A este problema de un posible cierre de las plazas de mercado de la ciudad y de la imagen que de él tienen los ciudadanos, se han referido recientemente, de manera general y errada, la mayoría de medios de comunicación de la ciudad. De acuerdo a estos, el 31 de julio e 2005, finaliza la prorroga del Contrato de participación Comunitaria de Concesión1.
¿Quién manejará las plazas de mercado?
Una mirada a profundidad respecto del problema de las plazas y de la situación alimentaria de Cali, nos permite colocar varios dedos en la llaga de una administración municipal a la cual le ha faltado carácter para abordar los lugares comunes de la discusión acerca del problema alimentario de la ciudad de Cali.
El 6 de julio de 2005 mediante Decreto 0384, el alcalde de la ciudad, Apolinar Salcedo, le dio vía libre a la conformación de la Mesa de Trabajo para el tema de Plazas de Mercado.
Desde 1994 -alcaldía de Rodrigo Guerrero Velasco, cuando se firmó el Contrato de Concesión-, las asociaciones de comerciantes a través de las Juntas directivas revelaron su incapacidad para administrar y gestionar recursos de y para las plazas de mercado. El Contrato se firmó en medio del más absoluto desconocimiento por parte de los comerciantes y no existió en ese momento, ni ha existido después, un proceso de capacitación real que contribuya a la maduración en términos políticos de la comunidad que conforma las plazas de mercado. Los procesos administrativos no han sido los mejores, existiendo corrupción administrativa, clientelismo y demagogia, al punto que los espacios de las plazas de mercado se han constituido lugares para el proselitismo, donde pululan los nombres ya conocidos en la política tradicional del Valle del Cauca.
En 1995, cuando EMSIRVA deja “la administración y gestión de plazas ”, la Contraloría señaló la inviabilidad del modelo de asociación proyectando la deuda de las plazas al año 2004 por cerca de $2.800 millones de pesos. El cálculo no estaba alejada de la realidad, ya que la deuda a la fecha suma casi $2.500 millones y esto tiene también una serie de explicaciones signadas por el abandono al cual se han visto abocadas las plazas de mercado.
En la cláusula séptima del Contrato de Concesión se señala que Emsirva se compromete a propender por la instalación de un comité interinstitucional conformado por las diversas entidades responsables del tema de plazas, de su seguridad y de la organización del espacio público. Aspecto que no ha trascendido el papel, o cuando más no ha contado con periodicidad ni planeación. Se le desempolva de tanto en tanto –en esta última época- con la instalación de la mesa de trabajo, o el tema es tocado a través de los Comités de Planeación con cierto carácter de “costura”. No es casual que las plazas se transformen, con la impunidad que les caracteriza, en focos de violencias, lugares de alto riesgo, de problemas sanitarios y ambientales.
Igualmente, Emsirva era responsable –hasta ahora sin realización- de la asistencia y capacitación, apoyo técnico y veeduría al proceso de las asociaciones. De todas maneras y por las inconsistencias originadas por una ley como la 142, la situación de las plazas es lo suficientemente enredada y predecible; la afectan las deudas con Emsirva por canón de concesión y recolección de basura y con Emcali por servicios públicos. Deudas que para el caso de la Plaza Santa Elena2, según la versión de Emsirva, ascienden a 1.200 millones, de los cuales la Asosantaelena reconoce solo 700 millones por considerar lo restante parte de una sobrefacturación originada por Emsirva y Emcali.
De igual manera, Emcali y Emsirva no han sido claras al momento de darle un manejo equitativo al tema de los servicios públicos: han facilitado situaciones de negociación con plazas de mercado como las de La Alameda y El Porvenir, pero también han torpedeado otras, con reiteradas amenazas de corte de servicios de por medio, como las sucedidas con las plazas de mercado Alfonso López, Siloé y Santa Elena. En el caso de Siloé, no se cuenta con el fluido eléctrico porque Emcali se lo retiró. Pero además guardan silencio en temas como el de la tarifa especial anterior a 1994, ya que desde ese año las plazas de mercado cancelan por servicios públicos una tarifa comercial.
Es cierto que el modelo de concesión está fracasado, pero la respuesta del municipio empeoraría el problema pues los términos definen un nuevo operador de la plaza, que no es Emsirva ni el municipio ni los comerciantes. Palabras mas palabras menos, un operador privado que encarecería los costos de los puestos de comercio, sino es que le da una utilidad diferente al espacio.
Es importante destacar que existe por ley, de acuerdo al plan de desarrollo de Emsirva, por un lado la necesidad de entregar las plazas al municipio para que este obre según sus funciones; y por otro, depurar sus activos recuperando carteras morosas e inversiones hechas en el pasado. Esta situación es critica ya que las plazas son un bien de Emsirva y estamos al frente de una empresa que, como la de servicios varios de Cali, está al borde de su intervención por los altos costos administrativos, el alquiler del parque automotor para la recolección de basuras y la utilización de terciarización financiera en términos de EATs para la recolección y eliminación de basuras.
* Escritor Caleño. Administrador operativo de la plaza de mercado Alfonso López durante el periodo 2001-2005.
1 Acuerdo suscrito en el año 1994 entre la empresa de Servicios Varios EMSIRVA y las Asociaciones de comerciantes quienes representan a los comerciantes de plazas de mercado. Existe una asociación y un Contrato para cada plaza. Por efectos de la Ley 142, a Emsirva solo le compete la recolección y eliminación de basuras y no la administración y gestión de plazas. Es por esta razón que se realiza el Contrato.
2 La plaza de mercado Santa Elena es la principal plaza de la ciudad de Cali, un micro centro de abastos de gran magnitud, que hace parte simbólica y cultural de un eje alimentario importantisimo para el abasto y la regulación de precios en la ciudad de Cali. Este eje lo conforman la plaza de mercado, los vendedores bodegueros de alrededor de la plaza y la zona del planchón que es un canal de desagüe entamborado donde se venden mayoritariamente artículos usados. El eje cuenta con un radio aproximado de 3 km., 6.000 trabajos directos, sin contar las ventas de apuestas, tinto, aromáticas y pan durante las 24 horas de cada día. Casi toda esta zona esta incluida dentro el plan del Macroproyecto Masivo Integrado de Occidente MIO, situación que involucra una serie de modificación que afectaran los usos y el desarrollo tradicional del espacio en el sector.
Planeación y mercaplazas
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Cali, determina tres estrategias a seguir para procurar un desarrollo acorde a su devenir: función social y ecológica de la propiedad, prevalencia del interés general sobre el particular y distribución equitativa de cargas y beneficios. Los tres principios aplican a la naturaleza de las plazas de mercado, ya que determinan la urgencia de recomponer la dirección, naturaleza y el quehacer de las plazas de mercado más allá de la objetividad de los números y si realmente existe una preocupación por una ciudad donde la pobreza y la miseria crecen aceleradamente, y con ellas los fenómenos de conflicto social y violencia. En este camino lógicamente deben estar vinculadas las instituciones que desde el Estado, están comprometidas dentro del desarrollo, bienestar y seguridad de los caleños.
Las 6 plazas de mercado existentes hoy en la ciudad, son “los principales centros de abastecimiento de productos de consumo masivo para los pobladores de las zonas en las cuales están ubicadas”. Podría decirse que estas plazas responden de manera adecuada al concepto de seguridad alimentaria, en el sentido de la conservación, disposición, producción, comercialización y consumo de alimentos de forma local y cotidiana a grandes sectores de la población. Un factor importante que potencia mucho más esta situación es el fácil acceso económico para los pobladores, la concentración de los productos y la cercanía de las plazas a las comunas más pobres de la ciudad. Una idea de seguridad alimentaria diferente, más concertada y lógica que programas en marcha como “Cali sin hambre”, por ejemplo.
La situación de las plazas de mercado de Cali, de esta manera, está lejos de ser solucionada con un decreto que retoma las bondades del plan de desarrollo (donde se enuncia la modernización de las plazas) e instala una mesa de trabajo, que hasta el momento no ha servido más que de balcón para que desde ya y en plena campaña electoral, se asoman los concejales de la ciudad.
Cabe destacar, respecto al tema del plan de desarrollo, que en los ejercicios hechos en las comunas (en términos de planeación los instrumentos para colectivizar las necesidades individuales, definir inversión y distribuir cargas y beneficios), no existe una sola línea que haga mención a las plazas de mercado, refiriéndose solamente a los incentivos para las Famiempresas, y a la creación de mercados alternos. Además, que la información contenida en los mismos carece de toda veracidad, si nos atenemos a investigaciones de cartografía social adelantadas recientemente en barrios como Siloé en la Comuna 20 o Puertas del Sol, el Vergel o Mojica en el Distrito de Aguablanca.
En estas circunstancias, estamos ante una realidad que combina: la determinación de Emsirva de poner fin a los contratos con las plazas de mercado, el desarrollo de un proyecto de centro comercial, con carácter de plaza en el Distrito de Aguablanca -que reúne las condiciones señaladas en el POT para la creación de una plaza en el oriente de Cali-, la poca preocupación por parte del municipio para darle cuerpo a una política de alimentos para la ciudad, y las observaciones realizadas en este artículo, todo lo cual evidencia que la continuidad de las seis plazas de la ciudad está en duda.
La verdad es que, con relación al tema, poco o nada se ha dicho por parte de las organizaciones políticas y sociales que afrontan la oposición a las políticas impopulares del municipio. Por lo cual las convocamos a que aboquemos la discusión acerca del hambre en Cali, la creación de una política real de alimentos para la ciudad y el esclarecimiento y defensa de la situación de las plazas de mercado.
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