Con la movilización de más de cinco mil unidades del Ejército,
Según datos proporcionados por el general Germán Castro, Director Nacional de
El programa es complementario a la fumigación, ya que la operación “Plan Verde”, que se extenderá por cuatro meses, no sólo aplica la erradicación manual en ese parque natural sino también la fumigación de 12.000 hectáreas sembradas con hoja de coca en los municipios de
La sola presencia de este personal genera efectos negativos en la zona, lo cual reconoce uno de sus miembros, que por obvias razones pidió no publicar su nombre: “El desplazamiento va a ser lento porque cada grupo de erradicadores manuales tiene funciones específicas. Imagine a casi 2.500 personas andando por la selva con ollas, papas, yucas… Lo otro sería llevar ración de campaña, pero se trata de una reserva ecológica y con los enlatados se estaría contaminando”, explicó el oficial (1).
Imposición y desinformación
Hay varios aspectos alrededor de esta decisión tomada sin llevar a cabo un proceso de concertación con las comunidades campesinas, asentadas en la zona desde hace más de 40 años, cuando huían de la etapa de la historia nacional conocida como “la violencia”.
En primera instancia, es bastante irónico y cínico de parte del primer mandatario denominar “Plan Verde” a este programa porque, según declaraciones de Luis Alfonso Hoyos, director de la antigua Red de Solidaridad, “lo primero –explicó– es que éste y otros parques de Colombia han sufrido y han visto afectadas su biodiversidad y el agua. Hay fuentes de agua que se han perdido y se han deteriorado. Una vez recuperado este parque, tiene que haber una revegetalización natural, que se da parcialmente, y una recuperación de la biodiversidad para bien de Colombia y del mundo. Varios de los ríos que están afectados en Colombia lo han sido por la deforestación causada por la coca. Esa es una primera tarea, que es recuperar la biodiversidad” (2).
Son paradójicas estas afirmaciones, de un alto consejero tan cercano al Presidente, en un gobierno que ha demostrado con sus acciones que la protección del entorno ambiental y natural lo tiene sin cuidado: la flexibilización de las normas y controles ambientales, el programa de fumigación con glifosato de áreas de reserva de los parques naturales, la presentación de proyectos tan onerosos para los recursos naturales del país como
Por otra parte, el Presidente, que fue respaldado por un amplio sector del pueblo colombiano que añora la paz, no hace otra cosa que agudizar el conflicto en zonas donde las comunidades campesinas se encuentran indefensas ante la arremetida de grupos insurgentes y paramilitares, lo que no mejorará con la llegada de la fuerza pública, toda vez que el costo social de este programa caerá sobre los habitantes de poblaciones como Vistahermosa y poblaciones aledañas.
Los efectos de esta operación son reconocidos por sectores de las fuerzas armadas: “Va a ser una operación con un costo muy alto en vidas humanas, porque es un área donde la guerrilla ha ejercido un fuerte control. Además de los cultivos, hay que destruir la infraestructura que hicieron los guerrilleros durante la zona de distensión (1998-2002)”, explicó un oficial de
Vale la pena referirse de nuevo a los costos económicos de los programas de erradicación, cuyos datos aporta otro anónimo oficial de
Por último, ¿de dónde proviene la mano de obra que ejecuta la erradicación manual? El viceministro de Defensa, Andrés Mauricio Peñate Giraldo, informó en la audiencia pública de rendición de cuentas de esa cartera, efectuada en
Sin embargo, también se pudiera pensar que es una forma velada de permitir la entrada sin cortapisas de los grupos paramilitares que han rondado la antigua zona de distensión, asegurando así su asentamiento permanente en un área de tradicional fortaleza de las farc. La presencia del Ejército y de estos sectores señala al programa como la continuación del Plan Patriota, que tan pobres resultados ha mostrado pero con graves efectos en las comunidades pobladoras de la región. Esta percepción fue reforzada por el presidente Uribe en el Consejo de Seguridad de Granada (Meta), cuando precisó ante los medios de comunicación la necesidad de “empezar a detener los milicianos” en el marco de la operación.
Los resultados de la implementación de este programa podrán evaluarse en poco tiempo, así como las estrategias de erradicación forzosa –química, manual o biológica- que no conlleven la participación de campesinos e indígenas, ni determine definitivas soluciones alternativas de producción y comercialización para estos sectores, teniendo como fondo el contexto del agudo conflicto armado colombiano, según el cual el proyecto gubernamental pudiera ser un ingrediente más en la explosiva política de Seguridad Democrática del gobierno, que tanto golpea a los sectores mayoritarios del país.
1 Salazar, Samuel N. “La erradicación manual forzosa: de experimento a realidad”. Prensa-Acción Social.
2 SNE. San José del Guaviare. 20 de enero del 2006.
3 Vélez Clara Isabel. No será fàcil acabar la coca en La Macarena
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