Inti Illimani (en lengua Aymara: «sol de Intillimani», monte boliviano) nace a finales de los años sesenta, integrado por estudiantes interesados en el rescate de los instrumentos y melodías latinoamericanas. Rápidamente se insertan en el movimiento de la nueva canción chilena, recorriendo su país, haciendo canciones de sus paisajes, de su gente e incorporando instrumentos musicales autóctonos. Participan en la campaña que consagró a Salvador Allende en la presidencia, y tendrán que permanecer en Europa durante un largo periodo después del golpe de Estado, en 1973.
Desde este continente el grupo sigue grabando y difundiendo los sonidos latinoamericanos, interpretando canciones de Víctor Jara y Violeta Parra, hasta 1988 cuando se les permite volver a Chile, en donde hacen parte de la lucha por derrotar la dictadura de Pinochet.
De nuevo en su país Inti Illimani, mientras sufre cambios en sus integrantes, continua produciendo canciones, incorporando ritmos e instrumentos a su repertorio, haciendo sonoras las voces latinoamericanas, hasta la actualidad.
Algunas de sus canciones son Samba Landó: “Sobre el manto de la noche está la luna chispeando, así brilla fulgurando para establecer un fuero: ‘libertad para los negros cadenas para el negrero…’; Sobre tu playa: “Como tus negras trenzas el mar en calma, como tu cuerpo quieto la arena blanca…”; Medianoche: “No bien bebas conmigo el sorbo amargo en la voz gris de los metales ciegos vendrá esta medianoche repicando la eternidad de nuestros dos destierros…” (www.intiillimani.cl).
Inti Illimani representa un renacer, una puesta en escena de utopías posibles, de sueños comunes, de esperanzas que aún hoy a muchos y a muchas nos da razones y fortaleza para vivir. Fue precisamente por su historia, por sus posiciones y acciones que aprovechamos su reciente gira por Colombia, para escuchar acerca de sus experiencias y visiones sobre la realidad. Así, después de varias maniobras, logramos realizar una entrevista, por cierto muy agradable, a Jorge Coulón, uno de los fundadores del grupo.
Se habla español y no precisamente por Juanes
¿Cómo ve hoy en día la música latinoamericana?
Jorge Coulón: Cuando nosotros empezamos, y estoy hablando de hace 38 años, una de las cosas que nos movía era rescatar nuestra riqueza musical de la situación absolutamente oprimida en que estaba. En ese tiempo nosotros teníamos palabras altisonantes para todo esto de la lucha antiimperialista y cultural, fíjate que 38 años después -y no por mérito nuestro, sino por una razón que es mucho más profunda-, somos nosotros los que estamos invadiendo al mundo entero. Es decir, creo que no hay música que tenga más fuerza y más capacidad de difusión y más capacidad de impacto en el mundo, que la música latinoamericana en todas sus variedades. Este fenómeno naturalmente, también propicia que los comerciantes de la cultura se metan y generen también mucha basura en todo esto. Pero si uno ve el lado lleno del vaso -y no el vacío-, realmente estamos invadiendo culturalmente al mundo, y es un fenómeno interesante, porque es de gente pobre; no es una invasión de ejércitos ni de dinero, es una invasión cultural, que tiene una fuerza espectacular.
Nosotros vemos a los japoneses aprendiendo español, a los suecos, a los filandeces, es decir, hoy en día el segundo idioma del mundo más hablado, no por la cantidad de gente porque en ese caso sería el chino, es el español, y un idioma es una cultura. Pero no es la fuerza de España la que mueve el español, no, es la fuerza de América Latina. O sea, ¡ojo! es la fuerza de este continente, de gente pobre pero ingeniosa la que lo produce, España puede aportar algo, pero el fenómeno fundamental procede de América Latina.
Hablando un poco de caminos
¿Qué salidas le ves a Latinoamérica para que tenga una vida más digna, para que vivamos más equitativamente?
JC: Quisiera tener esa respuesta, pero creo que mientras uno no la tenga no puede quedarse sentado, hay que trabajar porque eso suceda. Creo que una de las maneras de que eso suceda es que la izquierda tenga acceso al poder, o sea, las ideas de justicia, de dignidad humana, de repartición de los bienes y de los frutos del trabajo de la gente de manera equitativa. La izquierda en América Latina es la que posibilita que las repúblicas sean realmente repúblicas y no sean feudos. Ser república significa la dignidad de cada ciudadano frente a los demás, frente a la ley y frente a las riquezas de su país. Creo que la solución es que la izquierda acceda al poder y para eso tiene que aprender a gobernar, y eso implica entender el país que se vive, entender de economía, un montón de cosas.
Tengo una anécdota: una vez llegamos a Suecia, cuando estábamos exiliados en Europa, íbamos en un tren y había una niña sueca leyendo un libro de energía nuclear. Yo soy ingeniero eléctrico de formación pero entre el interés por la energía nuclear y el interés por la sueca, me atreví a preguntarle por qué lee sobre ese tema, acaso tiene que ver con esas empresas. Y me contestó: «No, lo que pasa es que estamos en una discusión en Suecia acerca del uso o no de la energía nuclear para la generación de energía eléctrica y quiero saber de que se trata». Y yo pensé, claro, en cuantas cosas nosotros tomamos posición y partimos con las banderas en alto y no sabemos en absoluto de que estamos hablando, de que estamos discutiendo, entonces siempre me acuerdo de eso…
Finalmente, ¿Y Colombia?
¿Podrías enviarnos un saludo de esperanza a los colombianos?
JC: Yo creo que hay que decirles a los colombianos que su país es una esperanza para este continente, así es la cosa. Pero nosotros, no se, no damos nunca ni mensajes ni consejos. Lo que si puedo decirles, y puede parecer retórico, es que los queremos mucho, pero en quererlos les estamos también entregando una responsabilidad muy grande, o sea, que estén a la altura de ese cariño.
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