las tarifas hace trámite en la comisión de regulación -CRT-, cambiando el cobro por impulsos al cobro por minutos, para garantizar una mayor rentabilidad de las empresas. Y para los trabajadores, así se diga lo contrario, lo que sucederá es que desmejorarán sus ingresos y perderán su estabilidad laboral y sus prestaciones sociales.

Finalmente, el patrimonio de los manizalitas en EMTELSA se depreciará como ha venido sucediendo en los últimos años, hasta que, un mal día, por el camino de una capitalización, se vea reducido a su mínima expresión, o como lo señala el estudio de Teletraining Ltda., la empresa pierda su autonomía local y desaparezca como persona jurídica. No nos invitarán ni a fungir de porteros en las asambleas de accionistas.

Recuadro
Caldas, Emtelsa

Contrario a lo que sucedió en Medellín en 1997, cuando el Concejo de esa ciudad decidió transformar a Empresas Públicas de Medellín (EPM) en una empresa industrial y comercial del Estado, y conservarla ciento por ciento pública, en Manizales, la alcaldía, haciendo uso de la Ley 142 de 1994, procedió a dividir las empresas públicas y a venderlas a menos precio a los particulares y a EPM, 36 por ciento de sus acciones, en el caso de la telefonía, dando origen a lo que hoy se conoce como EMTELSA.

En el caso del aseo, entregaron la empresa, bien barata, a un grupo de inversionistas privados manizalitas, quienes después la transfirieron con pingües utilidades a un consorcio norteamericano. El servicio de acueducto y alcantarillado pretendieron entregarlo al Comité Intergremial de Caldas, a través de la figura de administración delegada, por medio de un acuerdo de accionistas.

Aquéllas que antes fueron unas buenas empresas públicas, rentables, eficientes y con tarifas más asequibles para los usuarios, se convirtieron en un azote para los ahora llamados clientes, y además en fuente de acumulación y ganancia para el capital privado extranjero y los fondos privados de pensiones y cesantías, y fuente, también, de transferencias para EPM Bogotá y Medellín.

En el caso concreto de la telefonía, en un oscuro proceso de privatización, y apelando a la “democratización” de la propiedad accionaria de las empresas, le entregaron a Porvenir el 18 por ciento de la propiedad de la telefónica, a razón de $943 la acción. Un mes después, EPM compró el 36.8 por ciento de las acciones y pagó por cada una $2229, el triple del valor por acción que había pagado Porvenir. De esta manera, un fondo privado de pensiones se embolsilló, en un mes, 21.650 millones de pesos. Una manera fácil de enriquecer a los monopolios en detrimento de la propiedad pública.

Para lograr la aprobación de la privatización, se escudaron en los argumentos de que “el Estado es ineficiente…”, “los políticos no deben manejar las empresas…”, “las amenazas del sector de las comunicaciones, por los avances tecnológicos, son muchas…”, “los trabajadores ganan mucho y hacen poco…” y otras falacias similares.

En el momento de su enajenación, la División de Telefonía de Empresas Públicas de Manizales era rentable, tenía una densidad de 25 teléfonos por cada 100 habitantes, contaba con tecnología de punta, y sus proyecciones indicaban que tendría excelentes utilidades en el mediano plazo. Sin embargo, se vendió.

Las utilidades generadas por EMTELSA durante los años 2000 a 2004, suman más de 78 mil millones de pesos. A los fondos privados les correspondieron 14.040 millones, a EPM, 28.704 millones y al municipio de Manizales, 35.100. Pero, de los 63.804 que le correspondieron a la parte pública -EPM y el municipio de Manizales a través de Infimanizales- se transfirieron 32.765 millones a EPM Bogotá. Dicho en forma simple, las ganancias que le correspondían al municipio de Manizales terminaron sirviendo para capitalizar a EPM Bogotá, mientras que las necesidades de salud, educación y vivienda de los manizalitas se acrecentaron.

La experiencia de Manizales nos enseña que la escisión de las empresas públicas termina en privatizaciones. En nuestro caso, gran parte de las utilidades no se reinvirtieron en el desarrollo local sino que fueron a parar a manos de los monopolios extranjeros, como en el caso de EMAS, y a fondos y personas privadas, y a otras regiones, Bogotá y Medellín, como en el caso de EMTELSA.

La diferencia que se puede presentar si se escinde EPM, es que quienes terminen como accionistas o socios estratégicos, por el volumen de la empresa, sean las multinacionales. En el caso de las telecomunicaciones de Manizales, el grueso de las utilidades se ha quedado en el sector público, no así ocurriría si se permite el ingreso de capitales foráneos a EPM.

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